Interludio

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Los días pasaron de forma extraña, pero desde su pequeña "broma" improvisada (una versión de una poción/tinte) Draco y él habían llegado a un entendimiento; o más bien al "llevarse mal" original. Un lunes el rubio apareció en el gran comedor guardando que el sombrero en su cabeza tapara su pelo, echaba humo por las orejas, y no tardó en dejarse caer al lado de John, cosa que no pasaba hacía tiempo.
—Te juro que te mataré. Mi padr...
—Sí, sí... Pero lo que te conviene si lo que quieres es que nadie vea tu anaranjado inconveniente, es más bien que te dé yo la solución. —Se lo estaba pasando en grande —. ¿O a caso quieres explicar a los profesores tu "percance"? La cara del profesor Snape será auténtica.
—Sé que has sido tú, y...
—Y que yo sepa no tienes pruebas. Además, no estarías tan hablador si te fueses a chivar, cabía esa posibilidad, pero no creo que, en caso de que te creyesen, me llevara más que un castigo. ¿Dejarás que sepan que un casi nacido muggle te ha derrotado? ¡Oh, gran Malfoy!
—¿Qué narices quieres exactamente con esto?
—Demostrarte que no eres un ente divino, creo que lo captaste... Pero en el fondo sólo quiero que dejes de molestarme con tanto ímpetu, ¿no podemos volver a los orígenes? Aunque sean la pocilga...
—Si tu procedencia ya me molesta, detesto más a los leones que van contigo.
—Sí, lo sé, pero no es como si tú tuvieses que hablar con ellos.
En ese momento Theodore apareció en escena riendo.
—No sé a qué viene tanto drama, te sienta bien el color, casi pareces un Weasley.
—Vuelve a abrir la boca y...
—Te recuerdo que mi familia es tan rica como la tuya.
Draco se levantó para irse sin a penas tocar el plato.
—Es un idiota —volvió a hablar John una vez estuvo fuera de la vista.
—¿Esperabas que un Malfoy cediera?
—No, pero sea como sea, no se dirá que no intenté ser su amigo.
—Tienes una forma muy extraña de expresarlo.
—Sí, pero no abro los baúles de los demás...
Por lo que supieron, Draco quería esperar a que se pasara el efecto, pero la solución llegó antes de mano de los profesores. No pudo evitar que, por culpa de una racha de viento marca Weasley, bastante gente fuera consciente de la broma, entre ellos la profesora McGonagall. Los gemelos, que quisieron saber quién había cometido la "genial obra" de "weasleyzar" a un Malfoy, de alguna manera acabaron por descubrirle (seguramente por culpa de Neville) y, aparte de saludarle efusivamente, comenzaron a llamarle "serpiente vengativa" por los pasillos, prometiendo su ayuda en próximas empresas. No le cayeron mal, tuvo que darle ese punto a Hagrid, pero con un encuentro tuvo suficiente para determinar que no quería tener mucho que ver con esos dos gryffindors, básicamente para no acabar comiéndose él una broma. A partir de ese suceso, puede que, aunque jamás lo reconociese, por algo de miedo, Draco parecía más centrado en Harry (que no había sido expulsado de alguna manera) que en sus cosas, así que dio por funcional la jugada.
Si hubo algo más relevante, sin duda fue la conversación con Hermione, en parte porque hubiese decidido juntarse con Ron Weasley, aunque fuese para detenerlo, y, por otro lado, por el descubrimiento en sí. La chica llevaba unos días de perros, estaba realmente malhumorada, y como compartían mesa esa tarde en la biblioteca, no pudo evitar preguntar en voz baja cuando por enésima vez la vio fruncir el ceño tras el libro que, claramente, no estaba leyendo.
—Me pones nervioso. ¿Qué narices pasa ahora?
La chica levantó la vista y parecía que iba a quejarse, pero suspiro volviendo a fruncir el ceño.
—O me lo cuentas o te maldigo, tú eliges —amenazó cansado —. Llevas ya mucho así.
—Es culpa de Harry y Ron, ahora tengo miedo de que alguien se entere y los expulse... Tenían, como no, que aceptar seguir las tonterías de Malfoy.
—Para el carro... ¿Quién? ¿Qué?
De nuevo Hermione suspiro, pero esta vez parecía ordenar la información.
—Todo empezó cuando Malfoy reto a Harry a un duelo a medianoche, yo intenté impedirles ir, obviamente, Neville también estaba... Luego acabamos siguiendo a Ron y a Harry hasta la sala de trofeos, donde se iba a dar el encuentro. Malfoy, como era de esperar, quería que los pillaran fuera de noche, no se presentó. Tuvimos que huir para que no nos atraparan y acabamos en el corredor del tercer piso sin darnos cuenta y... Había un perro gigante de tres cabezas en la habitación donde entramos...
—¿Cómo cancerbero? —no pudo evitar preguntar incrédulo, algo aturdido por la aventura narrada. ¿Cómo habían podido generar el caos tan rápido? ¿A quién se le ocurría caer en una treta tan obvia?
—Igual, sólo que supongo que imponía más siendo real —añadió Hermione temblando ligeramente —. ¿Te puedes creer que planean volver o investigar? Si alguien se entera...
—¿No será mejor que les eches entonces un ojo? —señaló empezando a entrever que la chica quería relacionarse con esos dos, y no estaba tan indignada con la situación —. Alguien debería hacerlo, al menos así estarán advertidos del peligro.
A pesar de sus palabras, dudaba que su amiga lograra algo más que molestar, pero guardaba la esperanza de que viese que podía ser insufrible con su espíritu de "seguir las normas". A lo mejor, hasta lograban flexibilizar su concepto de legalidad (aunque no apostaba por ello).
