Mi respiración estaba entrecortada, cerré los ojos concentrándome en el calor que su mano le brindaba a mi seno.
-¿Cuando llegó esto?- Escuché al coronel preguntarle a Degori.
-Anoche al parecer- Dijo Degori- Si esto es cierto debemos permanecer aquí más tiempo-
¿Se refería a la carta? Me estaba costando prestar atención. Mi corazón martillaba fuerte en mi pecho ¿Acaso Ginm no escuchaba eso?
Coloqué mi mano sobre la suya, sentí un movimiento proveniente de él, creo que giró su cabeza en mi dirección; abrí los ojos y me recibió la negrura del interior del armario, sin embargo, mi visión se estaba adaptando a la oscuridad y noté su silueta.
Apreté su mano aún más contra mi pecho y sensaciones electrizantes me recorrieron, estaba perdiendo la cabeza y ya no me importaba.
Noté como el cuerpo de Ginm se pegaba más al mío , se estaba tensando y su respiración chocó con mis mejillas. Se sentía maravilloso, estar así tan cerca, tanto que me daba miedo lo mucho que me gustaba.
Con su otra mano acarició mi cabello, apartando el flequillo, al parecer le gustaba hacer eso y agradecí a la oscuridad que no veía mi rostro porque debía estar como un tomate.
Su mano presionaba mi seno y comenzaba a realizar un ligero masaje. Apreté el cuello de su camisa con mi mano derecha.
Quería más de él, no sé qué exactamente, pero quería sentir más, lo necesitaba más cerca. Sentí su mano recorrer mi espalda y el masaje aumentó, causando que emitiera pequeños suspiros.
No estuche más voces en la habitación, seguro ya se habían ido.
Él se inclinó lentamente y sentí sus labios rozar mi cuello, me estremecí por el gesto y él continuó besando mi cuello hasta llegar a la tela que cubría mi clavícula.
-Ginm- Su nombre se escapó de mis labios, como un gemido placentero.
-Si, Arisa- Pronunció él con voz ronca y aterciopelada.
-¿Por qué…por qué me haces esto?- Mi pregunta no lo detuvo y volvió a atacar mi cuello, nunca paró el masaje en mi seno.
-¿El qué?- Preguntó cerca de mi oreja.
-¿Por qué me haces sentir esto?-
-No lo se, dime ¿Qué es lo que sientes?- Preguntó y yo callé, porque significaba decirle que me gustaba, que desde que lo descubrí solo pienso en él, que me afecta que me abandone, que con cada caricia me esta llevando al cielo
-Yo también siento Arisa-
-¿Qué sientes tú?- Le pregunté nerviosa.
-Cosas…como esta- Tras decir eso, me apretó contra la pared del armario y se colocó entre mis piernas, mi vestido se enterró entre mis muslos permitiendo sentir las cosas o más bien la "cosa" a la que se refería.
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Un Cambio Inesperado
RomanceArisa es una chica de 14 años, una enfermedad le arrebató a su madre cuando era muy pequeña, por lo que esta situación la ha hecho madurar antes de tiempo, viviendo bajo la sombra de su hermana que según ella, su hermana mayor es una señorita perfec...