Capitulo 18 Pequeñas aventuras...

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"...Formemos nuevos recuerdos...la felicidad esta al alcance de nuestras manos..."

-Diamante...-musito abriendo sus ojos lentamente, encontrándose con la cama vacía, suspiro decepcionada, aunque tenia una gran sonrisa en su rostro, el solo recuerdo la satisfacía ruborizándose de sus propios pensamientos jugando con su anillo en su mano entre sus manos , se envolvió entre las sabanas para dirigirse al baño antes de que llegaran sus doncellas, quería un momento de privacidad, sumergiéndose en las aguas por varios minutos, para luego envolverse en una toalla sacando uno de los bellos vestidos que él le había obsequiado, abriendo la puerta encontrándose con su caballero personal sonriéndole

-buenos días Darien

-buenos días señora

-¿Dónde esta mi esposo? ¿esta en su oficina? –le pregunto mientras caminaban en dirección a la oficina –Darien...¿Por qué estas tan lejos?

-¿eh?-se miro que él se encontraba a una buena distancia de ella

-pues...-respondió avergonzado – el señor me dijo que no estuviera cerca de usted, digo...a diez pasos de distancia

-oh, vaya...hablare con él ¿de acuerdo?

-no mi señora!-respondió de inmediato- solo me lo pide que cuando ustedes...-se detuvo aun mas avergonzado

-¿nosotros?

-olvídelo mi señora

-señora-interrumpió Rubeus –el conde, la espera en su oficina

-de acuerdo!-contesto con alegría para dirigirse en dirección a su marido, entrando olvidándose hasta de golpear la puerta

-Diamante!-lo llamo encontrándolo sentado en su elegante escritorio, revisando algunos documentos

-esposa...-su tono lo escucho extraño- se puede saber ¿Por qué no has gastado nada del dinero que te doy mensualmente

-¿Qué?-esa pregunta la sorprendió -¿acaso quería que gastara semejante fortuna?- pensó confundida-pues...es que con lo que me obsequias estoy bien

-¿Cómo vistes todos los días? ¿el maquillaje? ¿y tus listones y sombreros?

-eh...tu me los obsequias- contesto haciéndolo caer de su asiento

-lo siento cariño, olvido todas las cosas que te obsequio-respondió sorprendido porque ella cuidaba muy bien las cosas que le había regalado y no gastaba ni un centavo de lo que el le daba en dinero –pero me sorprende que no hayas gastado dinero

-solo porque tu me conscientes en todo...- se acerco a él, tomando sus manos –no necesito todo lo que me das en dinero, es mucho para mi sola-él la guio con su mano suavemente a sentarse en sus piernas

-cariño, solo quiero consentirte, me entere que en tu familia no era muy buena contigo-le dijo, acariciando su mejilla mientras ella posaba las manos sobre su pecho bajando la mirada- que pasabas encerrada en su habitación

-fueron días difíciles-contesto desviando la mirada sintiéndose un poco incomoda, mientras que él le recordaba cosas dolorosas del pasado-pero ya paso...

-aun te duele ¿no?-alcanzo la mejilla, para que la mirara a los ojos mientras se le acariciaba, Serena sentía que rompería en llanto en cualquier momento

-no..., no sigas...

-¿Por qué no?-le pregunto- lo que quiero es que aproveches lo que tienes frente a ti ¿Por qué no vez que yo puedo darte todo lo que deseas?

La esposa de un tirano  (Serena y Diamante)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora