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"Se dieron una cuantas miradas, mientras avanzaban".

Capítulo ll: palabras de mayores

—Creo que lo he encontrado —dijo con esfuerzo, estiraba su mano hasta arriba del librero, cuidando de no caer de la escalera.

Hange que buscaba en otro lugar desesperadamente, al escuchar sus palabras —como si se tratara de magia—, no dudo ni un segundo en ir con ella y era normal, ya que llevaban horas buscando tal cosa por toda su oficina la cual, estaba hecha un desastre por todos los papeles regados en el suelo y los libros apilados en su escritorio. 

—Si no me equivoco es el que buscaba, mayor —comento Bennett bajando las escaleras, mientras removía todo el polvo que tenía encima de la portada.

Hange observaba lo que su amiga traía consigo, al reconocerlo inmediatamente  lo arrebato y miró minuciosamente mientras sonreía a no mas poder.

—Es... ¡Lo hemos encontrado, chica! —exclamaba mientras alzaba victoriosamente el libro y Bennett reía.

Ambas se limpiaba el sudor, sí que había sido un arduo trabajo.

—Es increíble mayor, tiene libros desde estereoisomería hasta temas de moléculas nanoputienses —comentó emocionada— su oficina esta llena de temas increíbles.

—¡Sí! —respondió Hange—, solo los conservo porque las moléculas nanoputienses parecen cuerpos de titanes... 

Bennett la miro confundida, pero entendía lo que quería decir y después apoyo su comentario mientras se miraban a los ojos.

Al cabo de segundos, Bennett decidió preguntar lo que tanto rondaba por su cabeza.

—Mayor —llamó—. Aún no me ha dicho porque necesitaba el libro de... —miro el título— ¿Fábulas para niños...?

Al cuestionarse por tal título, Hange se veía consideradamente nerviosa.

—aclaro la garganta— uno tiene que descansar después de tanto trabajar, chica —comentó extrañamente.

«Entonces estábamos buscando un libro para niños, me encantas Hange...» pensó Bennett.

Algo que la menor no sabía era que Hange no necesitaba en absoluto ese libro es más, ni sabia de su existencia, solo le había pedido el favor de ayudarla a buscar algo para pasar más tiempo con la chica que acelera su corazón, y la verdad era que lo había logrado. 

Ambas generaban una plática, la castaña le pasaba los libros a Bennett que habían bajado, ella los ponía en las repisas; mientras tanto, Hange observaba a detalle cada uno de los movimientos que realizaba, escuchaba atentamente sus palabras y veía su rostro sin perder tejido alguno, deseando saber que era aquel sentimiento que jamás había desarrollado por una chica, fue entonces cuando Bennett fijo su mirada en ella.

En cuanto sus ojos hicieron conexión, sintieron una explosión de emociones al saber que ambas tenían la atención de la otra, nadie las podía separar en ese momento de tales acontecimientos, ya que de manera extraña disfrutaban verse a los ojos mutuamente y saber que compartían tiempo.

—sonrió— espero que disfrute de sus fábulas, al fin y al cabo tiene un gusto... Peculiar —murmuró Bennett.

—asintió— son bastante divertidos, ¡Hay veces en que los cuentos son como historias de romance!

Fue ahí, dónde Bennett bajo de las escaleras y dejo salir algunas palabras de su boca.

—Usted, ¿Usted se ha enamorado de alguien?

Hange se veía pensativa,
y después de meditar sus palabras, contesto:

—Si no cuentan los titanes, creo que no —mintió, era obvio que le atraía alguien—. Aunque sentí que le fui infiel a Sawney y Bean cuando murieron.

—¿Por qué? —pregunto Bennett con intriga.

—Porque cuando cuando ellos fueron asesinados los cambie por otro titán —hizo una muecas—. Sentí un hueco en mi corazón —cerro sus ojos.

—Yo llenaré ese hueco —la tomó de los hombros—. Seré quien esté con usted.

—¿Entonces me traeras titanes para experimentar?

—Le traeré todos los que quiera —sonrió—. Al fin y al cabo, usted es mi mayor.

Hange llevó su mano al cachete de la otra y lo pellizco cariñosamente.

—Eres muy linda, si me dejas te leeré algunos cuentos para niños cuando duermas  —rió.

Bennett no sabía que decir ante esa declaración y es decir, era algo tierno de su parte e inclusive llegaba a ser extraño, sin embargo sabía que lo decía bromeando o eso era lo que creía.

Desde ese punto, una plática extraña surgió de la nada y, aunque el ambiente era tranquilo, dentro de los cuerpos de ambas, un sentimiento irreconocible salía de sus corazones.

(...)

Por fin habían terminado de poner en orden todo, aunque a decir verdad Bennett fue la que más trabajo.

Agotadas se dejaban caer al sillón mientras suspiraban.

—Pienso que el comandante debería darnos un descanso por todo lo que hemos trabajado —Bennett suspiró.

—Ese Erwin ni más loco nos daría unas vacaciones —dijo Hange—. ¡Aunque he encontrado el lugar perfecto para ello!

Bennett se veía interesada en el tema que surgía.

—Sería increíble si algún día fueramos más haya de las murallas —comentó—. El mar sería lo ideal.

Hange le miro extrañada: no sabía a qué de refería.

—Ya sabe, sol rondándote, el sonido de las olas sería tan relajante, justo lo que necesitamos —Bennett suspiró risueña.

—¿Te lo ha dicho Armin?

—negó— yo ya lo sabía desde antes, alguien me lo dijo hace tiempo —respondió.

—Algún día lo visitaremos, chica —apoyo Hange—. Por ahora hay que esperar y confiar —guiño el ojo.

"Esperar y confiar..." —repitió—. ¿Acaso esto es una referencia, mayor? —decía entre risas.

—Tal vez lo sea —contestó juguetona.

Desde ese punto, una extensa plática se formó sobre libros clásicos, entre ellos estaba El Conde de Montecristo, el cual hay una frase que cambió la vida de todos en un abrir y cerrar de ojos: toda la sabiduría humana, está contenida en dos palabras: espera y confía.

¡Era exactamente lo que en realidad nadie hacía! y, por desgracia alguna le dejaban el gran peso a la Legión de Reconocimiento.

Fue entonces, después de bromas y risas, un ambiente dulce se formó entre ellas.

Ver cómo charlaban alegremente era bastante cómodo sin embargo, dentro de sus cuerpos que retienen ese espíritu libre, había una sensación de calidez al escuchar las palabras de cada una.

Cada vez que podía, Hange observaba cada rincón del rostro de la menor, viendo cada detalle e incluso  anhelando algo más...

En efecto la noche llegó, pasando cada segundo del tiempo creando recuerdos que dan alegrías, deseando que jamás terminará ese pequeño cariño que se guardaban.
 

"Usted..."

main | hange zoe.  [corrigiendo]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora