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-¡Eh, Min! ¡No, no, no! -Se escuchaba la voz de Hyejoo desde donde yo estaba, mi habitación. Sostenía un libro entre mis manos mientras esperaba que acabaran de hacer sus cosas, ya que Hyejoo había prometido a mi hermano jugar a algo después de cenar.

-¡JAJAJA! ¡TE HE GANADO! -Sonreí ante la risa contagiosa que soltaba siempre Minhyo y bajé por las escaleras, fue entonces cuando encontré a Hyejoo sentada en el sofá del salón, con el mando de la tv y frente al ordenador.-¡Le he ganado, Chae, le he ganado a Hyejoo!

-Bueno, eso es solo porque soy una mierda jugando a eso... La próxima no ganas.

-¡Me debes diez wones! No se dicen palabrotas... -Hyejoo alzó las cejas mirando al pequeño y yo me reí de ella, había perdido dos veces esa noche.

-Bien, toma... -Sacó la cartera de su bolsillo y le ofreció el dinero con un puchero, Minhyo lo contó sonriendo, mientras se sentaba en el sofá a su lado-. No, no, no, ahora vas a lavarte los dientes y a dormir. Demasiado ajetreo por hoy y mañana tienes clases.

-¡No! ¡No quiero dormir! Quiero quedarme...

-Mira, enano, no me hagas repetírtelo otra vez. Dientes limpios y a dormir. -Hyejoo mostraba un semblante tan serio que casi no parecía ella, Minhyo me observó, buscando ayuda, pero yo negué con la cabeza y señalé el baño.

Cuando mi hermano pequeño se lavó los dientes, ambas lo pusimos a dormir y después fuimos a mi habitación. La sorprendí cuando fui hacia mi cama hecha y sacudí fuertemente las sábanas, de una forma que parecía que no había estado hecha antes.

-¿Qué haces?

-Me... me.... me da ansiedad si... me da ansiedad si las sábanas... ya sabes...

-¿Te aprietan?

-Me aprietan. - Ni siquiera sé porque hice el mismo ritual que hacía con Hana, el de repetir lo que quería decir si ella acababa la frase, pero no pareció incomodarle.- ¿Tú... quieres...? -Señalé la cama con timidez extrema, sintiendo como mis mejillas se teñían de rojo.

-Oh, claro. -Me mostró una sonrisa y se desató sus botas para meterse a la cama conmigo. Nos quedamos las dos mirando el techo en silencio total, ella no se acercó mucho por si me molestaba, lo noté por la distancia que dejó.

La miré y sus ojos estaban algo adormilados, era normal, seguro que el haberle despertado la noche anterior le había causado insomnio... Era estúpida, no tendría que haberla llamado. Su rostro se giró hacia el mío y con una valentía que no sé de dónde saqué pasé el brazo por su abdomen, y me abracé a su cálido cuerpo.

-Gracias. Por... por ayudarme siempre... Aunque n-no sé ni porqué lo haces.

-Porque todo el mundo necesita una mano que le saque del mar antes de que se ahogue. -Su mano estaba acariciando mi larguísima y estropeada melena, supe que me estaba mirando el pelo porque sus caricias a veces paraban. -¿Qué tal si...

-No... no... no me gusta que... que un desconocido toque... toque mi pelo... -Moví un poco la cabeza, pudiendo escuchar ahora su corazón en mi oreja izquierda. Iba rápido.

-Puedo hacerlo yo, entonces. -Levanté ligeramente mi cabeza para mirarla y vi que me miraba con brillo en sus ojos. Yo me encogí de hombros.

-Hazlo...

Asintió y ambas salimos de mi cama para ir hacia el baño, no quería pensar mucho en lo que íbamos a hacer, yo solo quería verme bonita, quería realmente un cambio. Intenté mantener la calma cuando vi cómo sacaba las tijeras del primer cajón. Con su teléfono empezó a buscar algo en Google y vi que leía concentrada, sonreí al leer en el buscador: "cómo cortar el pelo a otra persona".

No te rindas [hyewon]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora