🐺CAPÍTULO 9🐺

1K 61 52
                                    

Lord Heisenberg era más imponente de cerca de lo que imaginaba. Desde pequeña oía historias del hombre que tenía delante, novelas de miedo que solían contarle a los niños del pueblo sobre un hombre medio lobo que tenía el poder de controlar a las feroces bestias que rodeaban el pueblo con las cuales era capaz de destruir pueblos enteros.

Aquel tipo no era bien visto por la gente de la aldea. Según había escuchado; era alguien solitario, serio y terriblemente impulsivo y rabioso. Como un hombre-lobo.

Se me quedó mirando de arriba a abajo, casi comiéndome con la mirada. No tenía idea de qué hacer.

-¡Tío Heisenberg!- Caleb bajó volando seguido de sus hermanos, parecía felíz.

-Hola chico.- rió el jerarca desviando su atención de mí. Pero no me soltó.

-Parece que él ganó.- rió Daniel, seguía cubierto de mocos. Abell bufó.

-Agh, ¡esto no habría pasado de no ser por tí!- le gritó a Daniel. -¡Habría ganado yo!

-¡Tu flipas rubia! ¡Ella escapó de tí más de una vez!- le contraatacó el pelinegro.

-¡Habló quien fue devorado al inicio del juego!-

-Oye, oye, oye. Parad ya mocosos.- el hombre me bajó pero no me dejó alejarme. -¿De qué estais hablando?

-Estábamos jugando.- respondió Caleb. -La perseguíamos, quien la tuviera al llegar los demás podría hacer lo que quisiera con ella.

-Vaya.- Heisenberg me miró y me atrajo hacia él de la cintura. -¿Así que he ganado?

Su calor me abrasaba. Estaba acostumbrada al gélido frío que desprendía Lord Dimitrescu y el gran contraste entre ambos hombres me dejaba perpleja; Dimitrescu era refinado, educado, todo un noble. Heisenberg aún tenía que descubrirlo, pero de primeras podía adivinar que era alguien bruto e impulsivo, como decían las historias.

-Tú no participas bola de pelo.- gruñó el rubio. Parecía molesto con él, como si le odiara.

-Calma rubita, que haya paz.- se rió el Lord.

-¿Cómo me has llamado sarnoso?- fue a plantarle cara pero Daniel le cogió por ambos brazos.

-Calma tío, vamos a cambiarnos. Como padre nos vea así nos va a matar.- habló haciendo referencia a su ropa manchada de fluidos de bebe amorfo.

Abell mantuvo contacto visual con el mayor por unos segundos, acto seguido soltó otro gruñido y ambos hermanos desaparecieron.

-¿Te encuentras bien Eva?- se acercó rápidamente Caleb. Asentí. -¿Te hiciste daño?

Negué, solo estaba sonrojada y tenía mucho calor. Me dirigí al Lord quien ya me había soltado.

-Muchas gracias por salvarme Lord Heisenberg.- hice una pequeña reverencia.

-Caleb, ¿quién es tu criada?- se volvió hacia él riendo. ¿Le había hecho gracia?

-Se llama Evangelyne, es... La criada personal de padre.- me miró con lástima.

Me sentí un poco incómoda cuando el Lord se acercó a mí y cogió entre sus dedos el collar que Dimitrescu me obligaba a usar. Se rió, aunque por su mueca parecía molesto.

-¿Con que su mascota eh? No me la esperaba de un tipo tan... Recto como ese cabrón.-

Me dirigió un vistazo, analizando mis expresiones para después alejarse. Fue a hablar pero se oyó un gran estruendo llamando nuestra atención.

Lord DimitrescuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora