Capítulo 001 | Angel de la muerte.

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Sus dedos tamboritearon rebeldes sobre el concreto, entre sus labios saboreaba el desagradable sabor del tabaco, sus ojos desfilaban afilados por los rostros desconocidos de la ciudad. Koi era un depredador, una fiera valerosa a la que se le debía temer, o al menos eso pensaba el resto.

—Jin preguntó por tí.—musitó la de cabellos morados a su lado, Jiro mantenía la vista en el cielo, sin cuidado se balanceaba sobre la delgada barda donde estaban sentadas.—Quiere volver a verte.

—Que se joda.—exclamó la albina, repasó el interior de su dentadura para seguido darle una calada al cigarrillo. Posó sus orbes carbón sobre Jiro y negó.—No quiero volver a verlo, creí que se lo había dejado claro.

—Tal vez no lo suficiente—respondió encogida de hombros, no tenía interés alguno por aquella conversación, sin embargo estaba cumpliendo el pedido que Jin le había rogado hacer.—, ya sabes cómo es, sino le dices las cosas claras, el creerá que hay chance.

Koi rodó los ojos y dió un salto para bajar del lugar, sus botas se estrellaron con brusquedad sobre el asfalto y sintió sus huesos vibrar. Tiró la colilla al suelo y la aplastó, revolvió su cabello blanco antes de comenzar a andar, no pretendía seguir un minuto más hablando de un idiota, no valía su tiempo. Koi no lograba comprender por qué se había obsesionado con ella, no se concideraba alguien genuinamente especial, o demasiado bonita como para enganchar tanto a un pibón. Jiro no tardó en seguirle el camino, sus pies ya habían memorizado las calles, y casi sin pensarlo se dirigían a la prestigiosa academia.

—¿No te pondrás tu perfume?—le cuestionó mirándola se reojo, Koi sonrió de lado y alzó la barbilla, imaginando el rostro que pondría su profesor al oler el tabaco y sandía impregnado a ella.

Negó rotundamente y sonrió.—¿Qué harán?¿Decirle a mis padres?—cuestionó con sarcasmo, la de hebras púrpura rió.—Mis viejos se fueron hace tiempo, no hay a quien le preocupe.

Tan rápido como saltaron de la barda se encontraban en la UA, el flujo de estudiantes constantes lograban agobiar hasta a la persona más extrovertida, sin embargo ella se sentía en su zona estando ahí; Koi era un centro de atención andante, cabello totalmente blanco con la apuntas negras, intimidantes ojos del color del carbón, piel de porcelana y un rostro afilado que derrochaba su seguridad. Sumándole a aquello las diversas perforaciones en sus orejas y su llamativo Quirk, era el conjunto ideal para ser una estrella a la cual admirar, o un meteorito al cual temer.

—Te agradará Aizawa.—comentó finalmente Jiro, aún recorrían los pasillos, acercándose cada vez más al salón de clases.—Fue nuestro profesor en primer año, ahora nos dará de nuevo.

—Espero no sea un grano en el culo.—musitó sin más, le daba igual quien fuese su nuevo docente, mientras no fuera un imbécil y terminara de enseñarle lo poco que le faltaba para ser una heroína al pie de la letra.

Se adentraron al salón de clases, encontrando a la mayoría ya ahí, Koi pasó directo hasta su butaca, separándose de Jiro, quien se fue al lado de Momo, su pareja. La albina ocultó una sonrisa al pasar frente a Uraraka, pues no era secreto para nadie que su relación era un poco complicado. Restándole importancia, tomó asiento tras de Sero, y al lado de Shinso, saludó a ambos sin ánimos de hablar, pero parecieron no notarlo.

—¿Aún están peleadas?—indagó el azabache mirándola con una ceja alzada, Koi se desparramó sobre su asiento y bufó.

—Ella es la que tiene un problema.—espetó a sabiendas de que la estaba escuchando.—No es mi culpa llamar tanto la atención, y que a ella no le guste.

—Bueno, es verdad.—acotó el de hebras violetas encogido de hombros, no comprendía la molestia sin fundamentos que Uraraka mantenía.—¿A dónde fuiste éste fin de semana?

I am NOT an Angel [SHOTA AIZAWA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora