Capítulo 1

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Londres 1848. Otoño.

Encontrar a una persona en una ciudad de casi dos millones era una tarea formidable. Ayudaba que el comportamiento de esa persona fuera previsible y que normalmente se le pudiera encontrar en una taberna o en una tienda de ginebra. Aun así, no sería fácil.

"¿Kyuhyun, dónde estás?" pensaba el señorito Heechul Cho desesperado, mientras las ruedas del carruaje traqueteaban por la calle empedrada. El pobre, salvaje y problemático Kyuhyun. Algunas personas, frente a circunstancias intolerables, simplemente... se rompían. Algo parecido había ocurrido en el caso de su anteriormente elegante y responsable hermano. En este momento él estaba probablemente más allá de toda esperanza de reparación.

—Le encontraremos —dijo Heechul, con una seguridad que no sentía. Miró al gitano que se sentaba frente a el. Como siempre, Zhoumi no mostraba ninguna expresión.

Se podría perdonar a uno por asumir que Zhoumi era un hombre de emociones limitadas. Era tan precavido que, de hecho, aún después de vivir con la familia Cho durante quince años, todavía no le había dicho a nadie su nombre de pila. Le conocían sólo como Zhoumi desde que lo habían encontrado, maltratado e inconsciente, junto a un riachuelo que atravesaba su propiedad.

Cuando Zhoumi se despertó para descubrirse rodeado por los curiosos Cho, había reaccionado violentamente. Habían sido necesarios sus esfuerzos combinados para mantenerle en la cama, todos ellos exclamando que empeoraría sus heridas, que debía quedarse quieto. El padre de Heechul había deducido que el niño era el sobreviviente de una cacería de gitanos; una práctica brutal según la cual los hacendados locales recorrían a caballo sus propiedades con armas y garrotes para limpiarlas de campamentos gitanos.

—El muchacho probablemente fue abandonado para que muriera —había comentado gravemente el señor Cho. Como caballero instruido y progresista, desaprobaba cualquier forma de violencia—. Me temo que será difícil contactar con su tribu. Probablemente estarán bastante lejos a estas alturas.

—¿Podemos quedárnoslo, papá? —El hermano menor de Heechul, Donghae, lloraba ansiosamente, sin duda visualizando al niño salvaje (que le enseñaba los dientes como un lobo atrapado) como una divertida nueva mascota.

El señor Cho le había sonreído.

—Puede quedarse tanto tiempo como decida. Pero dudo que se quede aquí más de una semana o así. Los gitanos romaníes –los Rom, como se llamaban a sí mismos– son gente nómada. Les desagrada permanecer bajo techo demasiado tiempo. Les hace sentirse encerrados.

De todas formas, Zhoumi se había quedado. Había comenzado como un muchacho pequeño y más bien delgado. Pero con los cuidados apropiados y comidas regulares, había crecido de una forma casi alarmante, hasta convertirse en un hombre de proporciones robustas y poderosas. Era difícil decir exactamente qué era Zhoumi: No era en realidad un miembro de la familia, ni un criado. Aunque desempeñaba diversas tareas para los Cho, como conductor y hombre para todo; también comía en la mesa familiar cada vez que lo deseaba; y ocupaba un dormitorio en la parte principal de la casa de campo.

Ahora que Kyuhyun se había perdido y estaba posiblemente en peligro, no hubo que pedir a Zhoumi que ayudara a encontrarlo.

No era muy correcto que Heechul viajara solo en compañía de un hombre como Zhoumi. Pero a los veintiséis años, el se consideraba más allá de cualquier necesidad de acompañante.

—Empezaremos por eliminar los lugares a los que Kyuhyun no iría —dijo el—. Las iglesias, los museos, los lugares culturales y los vecindarios refinados están naturalmente fuera de consideración.

—Eso todavía nos deja la mayor parte de la ciudad —gruñó Zhoumi.

A Zhoumi no le gustaba Londres. En su opinión, el funcionamiento de la llamada sociedad civilizada era infinitamente más bárbaro que cualquier cosa que pudiera ser encontrada en la naturaleza. Si le dieran a elegir entre pasar una hora con una piara de jabalíes o en una sala de estar con compañía elegante, él habría escogido a los verracos sin titubear.

Mío a medianoche *HanChul*Donde viven las historias. Descúbrelo ahora