No te rindas [hyewon]

Epílogo

Hyejoo POV

Este lugar siempre me provoca escalofríos, sea la época del año que sea, nunca deja de darme mala espina entrar al cementerio, pero así lo hice. Dando pasos algo inseguros por allí, fui observando las lápidas nuevas, las más antiguas, me fijaba en los nombres también, es algo curioso cómo nos llaman desde el momento que nacemos sin que seamos siquiera conscientes, ¿no es así?

Por fin, llegué a la lápida blanca de mi amiga, mi hermana y ahora también mi ángel, Jeon Heejin, me salió una sonrisa casi involuntaria, aunque fuese triste, pero hay veces que no se pueden controlar los sentimientos. Miré las rosas rojas de mi mano y con cuidado, puse el ramo de estas sobre la lápida, después, me senté en esta como solía hacer cuando me atreví a venir a este sitio, tipo indio y frente a su nombre. Antes de hablar, carraspeé un poco la voz.

-Hola Heejin. -El solo hecho de decir su nombre en voz alta, me hizo bajar un poco la cabeza, jugando nerviosa con los cordones de mis botas, sí, esas que no me quitaba en ningún momento hasta que no fuese a dormir, pero esta vez, eran nuevas. -Sé que he tardado en venir esta vez, ya sabes que desde que me mudé a Osaka por trabajo... ya casi no vengo a Seúl, este sitio me parece demasiado deprimente para volver, pero bueno, me dieron días libres para venir al cumpleaños de Nara y... aquí estoy.

Tragué saliva volviendo a mirar su nombre, le sonreí como si estuviese ella en mi punto de mira y luego, volví a hablar.

-Tienes todo el derecho a insultarme, pero al menos, el encargo que les hice a mamá y papá de que te limpiaran siempre que yo no estuvieran lo han cumplido.

Reí nerviosa, llevando las yemas de mis dedos a las letras de su nombre, tan solo delineándolo con estos. Aunque hubiesen pasado tantos años de su muerte, aún seguía sin acostumbrarme a no tenerla, era como una hermana para mí, pero... a veces la vida te arrebata cosas para darte otras, aunque en mi caso quizá perdí más de lo que gané.

Sí, superé el trauma que me quedó después del incidente. Sí, salí de una depresión grandísima con vida. Sí, superé el miedo que me daba irme a otra ciudad, sola, sin nadie más a mis espaldas y sin trabajo. Pero, perdí a una hermana.

-Te llevo siempre conmigo, ¿sabes? A cada sitio nuevo que voy, a cada lugar por el que paso mil veces al día, siempre estás ahí, Heejin. -Puse la mano en mi corazón y unas rebeldes lágrimas salieron, recorriendo mis mejillas hasta mi mandíbula. - Hoy vuelvo a Osaka, a casa, y no podía irme sin pasar a dejarte algunas flores.

Un sollozo hizo que mi pecho se elevara estrepitosamente y hasta que limpié las lágrimas de mis húmedas mejillas, di un beso en mis dedos y después con estos acaricié su nombre, me levanté, pisando de nuevo la hierba del cementerio.

-Nos vemos en unos meses, te lo prometo.

Caminé ahora sin las flores por el cementerio, ahora no iba mirando ninguna lápida, solo tenía el objetivo de salir de allí, y justo cuando crucé la gran reja que cercaba el cementerio, mi teléfono móvil comenzó a sonar, lo saqué de mi bolsillo y al ver en la pantalla "amor" sonreí ampliamente, terminando por descolgar.

-¡Hola! ¿Qué haces? -Respondí mientras caminaba por el estacionamiento con las llaves del automóvil alquilado en mi mano.

-Pues quería saber cómo ibas de los nervios, ¿está la asombrosa Hyejoo lista para volar por segunda vez sin mí de acompañante, sin a quien hacerme añicos todas las falanges de los dedos? -Reí ante su comentario y me relamí los labios para volver a contestarle.

-No seas exagerada, tampoco tengo tanto miedo a las alturas... Bueno. Un poco, pero solo un poco.

-Ah, si , seguro... ¿Ya te despediste de tus padres y tu hermana? -Jugué con las llaves del coche en mis manos apoyándome en el capó de este.