Capitulo 5

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Han pasado dos días desde esa noche, en la que no dormí haciéndome un montón de preguntas sin respuestas

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Han pasado dos días desde esa noche, en la que no dormí haciéndome un montón de preguntas sin respuestas. No había salido a los campos, a pesar de que Ginm me ha dicho que él iría por su lado y me dejaría en paz, no quería encontrarme con él por lo que no estaba bajando a cenar fingiendo estar enferma, hasta mi hermana había venido a visitarme al parecer preocupada y ahora se encontraba sentada en la silla del tocador.

-¿Cómo te encuentras?- Me preguntó.

-Mejor-

-Es bueno saberlo- Me dijo sonriendo-¿Quieres que hagamos algo juntas?-

Esto era muy raro, hace días que me pareció que ella actuaba extraño, pero jamás me ha pedido que hagamos algo juntas, nosotras hablamos muy poco.

-¿Te encuentras bien tú?- Le pregunté frunciendo el ceño-Has estado muy rara-

-Estoy bien, es solo el estrés por la boda- Me respondió quitándole peso al asunto.

-¿Ya tienen una fecha?-

-Aún no, estamos esperando a que llegue la primavera, no me gustaría celebrar una boda con tanto frío- Me dijo apoyando su barbilla sobre sus manos haciendo que algunos rizos cayeran sobre su frente, pareciendo una muñeca-Además tu cumpleaños está cerca, no quiero que se junten ambas fiestas-

Mi cumpleaños número quince, no había pensado en eso, en la fiesta a la que siempre vienen algunas personas adineradas del pueblo, tanto familia o conocidos de mi padre y en la que yo soy el centro de atención, lo cual me hace sentir incómoda.

-¿Qué quieres que hagamos?- Le pregunté a Madelaine.

-¿Y si tocamos el piano juntas?- Buena idea, eso no se me daba mal.

-Esta bien, voy a cambiarme - Levantandome de la cama me dirigí hasta el armario sacando un vestido negro con grandes botones blancos y con encaje en las mangas, uno de mis favoritos y con él en mis manos entré en el baño.

........

La suave melodía se escuchaba por toda la sala, haciendo que me relajara mientras tocaba la pieza de piano al unísono con Madelaine. Era extraño lo bien que se me daba cuando lo hacía junto a ella, era hasta divertido.

-Arisa, toquemos una nueva canción- Me dijo dejando de tocar.

-¿Cuál?- Le pregunté yo

-Una antigua, que me enseñó mamá- Me respondió y sentí una punzada de dolor en mi pecho, que afortunada es al recordar a mamá. Antes de que me hundiera en esos pensamientos de dolor, ella comenzó a enseñarme las notas de la canción. La agradable melodía hizo que no volviera a pensar en eso, irónico ya que era la canción de mi madre, pero algo en sus notas me hacía sentir en paz y alegre.

Al llegar la tarde comprobé que Ginm no se encontraba por ningún lado y tampoco mi padre por lo que decidí que era hora de ir de paseo por los campos. Fuí al establo y le pedí a Dimi que ensillara a Ruri.

Un Cambio Inesperado Donde viven las historias. Descúbrelo ahora