La mansión comenzaba a brillar más, haciendo contraste con el cielo oscuro del anochecer, en los campos solo se divisaba una pequeña luz que indicaba el final de nuestras tierras, dónde se encontraba la valla eléctrica. Mirando a mi alrededor busqué otra alternativa para entrar a la casa sin ser vista y no seguir los pasos de Ginm que había trepado a una ventana, su idea era subir al tercer piso y colarnos en nuestras habitaciones haciendo como que llevábamos tiempo en casa, pero a mí no me parecía buena idea, era aventurera pero no estúpida, podría resbalar fácilmente por la humedad de la nieve, además mis botas de tacón y mi vestido no me lo pondrían tan fácil. Por estas razones le pedí a Ginm que se detuviera.
-Ginm es peligroso, además no podré subir...con este vestido- Susurre.
-Entonces yo te subo- Me contestó él, también susurrando.
-¿Y cómo piensas hacerlo?- Le pregunté.
-Sube a mi espalda-
-Eso jamás- Negué rápidamente.
-Entonces prefieres que tu padre te atrape y te ponga un castigo- Me respondió con desinterés. Pensándolo bien puede que lo consiga y que me libre del castigo.
-Esta bien, subiré yo misma- Asintió y siguió subiendo hasta quedar enganchado de la ventana superior a esta.
Subí mi vestido haciendo un pequeño moño para que no se bajará hasta mostrar un poco más por encima de las rodillas, revelando mis medias gris oscuro hasta los muslos y sujetadas por ligeras, menos mal que Ginm no me miraba. Comenzé a subir también y la verdad era ágil para estas cosas por lo que fue muy fácil subir por los bordes de la ventana, alcanzar la otra se veía más complicado, con cuidado impulse mi cuerpo hacia arriba, sosteniéndome del filo, casi resbaló al apoyar mis pies. Ginm se encontraba muy arriba, abriendo una ventana del tercer piso, yo seguí con mi escalada hasta alcanzarlo. Cuando Ginm estuvo dentro de la habitación de huéspedes, estiró su mano para ayudarme, la tomé y tiró de mí hasta que entre en la alcoba, él puso sus manos en mi cintura, ese gesto hizo que me ruborizara e instintivamente dí un paso atrás, haciendo que sus manos ya no me tocaran. Se separó de mi, inspeccionando la habitación que era igual a la suya pero esta no la usaba nadie, observó la lámpara central del techo, entonces sus ojos bajaron hasta posarse en mi, pero siguieron bajando hasta mis piernas ¡Oh no! Había olvidado el estado de mi vestimenta, así que rápidamente desate el nudo del vestido y dejé que cayera hasta más abajo de mis rodillas, volviendo a la normalidad. Ginm ya no me miraba y agradecía por eso, caminé hacia el espejo del tocador pensando en qué estaría hecha un desastre y así fue. La mayor parte de mi pelo ya no estaba sujeto por las horquillas y caían mechones negros sobre mis hombros y mi espalda hasta llegar más abajo de la cintura, mi ropa estaba húmeda y el gris claro de mi vestido estaba sucio, mis mejillas estaban enrrojesidas, no sé si por el frío o por los momentos vergonzosos que había tenido esta tarde, mi abrigo era el que mejor se encontraba.
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Un Cambio Inesperado
RomanceArisa es una chica de 14 años, una enfermedad le arrebató a su madre cuando era muy pequeña, por lo que esta situación la ha hecho madurar antes de tiempo, viviendo bajo la sombra de su hermana que según ella, su hermana mayor es una señorita perfec...