Capitulo 20 Apuros...

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"...Te amo mas de que imaginas...pero hay cosas que temo decirte que puedan alejarte de mi..."

-mmm-musito la joven de cabello dorado pegada al brazo de su marido –Diam...

-¿si?-le contesto ayudándola a subir al carruaje

-¿de verdad tenemos que ir a casa? ¿no lo hiciste para dejarlos a solas?-pregunto con cierta curiosidad e inocencia, provocando una leve mueva en el peli plateado, haciendo que ella se preocupara, de seguro no era nada bueno

-bueno en realidad, tenemos que volver, algunos viejos de las naciones que gobierno quieren una reunión con nosotros-confeso

-oh vaya...-suspiro-que tonta-se dijo así misma en voz alta-quería un tiempo a solas contigo, a veces olvido, que soy la esposa del futuro emperador del imperio- comento, Diamante por su parte frunció el ceño besando su frente con intensidad-Diam...-se ruborizo

-jamás te digas tonta, es una bella idea que tengamos tiempo a solas-se acerco a su oído-sabes que me encanta estar contigo de todas las formas posibles...-el rostro de la doncella era un incendio- antes de ser el futuro emperador, soy tu esposo, tu amante...

-mi señor ¿hacia donde vamos?-le pregunto el jinete, mientras ellos se separaban de manera dolorosa, él miro el rostro de su esposa quien bajaba la mirada desviándola ante la posible respuesta que daría

-vamos a la cascada-determino recibiendo la total y absoluta atención de su esposa

-¿eh?

-vamos cariño-le sonrió- podemos retrasarnos, deseo que me consientas –apoyo su cabeza en su hombro para besarlo, avanzando hacia su cuello, provocando oleadas de placer que aparecían débiles pero determinantes para la joven

-claro...esposo mío...

Mientras tanto, Rei mantenía una cierta distancia con el caballero azabache quien la observaba seriamente y atento a cada movimiento de las personas, la cual le era imposible para ella relajarse, lanzando un suspiro con cierta decepción

-la señora ha hecho un esfuerzo para que este con él y yo simplemente lo desperdicio-se dijo así misma, incluso se encontraba algo molesta, cruzándose de brazos frente a una tienda

-¿quiere entrar?-le pregunto él al verla parada frente a la tienda sin hacer nada, haciéndola despertar de sus comentarios mentales sobre la situación

-¿eh? Si, vamos...-contesto sin si quiera mirar hacia donde caminaba

-¿enserio?-pregunto incrédulo, mientras la azabache entraba a la tienda

-si, por supuesto, me encantan estas cosas-respondio al entrar

-a la doncella ¿le gustan las armas de guerra?-pregunto arqueando una de sus cejas, dejándola paralizada mirando la tienda donde habían hombres de rostros rudos, con armas de todo tipo, métodos de torturas y asesinatos

-¿Qué?!-no sabia que era mejor, desmayarse o morir o simplemente desaparecer por la vergüenza-eh...si...-dijo rascándose la nuca- ¿Por qué no? –sonrió sintiéndose ridícula

-eres muy graciosa –comento él ingresando a la tienda-aunque no me sorprende del todo, a la señora le gusta entrenar, de hecho quería hacerlo con la espada

-¿de verdad?-pregunto ella con ojos bien abiertos- bueno la señora quiere demostrarle al señor que no es una mujer débil, y quiere divertirse un poco, nunca la señora quedándose en un solo lugar, siempre quiere aprender algo nuevo aunque no sea buena en ello, me dice...que es para saber como conocer a las personas mediante a hacerlo ella misma, lo que les causa dificultad, o el gozo

-¿la admira mucho?

-si,-contesto sin pensar la joven- en un principio crei que solo era una niña mimada, pero...solo quiere buscar la felicidad a las demás personas, es una buena princesa, no cabe duda que será muy buena emperatriz, la apoyaría en lo que fuera

-ya veo-musito bajando la mirada con una leve sonrisa en su rostro-pero que opina de los caballeros de la princesa

-¿yo?-se señalo asi misma-bueno con usted, no tendría la necesidad de aprender el arte de la guerra se que me defenderá por siempre –respondió sin filtro alguno

-¿confías en mi Rei?-se detuvo y ella también abriendo los ojos enormemente al sentir la mirada penetrante de él, aun cuando ella le daba la espalda, ella volteo muda asintiendo con la cabeza -¿Por qué?

-porque...

-Sir Darien, lo solicitan en la mansión del conde-le llamo un segundo caballero-se trata de la señora

-¿Qué?

Luego de su escapada a las cascadas, regresaron con miradas cómplices que no podían disimular, los secretos detrás de aquellas aguas eran guardadas como un preciado tesoro para ellos, regresando al palacio donde los esperaban con rostros serios, inclinándose ante su presencia

-no les temas cariño-menciono él al sentir las manos le presionaban con tensión-son solo viejos decrépitos-ella asintió con una pequeña sonrisa, ante su comentario, tomando asiento en los puestos principales

-hablar-indicio el peli plateado, dando inicio a la sesión

-conde Black, señora..., le hemos convocado a este consejo para saber sus actuales noticias que tiene que ver con el futuro de la nación

-¿futuro?-pregunto ella confusa

-maldición-gruño entre dientes el peli plateado, mostrando clara molestia

-conde Black, usted sabe a la perfección lo que sucederá, si no hay cambios en el futuro con respecto a su vida marital

-¿a que se refiere?-pregunto confusa Serena-¿quiere que tenga un harem? Porque por lo que he leído de las leyes de la nación esta estrictamente prohibido las infidelidades

-no es nada de eso, mi señora, es algo mucho mas simple

-¿Qué?

-un heredero –la mandíbula de la joven se dejo arrastrar por la gravedad , mirando a su esposo quien estaba a punto de descontrolarse

-¿Qué están insinuando?-les pregunto con voz grave-¿Qué mi esposa es incapaz de tener un heredero?-determino, haciendo que todo se inundara de silencio en el ambiente mirándose los consejeros entre si-en realidad soy yo el que no quiere herederos –aquello enmudeció a la joven ¿acaso su esposo no quería hijos con ella?-entristeciéndola en instantes-¿para que querría un hijo? –olvidándose de todos los protocolos ella se puso de pie para marcharse -¿Qué? Serena!-se puso de pie para buscarla, pero ella no estaba –Serena ¿Dónde estas?-salio fuera del palacio?-no podía creer que había corrido tan rápido-SERENA!!!

-¿Por qué no quieres Diamante?...-pensó la joven completamente dolida por los comentarios de su esposo en el consejo-y yo...-seguía corriendo escondiéndose de todos los soldados que se volvieron locos buscándola-y yo...-caían lagrimas al suelo, posando su mano sobre su barriga- hoy te daría la gran sorpresa...


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Holaaa lamento lo cortito, gracias por leer y comentar, mil abrazos!!!

La esposa de un tirano  (Serena y Diamante)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora