Ice Cream

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Stephanie no lo miraba realmente a él mientras hablaba; ella se miraba a sí misma a través del espejo frente al cual había permanecido al menos un cuarto de hora. El chico estaba a su lado, apoyado de espaldas contra la pared junto al espejo. Sus brazos estaban cruzados sobre su pecho y sus piernas a la altura de sus tobillos, con su cabeza ligeramente cayendo sobre su hombro derecho, dedicándole pequeñas y desinteresadas miradas a la despampanante rubia, esperando que terminara de acomodar su cabello.

Sin descruzar los brazos, Nicholas revisó la hora en su reloj de muñeca, haciendo un puchero al notar que la chica a la que verdaderamente estaba esperando no había llegado. Sus pensamientos empezaron a divagar hacia él mismo presentándose a la puerta de su casa y pidiéndole a su padre la oportunidad de llevarla, no a esa fiesta de pacotilla, sino a una cita de verdad.

No conocía a su padre ni su cultura, pero no podían ser tan conservadores después de todo, ¿o sí? Aparte estaba el tema de su imbécil hermano, y un dolor fantasma se presentó en su mandíbula y su labio inferior al recordar el altercado que habían tenido. ¿Debería ir a buscarla?

Su ceño se frunció inconscientemente, intentando recordar si le había dado bien la dirección. Había estado tan nervioso en ese momento que no sabía qué había dicho. Tal vez la pequeña se había perdido, tal vez estaba vagando descuidadamente por alguna calle de nombre parecido. O tal vez simplemente había decidido no ir.

Respirando hondo, Nicholas cerró los ojos fuertemente y lanzó su cabeza hacia atrás, sintiéndose estúpido. ¿Cómo pensaba que esa chica iba a aceptar llegar sola a una fiesta a la que había sido invitada de forma tan improvisada por un desconocido? Idiota, idiota, idiota. Se lo merecía, por idiota y por...

–Ya voy a terminar, dulzura. Me falta poco. –musitó Stephanie, tomando la acción del rubio como cansancio por esperar–. Sé que estás loco por que nos vean juntos, pero tengo que estar perfecta para que puedas presumirme como es, ¿no?

–¿Qué? –las arrugas de su frente aparecieron al dedicarle una mirada de confusión a la chica junto a él, pensando qué hacía allí después de todo.

Muy dentro de sí mismo sabía que Sun Hee no iba a aparecer, pero la esperanza era lo último que se perdía. Y él ya la había perdido. Impulsándose lejos de la pared con un pie, Nicholas rodeó el cuerpo de Stephanie por detrás, deslizando su mano por la cintura de la chica y depositando un suave beso en su coronilla, estirándose para abrir la puerta al lado del espejo.

–¿A dónde vas? Aún no he terminado.

–Yo sí terminé.

Terminó de esperar y también con ella, hacía muchos meses, aunque Steph no lo había querido aceptar. Luego de un par de días de la ruptura, se habían visto en ciertas partes del instituto para "recordar viejos tiempos" y lo habían estado haciendo desde entonces, pero Nicholas quería enfocarse en otras cosas. Y una de ellas tenía un hermoso flequillo que se movía cada vez que parpadeaba.

–¿Terminaste de qué? ¿A dónde vas? ¿Nicholas?

–Voy a buscar algo de tomar, mujer. Dios. –dijo antes de cerrar la puerta detrás de sí, observando el pasillo vacío. Desde allí podía escuchar la música, y comenzó a caminar por los laberínticos pasillos de la gran casa de Stephanie, siguiendo el sonido para encontrar las escaleras, las cuales bajó de dos en dos, y en un segundo ya estaba frente a la puerta de entrada.

Mientras caminaba hacia su auto, el cual había aparcado al final de la calle gracias a la cantidad de gente que había asistido a la fiesta, continuaba pensando en formas de acercarse a ella. Desde que había constatado que Kim Taehyung no era un impedimento en su plan para conquistar a Sun Hee (nunca lo había sido, pero Nicholas no iba a intentar algo con ella sin saber si el chico sentía lo mismo. No había necesidad de herir a nadie), no había encontrado manera de hablarle.

When I Look At You ; 𝗞𝗧𝗛 + 𝗝𝗝𝗞Donde viven las historias. Descúbrelo ahora