AVENOIR *YoonMin/JimSu* (Omegaverse)

Je Ne Suis Pas Prêt

El final de algo que apenas iniciaba seguramente debía ser la señal de que fue algo que jamás debió suceder, o quizás también era la señal de que algo completamente siempre estuvo mal. Para muchos marcaba el inicio de otra cosa completamente diferente, era la señal de algo nuevo y mejor. Pero para Jimin, significaba estar perdiendo de nuevo algo que amaba, algo que nunca recuperaría.

—No puedo—. Pronuncio Jimin mientras se miraba fijamente en el espejo—. Demonios, no puedo—. Repitió, sintiendo como esas lagrimas que se acumulaban en sus ojos, amenazaban con liberarse—. Mamá, te necesito, hoy más que nunca—. Dijo mirando el techo de su habitación—. Sé que tu sabrías que hacer.

El destino era cruel, toparse con Yoongi, había sido accidental. Claramente había sido vergonzoso salir huyendo. Pero después, y poco a poco, se volvió en algo hermoso, una anécdota que le hubiese encantado contarles a sus hijos, incluso a sus nietos, sin importar la manera en que ellos llegasen a su vida. Pero el destino lo volvió una dolorosa y trágica historia, de esas que eran para ser escritas.

Jimin deseaba ser egoísta en ese momento, pero simplemente no podía, no solamente porque Hoseok era su amigo, tampoco por lo mucho que amaba a Yoongi, era porque sabía que la única manera de que su alma estuviese tranquila seria salvando a otra, porque en la vida nada era fácil, y el amor, el amor no significaba solo felicidad y momentos buenos, también era estar dispuesto a sufrir por la otra persona, a sacrificarte, pero, sobre todo, estar dispuesto a perder.

Y con esos pensamientos Jimin se miró una última vez al espejo, limpio aquellas lagrimas traicioneras, y trato de poner su mejor cara, para dirigirse a su encuentro con Yoongi.

∞

Yoongi se encontraba agotado, no solo de manera física, sino que también de manera mental. El dolor de su pecho y el sentimiento de pérdida prevalecían en él. Por un lado, Jimin y por el otro Hoseok, sabía que al terminar el día perdería un pedazo de sí mismo, su omega lloraba debido a la perdida, ya que, de cualquier manera, ambas eran dos personas que amaba. Y no debería elegir, no tendría por qué hacerlo, pero al parecer su destino era ese.

No tenía ánimos siquiera para tomar una ducha y vestirse, se sentía agotado, el aroma a antiséptico y productos médicos aún permanecía impregnado en su ropa, debido a que horas atrás se encontraba con Hoseok, quien lucía más enfermo que nunca.

¿Cómo había terminado en esa situación?, era una pregunta de la cual no deseaba tener respuesta, Yoongi sentía haber envejecido al menos diez años los últimos días.

Después de salir del baño, decidió que no necesitaba más que ropa cómoda, algo que lo hiciera sentir seguro, cuando debía estar tomando la decisión más difícil de su vida.

—Después de todo soy bonito—. Dijo mirándose fijamente al espejo. Tratando de sacar de su cabeza esos pensamientos negativos, esos que le decían que huyera, que tomara sus cosas y desapareciera—. Pero Jimin lo es aún más.

Suspirando profundamente cerro sus ojos, ganas de tomarse un Valium no le hacían falta, estaba tan nervioso, que sus manos sudaban, y salir de su departamento le llevo más de media hora, primero olvidando su teléfono y después su billetera, en esos momentos era un desastre, pero, aunque deseaba detener el tiempo, este no tenía piedad e incluso avanzaba más rápido.

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El lugar que había reservado para cenar con Jimin era un lugar sencillo, nada extravagante, no creía necesitar algo así en un momento difícil para los dos, por lo que opto por algo más casual y tranquilo. Un pequeño lugar de comida italiana, donde la comida se distinguía por ser casera, pero, sobre todo, el lugar, desprendía una sensación abrumadora de hogar, que en esos momentos necesitaba desesperadamente.