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Hyejoo POV

Estaba más que nerviosa en el coche de camino a la casa de Yeojin donde iban a hacer aquella pequeña celebración que básicamente consistía en comer, ver películas y jugar a algunos juegos algo tontos, pero la sorpresa iba a ser que Chaewon no sabía exactamente el día que llegaría y espero que se emocione al verme por aquí de sorpresa.

Heejin iba a mi lado, conduciendo su vieja camioneta, aunque ahora tuviese más dinero que antes, me dijo que no iba a cambiar esta chatarra por nada del mundo, oye, y si se pone así, yo la respeto completamente.

Toqué en el bolsillo de mi chaqueta la pequeña cajita que había para asegurarme de no haber olvidado el regalo para Chaewon, una vez llegamos a la casa de Yeojin y vi los globitos de todos los colores pegados en el marco de la puerta, no pude evitar reírme, no supe si de nerviosismo o de mera gracia al ver esos globos propios de una fiesta de cumpleaños de una niña de cinco años.

Al estacionar la camioneta, bajamos de ella y fuimos hacia la puerta, yo me quedé estática ahí, suspirando mientras Heejin me miraba algo extrañada y yo me daba cuenta de ello porque la miraba de soslayo.

-¿Vas a llamar a la puerta ya o te ha dado la vena criminal y estás buscando los puntos débiles de esto para forzarla? -Dijo en un tono algo divertida y yo sonreí aun nerviosa.

-Deja de molestar, ya voy. -Alcé mi mano para tocar el timbre y el estómago me dio un vuelco. -Oye, ¿y si venimos más tarde? -Dije apresuradamente dando pasos hacia atrás.

-Mírate, cada día más cobarde. -Dijo Heejin mirando al frente, esperando a que alguien abriese la puerta.

-¡Oye, yo no soy cobard-...! -Paré de hablar porque la puerta se abrió y la sombra de Chaewon pasó rápidamente entre Heejin y yo, iba con la cabeza agachada y comenzó a correr calle abajo.

-¡Chaewon, espera! -Dijo Yeojin parándose en la puerta, nos miró, yo la miré y entonces pude ver a alguien más tras ella, era Hyunjin. Tenía que ir tras Chaewon.

Sin decir absolutamente nada más, corrí por el camino que ella había tomado, la veía al final de la calle pero no bajaba el ritmo de sus pasos. Esta persecución me recordaba al primer día que nos vimos, con la diferencia que aquel día yo iba conduciendo el automóvil del hermano de Yves y ahora iba corriendo y el haber fumado durante unos años me pasó factura, pues el aire me faltaba poco a poco.

Al final llegué a un parque y moví a cabeza en busca de algún lugar donde ella pudiese estar, caminé durante un par de minutos, estaba atardeciendo y las farolas comenzaron a encenderse. Llegué a la orilla de un estanque de patos, y allí, a lo lejos, estaba ella sentada en un banco. Me acerqué poco a poco a su posición, se encontraba cabizbaja, con unas alas rositas de hada algo dobladas y, sorpresivamente, no estaba llorando, solo tenía la mirada fija en el suelo. Me senté a su lado y miré al frente, donde se veía la puesta de sol con el estanque y algunos patos por ahí.

-Al menos esta vez no terminaste con las rodillas heridas por haberte tropezado. -Dije en un susurro, ella levantó la cabeza con rapidez al reconocer mi voz. Su cara de asombro fue un poema, pero no me dio tiempo a más nada que a reír porque se abrazó a mí con tanta fuerza que parecía que quería dejarme sin respiración.

-Hyejoo... -Murmuró con un susurro roto mientras escondía el rostro en mi cuello, yo acariciaba lentamente su espalda.

-No te lo esperabas, ¿eh? -Me separé poco a poco de ella, descubriéndola con una sonrisa y los ojos algo llorosos. -Esas alas te quedan realmente bien, angelito.

No te rindas [hyewon]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora