Black Swan

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Viernes, 30 de diciembre del 1960

California, Estados Unidos

10 años después


Sus párpados se movieron con pesadez, resistiéndose al llamado de la conciencia, mientras su mente, ya activa, comenzaba a trazar líneas borrosas entre la vigilia y el sueño. Una melodía etérea danzaba en el aire, acompañada por el dulce aroma del incienso que se filtraba por la puerta. Era como si el universo intentara persuadirlo de que ese día no debía dejar la cálida comodidad de su lecho.

Sin embargo, Taehyung se deslizó fuera de las mantas, dejando que sus pies tocaran el suelo frío y firme y se dirigieran a la sala. Su padre estaba arrodillado frente a un par de velas dispuestas con meticulosidad a pocos metros de distancia, y las motas de polvo danzaban en la habitación, siendo atrapadas por los rayos que se colaban desde la ventana de la cocina.

Sin intercambiar palabras de saludo, el joven se aproximó en silencio, tomando asiento en el suelo junto a él, su trasero descansando sobre sus talones como su padre. Un pequeño taburete sostenía un cuenco ceremonial con agua sagrada y arroz, un ritual matutino invariable que su padre practicaba con devoción. Seung, con la frente fruncida en concentración, recitaba plegarias en voz baja, sus manos entrelazadas con fuerza.

El recuerdo de su hermano, Yong-guk, se deslizó fugazmente por la mente de Taehyung. Los recuerdos de su niñez eran como pedazos dispersos de un rompecabezas, fragmentados por la brutalidad de la guerra. Su cerebro parecía haber enterrado parte de su pasado, incluyendo detalles sobre su propio hermano. Aún así la imagen de Yong-guk, desbordante de lágrimas cuando se despidieron, permanecía grabada con fuego en su memoria.

Revivió la angustia de aquel momento, Yong-guk corriendo hacia la playa mientras él intentaba desesperadamente gritar el nombre de su hermanito, aunque las palabras se negaban a salir. Seung se puso en pie en silencio, realizando una reverencia final antes de retirarse. Taehyung suspiró, desviando su atención de las velas. Olvidó recitar las oraciones, pero dudaba que su padre lo hubiera notado.

Como tampoco había notado que hoy era el día de su cumpleaños número dieciocho. De hecho, parecía que llevaba una década sin notarlo, como si su existencia fuera una presencia olvidada. A veces se preguntaba si su padre veía la cara de Yong-guk cuando lo miraba. El silencio envolvió la habitación nuevamente, mezclado con el sutil crujir de las velas. Taehyung permaneció allí, sumido en sus pensamientos, mientras la luz matutina terminaba de filtrarse tímidamente por la ventana, preguntándose qué le depararía el día.

Podría permanecer sentado en esa misma posición hasta la noche, sin ninguna obligación que cumplir, ninguna escuela a la que asistir. Su padre había desestimado la educación estadounidense poco después de su llegada, menospreciando el sistema mientras escupía al suelo. Para él, salir de Corea había sido la mejor decisión, pero ahora Taehyung cuestionaba su persistencia por quedarse en ese país.

Kim Seung despreciaba América; apenas se esforzaba por dominar el idioma. Sin embargo, el hombre había llevado a Taehyung a clases de inglés, el único aprendizaje que les había permitido impartir a su hijo, y el único idioma que se hablaba en la casa Kim era el inglés, a excepción de un par de palabras en coreano que su padre no sabía decir en inglés. Él no lo decía, pero el moreno estaba seguro de la razón de todo.

Su padre no quería saber nada de Corea ni volver a ella, tal vez porque no quería enterarse de que el hijo que había abandonado seguía vivo o porque no podría soportar el golpe de realidad ante su muerte. Por eso seguía rezando estoicamente frente a un tazón de agua con arroz como una ofrenda por su hijo perdido, inmerso en su propio sufrimiento.

When I Look At You ; 𝗞𝗧𝗛 + 𝗝𝗝𝗞Donde viven las historias. Descúbrelo ahora