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¡¿Cuándo iba a marcar el reloj las cinco de la tarde?! Estaba más que desesperada porque aquello pasase, hasta ahora no recordaba nunca haber sentido algo parecido por ninguna persona; me consideraba bastante reacia a estar rodeada de personas, pero por alguna razón con Hyejoo era distinto.
No solo no me hacía sentir como un bicho raro, me hacía sentir... ¿Especial? Puede que fuera por la forma en la que me miraba, o como sonreía siempre con tanta ternura cuando me veía.

Sin poder aguantar mucho más, cuando faltaban cinco minutos para las cinco, bajé las escaleras y salí de la puerta con rapidez... No, espera... ¿Era muy tonto hacer eso? ¿Debería ser impuntual como todo el mundo? Llegar pronto solo era de perdedores, ¿no?
Me relajé al instante al ver la chaqueta de Hyejoo al otro lado de la calle, pero ese alivio solo duró unos segundos, hasta que vi que no estaba sola.

Había un chico, llevaba tatuajes y un gran piercing en la nariz, claro que este sería más fácil de ver si no fuera porque la boca de Hyejoo estaba en la suya. Se besaban con tanta pasión que algo se apretó en mi estómago y por un instante pensé que vomitaría allí mismo. Al parecer los mire demasiado, porque el chico irrumpió el beso y miro directamente hacia mi.

- ¿Qué haces, niña? Si te gusta mirar ponte a ver porno, pero no nos molestes. -lo miré atónita, su voz era ronca y casi repulsiva. Luego miré a Hyejoo, que me miraba con una mezcla de sorpresa y pena.

- Ya te dije que tenía que irme, Arthur. Yo... me voy, ¿vale? -agarró la cara del chico para que no siguiera mirándome, pero ya era tarde, porque cuando estaban despidiéndose, mis pies caminaron solos, volví a dar los pasos que di hace un momento de vuelta a mi casa-. Eh, eh, Chae, mírame...

Mis manos temblaban por tenerla al lado, tanto que las llaves de casa se me cayeron al suelo. Me agaché para recogerlas y entonces noté las manos de Hyejoo agarrando las mías, logrando así que la mirara.

- Es... es un chico que estoy conociendo, solo que es un poco imbécil, pero es lo que hay por el momento. ¿Me perdonas por no haberte defendido? He querido pasear contigo desde que te lo propuse... Por favor. -dijo en un tono amable.

Mi estómago volvió a dar un vuelco, porque en el fondo yo sabía que no me había enfadado porque ella no me hubiese defendido.
Sacudí la cabeza y asentí suspirando, volví a guardar las llaves en el bolsillo. Quizás tenía razón y no todo el mundo me fuera a hacer daño, quizás Hyejoo no iba a dañarme.

Íbamos en completo silencio, yo miraba hacia el suelo, ella miraba al frente y de vez en cuando a mi. Por fin, decidió romper el silencio.

- ¿Tienes alguna propuesta sobre dónde ir? Quizás... He pensado que podríamos ir a... ¿Chaewon? -Estaba perdida en mis pensamientos, pero al escuchar mi nombre de sus labios reaccioné mirándola y ella soltó una pequeña risa- ¿Has intentado maquillarte los ojos? -asentí, mirando de nuevo al suelo, seguro que estaba mal y por eso se había reído. Su mano me alzó de nuevo el rostro por la barbilla y volví a mirarla-. Joder, te queda... o sea, has mejorado mucho.

Sonreí a medias encogiéndome de hombros y seguimos caminando, pero su mirada seguía clavada en mi, seguramente ella pensase que no me estaba dando cuenta, pero veía perfectamente como suspiraba mientras me miraba. Me hice la despistada, hasta que escuché un fuerte golpe.

- Mierda, auch... -miré atrás, encontrándome a Hyejoo con la mano en su nariz, de inmediato supe lo que pasaba porque ella estaba intentando patear la farola de la calle. ¿Se había golpeado por mirarme? Una carcajada involuntaria salió de mis labios.

Me acerqué a ella para quitar las manos de su nariz e inspeccionar que efectivamente no tenía sangre, pero su tabique estaba rojo y seguramente le aparecería un moretón justo ahí.

No te rindas [hyewon]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora