Capitulo 8

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La nieve crujía bajo mis rápidas pisadas, la decepción y la ira estaban amoldadas perfectamente en mi pecho y no parecían querer abandonarlo, mi único instinto era huir

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La nieve crujía bajo mis rápidas pisadas, la decepción y la ira estaban amoldadas perfectamente en mi pecho y no parecían querer abandonarlo, mi único instinto era huir.

No iba a perder tiempo en el establo, Dimi tenía que ensillar a Ruri ya que no suelo salir a esta hora y eso le daría tiempo a Fhilly de encontrarme y enviarme de regreso a casa, ya que él se quedó entretenido con Julia y no se fijó en que dirección me fuí.

Corrí por el camino delantero, con la mirada fija en el bosque, ahora mismo necesitaba de su refugio solitario y frío, necesitaba pensar a solas y tratar de aclarar mis sentimientos, calmar la rabia que sentía el saber que todos podían irse a donde les plazca menos yo. Algo que no paraba de dar vueltas en mi cabeza era el porqué del repentino interés de Ginm hacia Madelaine, ellos se llevaban muy bien pero nunca imaginé un romance y hasta hace poco ellos ni hablaban tanto. Otra cosa era el poco interés de Madelaine hacia Linda, ella es su preciada mascota y ahora no le ha importado visitarla.

¿Qué estaba pasando con ellos?

¿Qué estaba pasando conmigo?

Pensé en llegar a la cabaña pero no tomé la misma ruta de ayer con  Ginm así que me costaría encontrarla; por un momento me preocupe en perderme y no regresar a casa, pero creo que sería mejor así, no quería regresar.

Caminé por lo que me parecieron horas y no daba con la cabaña, bufé y me senté sobre una roca, ya debía ser la hora del almuerzo pero no tenía nada de hambre.

Recordé que la cabaña podía encontrarse a la derecha así que me levanté y seguí por una nueva senda de arbustos y árboles dominados por la nieve.

No me había dado cuenta de mi atuendo, un vestido rosa pálido de tela fina cubría mi cuerpo, ni siquiera tomé el abrigo, menos mal que las mangas llegaban hasta mis muñecas pero aun así comenzaba a sentir como se me adormecian los miembros, tampoco había traído los guantes. 

Ahora me sentía como una estúpida, aquí en el bosque con mis sentimientos hechos un lío y casi congelada. Ginm tiene razón, soy una dramática, bebí obedecer a mi padre y quedarme en casa.

¡No!

No podía hacer eso, no podía aguantar este enojo en la casa.

Pensé en rendirme y volver a la mansión cuando llegué a un claro que parecía familiar y recordé que la cabaña no se veía fácilmente y justo frente a mí habían unos arbustos sospechosos. Con mis manos temblorosas por el frío los aparté y me recibió la madera vieja, sonreí esperanzada y busqué desesperadamente la puerta.

Encontrándola la empujé con fuerza, atascandose al principio pero cediendo después. Entré directo hacia la cama, buscando calor en las sábanas, me acurruque lo más que pude y el alivio recorrió mi cuerpo,desaté el moño que recogía mi cabello así tendría un poco más calor.

Un Cambio Inesperado Donde viven las historias. Descúbrelo ahora