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Zayn



Cuando entré en casa de Judy y Hank después de pasar casi todo el día en
El Silencio, me percaté de la expresión de pánico de mi hermana antes de que dijera nada.

Corrió hasta la puerta mientras gritaba entre susurros.

—Zayn, lo siento, lo siento mucho, no sabía que esto iba a pasar, me vas a matar por esto, se me ha escapado, ¡lo siento muchísimo!

Levanté una ceja
.
—¿De qué hablas?

—Mamá.

—¿Qué le pasa?

—Esta aquí y sabe lo de Louis.

—¿Qué? ¿Cómo?

—No lo sabe todo, pero en la iglesia la gente comentó que os habían visto discutir anoche. Le preguntaron por ello y si estabais bien.

Genial, ya cotilleaban sobre Louis y sobre mí. Les había faltado tiempo.

—Mamá no entendía nada, pero mantuvo la compostura y no perdió la sonrisa en ningún momento.
Después, me echó un buen sermón y se ha autoinvitado a cenar. Esta noche. —Judy me miró arrepentida, pero no era culpa suya.

Esbocé una sonrisa nerviosa y le dije que no pasaba nada. Mamá se enteraría de todas maneras, aunque me habría gustado que no hubiera sido a través de extraños en la iglesia. Mamá sabía mantener las formas, pero estaba segura de que le habría dolido enterase por terceros.

—Será mejor que entremos antes de que se vuelva loca del todo —dijo Judy.

—¿Dónde está Hank?

—¿Me tomas el pelo? En cuanto se ha enterado de que mamá iba a venir, ha huido.

«Tipo listo».

—¿Y papá? ¿Va a venir?

Se le daba bastante bien hacer de árbitro entre mamá y yo cuando discutíamos, algo que era inevitable.

Debía reconocer que era un niño de papá, así que las cenas familiares siempre salían mejor cuando él estaba.

—Mamá me ha dicho que esta noche tiene trabajo en la iglesia, estamos las tres solos.

—Vaya —protesté—. Genial.

Al entrar en el vestíbulo, encontramos a mamá con el ceño fruncido más pronunciado que le había visto en la vida y los brazos abiertos para abrazarme.

—Zayn, querido. —Suspiró y sacudió la cabeza—. Estás horrible.

«Hogar dulce hogar».


***



—Hoy en la iglesia me han pillado totalmente desprevenida —comentó mamá cuando nos sentamos a la mesa del comedor—. Me podrías haber advertido, Zayn.

—Lo sé, lo siento, mamá. No sabía que anoche nos vieron a Louis y a mí.

—Estamos en Chester, siempre hay alguien mirando.

No se equivocaba.

—No me creo que esto esté pasando —chilló mamá al enterarse de lo que había pasado entre Louis y yo. Nunca la había visto tan angustiada. No dejaba de negar con la cabeza, incrédula.

—No pasa nada, mamá. No tienes que sentirte tan mal —le respondí mientras empujaba con el tenedor la comida del plato.

—No puedes rendirte sin más, Zayn. No puedes abandonar tu matrimonio. ¡Hiciste unos votos! —exclamó—. ¿Es que no significan nada para ti? —No creo que quisiera hacerme daño con sus palabras, pero lo hizo.

Notas (ZIAM)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora