Cap. IV - Centro de tortura

48 4 15
                                    

— Si van al jardín central pueden encontrar caminos que dirigen a pequeños edificios, habitaciones y espacios... pero hay un pasillo escondido al costado del galpón donde guardan los autos. Si van por allá, encontrarán un gran edificio alejado de todo, de la calle y del resto de las construcciones. Allí están las personas, las víctimas de sus torturas y juegos mentales. Yo fui una de esas personas que tenían con hambre y enfermedades bajo un techo húmedo y de poca gracia...

— ¿Y porqué te secuestraron? — le preguntó Bow sin anestesia.

 El acusado tragó saliva.

— Quieren y buscan poder a cualquier costa. Sabían que yo tenía una buena reputación, contactos, dinero... Lo importante es la razón por la que decidí escapar, porque no era un tipo de tortura común. 

 Se sintió un aire dramático y todos se miraron a los ojos con curiosidad.

— Seguí —  pidió Scorpia.

—  Le ponen un chip a todas las personas que capturan y así saben todo sobre ellas. Lo que ven, lo que sienten, lo que saben... pero nadie se da cuenta de quién está chippeado y quién no. Eso es lo escuché desde mi celda, pero escapé cuando nos sacaron a llenar unos formularios para saber más sobre si valemos la pena o no. —  el hombre tapó su cara con las manos y comenzó a llorar —  Me arruinaron la vida. A veces nos torturaban con máquinas para tenerles miedo y no resistirnos a que nos incrustaron ese maldito aparato en la nuca. Vi a mis compañeros gritar y sufrir... el verdugo nos decía que Horde Prime nos iba a librar de todo dolor físico y mental, que eso era solo momentáneo. 

—  ¿Horde Prime? — Preguntó Perfuma para anotar su nombre.

—  Si... es su jefe, un hombre poderoso.

—  ¿Lo conociste? — consultó Adora.

—  Si... su mirada da escalofríos. Se nota la manipulación en lo más profundo de sus ojos y se nota que no tiene miedo de hacer sufrir a la gente. 

 Catra chasqueó con la lengua y se fue de la habitación. Se estaba sintiendo incómoda y desolada, por lo que se fue discretamente, aunque Adora notó su ausencia. No fue a buscarla, pensó que lo mejor era que tomara aire sola. 

— Peekablue, nos gustaría que vinieras a la organización con nosotros. Vamos a darte un departamento y lo que necesites siempre y cuando nos sigas dando información cuando la necesitamos — dijo la rubia intentando distraer la preocupación por su compañera.

— No, no, no. Por favor, haría de todo menos volver a esa ciudad. No quiero que me encuentren y regresar a todo lo que me hicieron —  dijo con desesperación.

 Luego de unos eternos minutos de conversación, lograron convencerlo de irse con ellos. Subieron todos al bus para irse y llegar de día a sus oficinas para poder instalar al invitado.

 Ya cada uno en su asiento, Adora apoyó su mano en el muslo de Catra en forma de caricia y con una voz dulce y mirada comprensiva le preguntó si estaba bien porque la había notada alterado por el testimonio de Peekablue.

— Si, no pasa nada — contestó con un poco de malhumor, pero al ver la sonrisa con la que la miraba Adora, relajó su cuerpo y sintió paz.

—  Si en algún momento necesitas algo, sabes que estoy para lo que quieras.

—  Gracias, Adora. — respondió con un tono honesto.

 Si fuera por ella, la besaría en ese preciso instante, pero por varias razones no lo iba a hacer. Simplemente miró sus labios y sonrió, a ver si captaba la indirecta.

(you seek to) Protect her - [ catradora ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora