Las luces del pueblo se apreciaban a lo lejos desde mi ventana que se encontraba abierta, dejándome disfrutar de la brisa fría.
Sentada en el alféizar contemplaba el exterior, deseando como siempre poder escapar al mundo, poder escapar de quién soy, cumplir los sueños que no se me han permitido en este lugar.
Quiero tantas cosas, una de ellas, liberar mi corazón de estos sentimientos hacia él.
Ginm...no logro comprender cómo has entrado a mi cabeza de esta manera, no encuentro la forma de dejar de sentir.
Hoy, es mi cumpleaños, todos están dormidos ya que hace tiempo que pasó la medianoche. Será un día duro, no tengo deseos de ver a nadie y va a venir mucha gente, no quiero que vengan, no quiero una celebración, siempre las he odiado, pero ahora no tengo ni fuerzas ni ánimos para una fiesta.
Pero, supongo que a nadie le importa lo que yo quiera, la fiesta debe celebrarse como cada año, como mi padre cree que debe ser.
Me despiertan esta mañana con unos sonoros aplausos y felicitaciones, el sonido era muy molesto, no quería levantarme, me acosté muy tarde y ahora estaba muy cansada.
-Mi niña ya tiene quince años, qué rápido pasa el tiempo- Dijo mi nana limpiándose una lágrima.
-Pero sigue sin crecer- Agregó Madelaine, que se encontraba sentada a mi lado -Esto es para ti-
Me entregó una caja cubierta de un hermoso papel dorado, un regalo, supongo. Rompí el envoltorio y dejé al descubierto una caja cuadrada de plástico, al abrirla me recibió el brillo de preciosas joyas que adornaban colgantes, pulseras y pendientes.
-Gracias Madelaine- Le dije, aunque no me gustaba usar este tipo de prendas, apreciaba su belleza y sé que ella las escogió detalladamente con su buen gusto.
Me sonrió y me envolvió con sus brazos en un pequeño abrazo, enterré mi nariz en su cuello y aspiré su aroma, olía bien y por un momento me sentí reconfortada.
Quise permanecer más tiempo así, iba a levantar mis brazos para devolverle el abrazo, pero ella se apartó, se despidió con una mano y salió de la habitación. Me quedé abrumada por su rechazo y mi nana tuvo que recordarme que debía prepararme para desayunar.
Había mucho jaleo en la casa, todos preparando condiciones desde temprano, la sala siempre era ordenada de la misma manera, retirando los adornos innecesarios y apartando los muebles dejando un espacio libre en el centro. La pequeña biblioteca era cubierta por cortinas y frente a estas se ubicaban las mesas con los alimentos.
Así era casa año, después de esta fiesta muchos empleados se iban a pasar la navidad con sus familias, ya que solo faltan días para que esté año acabe y comience uno nuevo.
Fui felicitada por cada persona que se encontraba a mi paso, abrí las puertas del comedor y mi corazón latió fuerte al pensar en ver a Ginm, debía ser fuerte y solo no hacerle caso.
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Un Cambio Inesperado
RomanceArisa es una chica de 14 años, una enfermedad le arrebató a su madre cuando era muy pequeña, por lo que esta situación la ha hecho madurar antes de tiempo, viviendo bajo la sombra de su hermana que según ella, su hermana mayor es una señorita perfec...