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- ¿No te gusta la idea? -supuse que preguntó eso al ver mi ceño fruncido al ver su mochila abierta con cosas que trajo para probar en mí. Yo rápidamente sacudí mi cabeza asintiendo, caminé hacia donde estaba la pequeña pizarra blanca, para después escribir algo en negro y enseñárselo.

"Me gusta, pero no me hace gracia que te metas en mi vida y mucho menos en la de mi hermano."

La miré con el gesto serio y ella torció sus labios encogiéndose de hombros, parecía que iba a decir algo, pero los pequeños pasos de Minhyo se escucharon corretear por el pasillo y yo rápidamente borré las letras de la pizarra.

- ¡Se va a enfriar la cena... ¡Vamos, quiero ver una película después de cenar y no va a dar tiempo!

Después de esa breve y adorable incursión, se fue de nuevo corriendo pasillo abajo. Cuando los tres empezamos a comer, observé como, para mi sorpresa, a Hyejoo se le daban extraordinariamente bien los niños.
La juzgué como una chica fría y sin mucha educación, así que supuse que sería igual con cualquier niño pequeño, pero todo lo contrario, hizo reír a Minhyo hasta que le salió jugo por la nariz.
Yo, al contrario, preferí no participar en sus risas. Seguía sin hacerme gracia la idea de que Hyejoo pudiera acercarse a mi hermano o pasearse por mi casa. ¡Era una jodida delincuente! Podría robar nuestras joyas al igual que lo hizo con aquel colgante.

- ¿Has terminado ya? -escuché que dijo la voz de Hyejoo, dirigiéndose hacia mi, así que levanté la mirada de mi plato y asentí lentamente-. Voy a lavar esto... Ve con tu hermano a ver esa película y luego iré yo-. Habló mientras se quitaba la chaqueta negra, quedando únicamente en una camiseta de tirantes.

Al parecer la miré mucho, porque empezó a sonreír de nuevo con aquella actitud jocosa y yo me sonrojé. Antes de que pudiera decir nada, fui hacia la habitación de Min, quien ya estaba vestido en su pijama de Star Wars.

- ¿Cuál quieres ver, Chae? -tenía todas las películas Disney en CD esparcidas por el suelo. Me senté a su lado y empecé a revisar todas las carátulas, aunque en mi mente ya estaba el título de mi película favorita.

- ¿Qué tal si vemos Wall-E? -dijo su voz ronca a mis espaldas, estaba detrás de mí, contemplando las películas como yo. Negué y con mi dedo presioné la carátula de Shrek.

- ¡Lo sabía! ¡Sí! ¡Shrek! -gritó Minhyo alzando sus bracitos, yo solté una suave risa que rápidamente corté al notar la mirada penetrante y fija de Hyejoo sobre mi.

Me limité a empezar a recoger todas las carátulas, terminando por colocar la de Shrek en el reproductor. Al voltearme vi cómo Min se había sentado a un costado del sofá y Hyejoo en el medio, por lo que me tocaría estar bastante apretada a su lado. Una sonrisa decoraba su rostro, pero yo sonreí con más desparpajo y me dirigí al sillón individual que había al lado de la tele.

Hyejoo soltó un pequeño gruñido un tanto divertido. Minhyo solo tardó una media hora en quedarse dormido en el hombro de la pelinegra, mientras que yo estaba plenamente concentrada en la pantalla.

- Pss, Chaewon.. -escuché su voz llamarme en un susurro y fruncí el ceño, no iba a mirarla, ahora era cuando Shrek conocía al Dragon y..-. Pss. Eh Chae, mírame... -los susurros de Hyejoo consiguieron finalmente distraerme, así que acabé mirándola, con un suspiro-. ¿Podemos llevarlo a la cama y seguir con nuestro proceso de convertirte en una no-rarita?

Asentí rápidamente, me levanté del sillón individual y, con un poco de experiencia, cargué a Min en mis brazos. Ya pesaba un poco y necesitaba ayuda para meterlo en la cama. La pelinegra subió las escaleras detrás de mí, con las manos metidas en los bolsillos de su pantalón negro rasgado por las rodillas hasta que llegamos a una puerta con stickers de mariposas en ella. Hyejoo miró al principio confusa, pero luego solo la abrió y me ayudó a arropar a mi hermano pequeño.

No te rindas [hyewon]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora