Coincidencias

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–Hay que quitarse esa idea de la cabeza –seguía hablando la mujer en la cima de la tarima, creando una algarabía en el medio de la plaza– de que la única cosa a la que puede aspirar una mujer es ser una buena madre y esposa.

Su cabello azabache se batía con el viento a la par que su voz se alzaba, recibiendo la misma respuesta efusiva del centenar de mujeres alrededor. Indie se acercó al ventanal de la cafetería, viendo todas las pancartas levantadas hacia el cielo en la plaza al otro lado de la calle. Una sonrisa se escapó de sus labios; se sentía tan sobrecogida por toda la situación.

–¿Por qué no nos dejan desarrollar carreras profesionales que sí nos permitan encontrar nuestra identidad? ¡Y no sólo como mujeres, sino como seres humanos! ¡Ya verán que nuestras voces se escucharán! ¡Se escucharán desde las entrañas de este capitalismo avanzado, y se vivirán nuestras luchas contra la opresión!

El lugar estalló en aplausos y gritos, e Indie se encontró a sí misma deseando salir de su trabajo y correr hacia la mujer para saludarla. Ella bajaba del escenario con la mirada de Indie viajando con ella. Deteniéndose un par de veces para hablar con alguna asistente o para firmar algún papel, la morena caminaba hacia un auto aparcado a un par de metros, pero la visión de Indie se vio interrumpida por una alta silueta que pasó frente al ventanal.

El chico se sentó frente a una mesa para dos del lado de afuera de la cafetería y un libro salió del interior de su gabardina. Indie se permitió observar por unos segundos, a sus ojos rasgados y su piel lozana. Ella llevó sus dedos a su cabello, dándose cuenta de que el de él, atado con una coleta, se veía incluso más cuidado que el suyo. El grupo en la plaza comenzaba a movilizarse, posicionándose en diferentes partes de la calle para comenzar a marchar, en el momento en que alguien tocó su hombro. Volteandose, Indie le sonrió a su compañera.

–¿Quieres ser la mejor amiga de la vida y lavar los baños por mí? –fue lo que salió de los labios de la menuda morena frente a ella, haciendo que su sonrisa se convirtiera en una mueca.

–¿Qué? No, ¿por qué lavaría los baños por ti?

–Porque yo cubrí tu turno la semana pasada cuando tuviste que salir, ¿lo recuerdas? Además, no están tan sucios. Yo cubriré tus mesas. –la chica señaló con la barbilla hacia afuera, donde aún había clientes sin atender.

Con un resoplido, Indie tomó los implementos de limpieza que la chica tenía en las manos, recibiendo un efusivo abrazo por su parte. Sin embargo, antes de que diera un paso, Jason, su jefe, les llamó desde detrás del mostrador.

–No pienses que te vas a salvar de los baños, Katrina. Te mandé a ti.

La pelirroja rió, viendo cómo Katrina se detenía frente a la puerta con los ojos fuertemente cerrados–. Si no me muevo, no me ve. –susurró, antes de que Jason volviera a gritarle que se moviera–. Dios, lo peor que puedes hacer es trabajar para tus padres, sinceramente. –habló la morena, arrebatándole a Indie lo que acababa de darle y dirigiéndose de mala gana a los baños.

–Dímelo a mí. –respondió la pelirroja a nadie en específico, saliendo del establecimiento para atender a las personas de afuera. La campana de viento sobre la puerta tintineó cuando salió, y su mirada se posó nuevamente en el lindo chico que acababa de llegar–. ¿Qué te sirvo?

La cara del moreno estaba presionada contra su mano derecha, sosteniendo el libro perezosamente con la otra, pero se incorporó cuando la vio parada frente a él–. Ah, un café estaría bien. Sólo eso.

La gente se aglomeraba rápidamente a su alrededor e Indie estaba dispuesta a buscar el pedido del joven en el momento en que vio a un grupo de chicos sosteniendo una caja de cartón y un par de tomates en la mano. Recordando el incidente de la semana pasada, los pies de la chica comenzaron a caminar hacia el grupo sin que ella pudiera detenerlos.

When I Look At You ; 𝗞𝗧𝗛 + 𝗝𝗝𝗞Donde viven las historias. Descúbrelo ahora