Hopeless Fountain Kingdom

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Miércoles, 9 de agosto de 1961


Alexander Petrov mantenía sus manos fuertemente apretadas en su espalda, una abrazando a la otra. No podía verlos, pero sabía que sus nudillos estaban blancos por la firmeza de su agarre. El suave roce de una uña le hizo dar un respingo, encontrándose con su esposa, una cabeza más baja, deslizando su mano hasta su brazo para darle un pequeño apretón. A pesar de que no le había dirigido la palabra en toda la ceremonia, estaba seguro de que ella lo hacía para evitar decir algo que lo incomodara o molestara; sin embargo, eso no importaba, ya que Alexander la entendía incluso sin palabras.

Se preguntaba si esa misma complicidad era similar a la que su madre siempre mencionaba, esa en la que un gesto de Lenin bastaba para transmitir una oración completa. Se cuestionaba si esa misma complicidad había llevado a su madre a vivir de la manera en que lo hizo, aceptando lo inaceptable. Se preguntaba si esa complicidad había traído felicidad a su madre, al final de cuentas. Lo único que hacía era preguntarse a sí mismo todas aquellas dudas que había sido demasiado cobarde para cuestionar, y que ahora ya era demasiado tarde para responder.

Su rostro estoico, fijado en el ataúd cerrado, atraía más de una mirada. Le importaba poco si la gente pensaba que era insensible; no iba a llorar sólo para mantener las apariencias y no sentía ese agudo dolor de garganta que se experimenta al contener las lágrimas. En su lugar, un completo y odioso vacío se instalaba en la boca de su estómago, devorándolo desde adentro. Intentaba mantener su mirada fija en un solo lugar, sabiendo que si comenzaba a mirar a su alrededor, las náuseas se harían presentes y todo empezaría a dar vueltas.

El hombre frente al púlpito recitaba algunas palabras, no podía discernir si eran en ruso o en inglés, mientras que la gente en la pequeña funeraria rezaba en sus lugares. Un murmullo indescifrable se elevaba hacia el techo, generándole una repentina necesidad de aire fresco. Alexander no apartó la mano de su esposa de su brazo antes de dejarla sola. Una vez afuera, su mano fue instintivamente al interior del bolsillo de solapa de su traje, tanteando casi obscenamente el paquete de cigarrillos en su interior. Lo sentía como una amante a la que había prometido que no volvería a tocar, como un placer del que había decidido privarse, y se preguntaba si Lenin alguna vez se había sentido así.

Era increíble la forma en la que podía pasar meses sin pensar en su padre, hasta que algún objeto, evento o palabra desencadenaba una serie de recuerdos que preferiría no poseer. Suspirando, deslizó un cigarro fuera de la cajetilla, sin mirarlo demasiado, y lo hizo descansar sobre sus labios justo en el momento en que un movimiento en los arbustos a su lado llamó su atención.

Un par de segundos después, ya inhalando el aire fresco que necesitaba del cilindro en sus dedos, un visiblemente enfermo Jeon Jungkook se asomó de los arbustos, tambaleándose fuera. Su nariz estaba roja y la piel bajo sus ojos estaba hinchada. Lo miró con unos ojos inyectados en sangre, sorbiendo la baba que aún colgaba de la comisura de su boca, la cual tiraba hacia abajo en una expresión indescifrable. Petrov se preguntó si así es como la gente de adentro quería que él actuara. Sin pensarlo, su mano fue a su pañuelo de bolsillo, extendiéndolo hacia el joven cuando sus ojos se encontraron, y él lo aceptó con una pequeña inclinación de cabeza.

El ruso se preguntó si lo que había estado haciendo en el arbusto había sido vomitar, una vez que se hubo secado la boca y sus alrededores con el mismo pañuelo con el que luego se secó las lágrimas. No estaba en condiciones de expresar lo grotesco que le pareció esa acción, untarse los restos de su vómito por la cara, y se tragó las ganas de pedirle que, por favor, se lavara el rostro. En su lugar, sólo volvió a meter su mano en su bolsillo y sacó un cigarro, extendiéndolo hacia él también. Jeon Jungkook lo aceptó con una nueva inclinación y sus rojos labios rodearon el cilindro mientras Alexander le ayudaba a encenderlo.

When I Look At You ; 𝗞𝗧𝗛 + 𝗝𝗝𝗞Donde viven las historias. Descúbrelo ahora