Los viernes habían pasado a ser malos días por la clase de pociones. Sentarse al lado de Draco era horrible (aunque al menos ahora le medio hablaba), se dedicaba a ordenar que hiciera las cosas, y él debía morderse la lengua para no llamar la atención; casi agradecía cuando era solamente teoría y podía olvidarse de la gente, centrándose en apuntar las palabras del profesor en el pergamino... Aún con todo, había conseguido algo parecido a vida social en el nuevo mundo. Neville había comenzado a aparecer en muchos descansos, su intervención en la clase de vuelo parecía haber conseguido que el moreno intentara acabar de confraternizar con él, e incluso logró enseñarle el hechizo zahorí "qui quærit, invenit", logrando que las fugas de Trevor fueran, al menos, más cortas. Coincidía con Hermione en la biblioteca exclusivamente, a veces (y John supo que sólo ocurría cuando aparecía él), Parvati y su hermana se unían; la versión ravenclaw (que resultó llamarse Padma) le cayó bastante en gracia, era la única capaz de crear un silencio cómodo mientras todos caían en su propia lectura. En Slytherin, a pesar de que su cambio de actitud era desconcertante, Theodore parecía un buen aliado, sentándose en la mayoría de clases a su lado nadie le cuestionaba, salvando Draco o Zabini, convirtiéndose éste último en una persona non grata completamente.
Si no hubiese sido por el parloteo de los demás las primeras horas, no hubiese sabido que ese día era el banquete de Halloween. En la clase de encantamientos de la tarde todos estaban más pendientes del reloj que de otra cosa. Aprendieron a levitar una pluma (después de mucha teoría, se agradecía). Él y Theodore estaban sentados juntos, concentrados en la tarea, pero a John le llamó la atención, al ver que no lo lograba y alzar la cabeza, una hufflepuff que parecía cabreada con la pluma a su lado. Toda la sala susurrando "leviosa" desentonadamente era un dolor de cabeza.
—Ufff... —El suspiro se escapó sin más de sus labios —. Algo se me debe estar escapando... Como siempre — añadió observando a la chica que a cada intento parecía más nerviosa y fruncía más el ceño
Draco consiguió levantar la pluma bastante alto y sonrió con prepotencia dos asientos más lejos, él volvió a la suya como si fuese un enemigo mortal a abatir. Estaba a punto de reanudar sus intentos cuando un chispotorreo llamó su atención; a su lado la hufflepuff había logrado un resultado, para ser precisos, uno indeseado, la pluma había ardido al elevarse, para luego descender y prender fuego a sus apuntes. No tardó en apagarlos, pero los daños eran significativos y una maldición se escapó de sus labios mientras la muchacha seguía pálida de preocupación. El profesor Flickwik estaba lejos corrigiendo a alguien y no se dio cuenta, pero Draco no tenía nada mejor que hacer que encontrar a otro al que fastidiar el día.
—Mirad, ¿cómo has conseguido prenderle fuego? Huffelpuff y nacida de muggles, ¿por qué no me extraña?
—Es más impresionante que lo de Vincent y Gregory, no han conseguido ni moverla —respondió John sin pensar, consiguiendo que Theodore le diese un codazo.
—No eres el más adecuado para hablar, West —se burló Draco.
—Él sí la ha levantado —saltó la chica.
John la fulminó con la mirada, no era verdad y, ¿qué narices hacía, no tenía bastante con prenderle fuego a sus cosas? La próxima vez juraba cerrar la boca.
—¿Sí? Pues demuéstralo, West —retó sonriente el rubio, que parecía seguro de su fracaso.
Se quedó paralizado, aunque lo sorteara esta vez, evitaría meterse sin lugar a dudas en asuntos ajenos en el futuro; lo había hecho por fastidiar, la morena le daba lo mismo, pero no había calculado que ésta fuera idiota del todo. Theodore riéndose no ayudaba.
—De acuerdo —miró la pluma y rezó por que funcionara —. Wingardium leviosa... —pronunció respirando para calmarse y concentrarse.
La pluma tembló ligeramente, pero no se rindió, acabó elevándose cosa de un palmo.
—¡Mirad! Resulta que hasta tiene ma...
Draco cortó la frase. La pluma, muy probablemente por su creciente molestia, respondió tarde y desmedidamente; se alzó hacia el alto techo impactando como una bala y, obviamente, hizo que Flickwik diera un respingo y se girase para ver que había ocurrido. Cuando el pequeño hombre llegó a su pupitre sólo alcanzó a mustiar una disculpa.
—Lo siento, creo que estaba algo...
—¿Enfadado? —comentó el profesor centrado en el cráter que había dejado —. ¿Puedo ver su varita?
John se la mostró y vio como asentía.
—Ha potenciado el hechizo sin querer. Normalmente, cuando la magia se descontrola busca escaparse de forma emocional, cuando uno está enfadado o molesto son habituales reacciones como explosiones o fuego, que son los hechizos más elementales... Pero, llevaba años sin ver transformar un hechizo simple en uno ofensivo con tanta naturalidad. Usque in caelum es un encantamiento de duelo avanzado, no muy agradable, y prohibido desde hace años en competiciones por su alta mortalidad en un impacto directo; aunque no lo parezca, guarda estrecha relación con la rama de magia de levitación... —El hombre le miró con seriedad tras la explicación —. Esta habilidad es envidiable en situaciones de vida o muerte, señor West, pero le recomiendo no dirigir su varita hacia nadie si no está completamente sosegado.
John tardó en procesar la información, todos los demás le miraban con expresiones desde la sorpresa hasta el pavor. Por suerte el aire se relajó cuando, agitando la mano para restarle importancia, Flickwik ordenó que siguieran con la práctica.

Tira por cordura: la piedra filosofalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora