VII

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"—H...Hange."

Capítulo VII: Las estrellas también escapan de la realidad

Eran aproximadamente las cinco de la mañana, los espíritus empezaban a regresar a sus tierras y los lobos se resguardaban en sus cuevas.

En este caso no era un  espectro o alguno que otro búho deambulante. Está vez era Hange que caminaba alegremente por los pasillos del cuartel como si fuera de día, no le importaba despertar a los demás por los sonidos de sus ruidosas pisadas.

Ella se dirigía al cuarto de su chica, creía que ya era tiempo de despertarla; en cuanto encontró la puerta número cuatro la forcejeo hasta poder abrirla, entrando en la obscuridad y buscándola con la mirada.

Al encontrar la figura de Bennett dormir, dibujo una diminuta sonrisa al ver tal chica inocente.

Se acercó a ella ansiosamente, y la empezó a mover ligeramente.

—Chica, despierta —susurró— ¡El gallo se ha dormido, pero yo estoy aquí!

Ella se movía debajo de todas las sábanas, aún no quería despertar.

—Vamos, linda. Despierta.

Bennett abrió solo un ojo para ver de quién se trataba, encontrándose con una gran silueta negra.

—Has despertado...

—¿Hange? —dijo entre dientes.

La mencionada se quedó perpleja ante tal pronunciación de su nombre, dentro de ella había algo que le hacía sentir... satisfacción.

Bennett al ver qué no hubo respuesta se volvió acomodar entre las sábanas, pensando en volver a soñar.

—¡Espera, espera, no te duermas. Soy yo! —decía mientras la detenía del brazo, haciendo que la mirará.

—¿Mayor? —susurró— ¿Que está haciendo a estas horas aquí? —preguntó adormilada— ¿No va a descansar?

—Sabes que no lo hago.

—Es verdad.

—Lo haría si duermo contigo, pero si eso pasará  podría... —murmuró.

Bennett abrió bien los ojos,  y después comentó algo bastante comprometedor.

—Entonces duerma contigo.

—Lo tomaré como sugerencia.

Para entonces, ella ya había despertado por completo. Aceptaba que Hange era excelente al lograr lo que quería.

—¿Que hace por aquí? —preguntó mientras finalmente se sentaba y bostezaba.

—Hace rato dije que te despertaría temprano, pero no dije a qué hora.

—¿Qué hora es?

—Las cinco de la mañana, casi seis.

Bennett quedó sin comentarios, ¡En su sano juicio se hubiera levantado a esa hora! Pero cuando se trata de su mayor, haría todo por ella...

Hange se quedó observándola por un rato mientras veía cada milímetro cuadrado de su rostro.

«Es tan hermosa» pensó.

Enseguida garraspeó la garganta sacando todos esos pensamientos que nacían involuntariamente en su mente y aunque le favoreciera, sabía que debía tener respeto.

—Bien chica, abrígate bien que afuera hace frío —avisó—, no quiero que mi dama se enferme.

Bennett trago saliva pesadamente por la forma en que la describió. Después de reaccionar, se levantó e hizo caso a sus órdenes con cansancio.

main | hange zoe.  [corrigiendo]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora