Aproximadamente seis horas después de haber comenzado la búsqueda de Kyuhyun, Hangeng golpeó en la puerta de una próspera finca. Algunos chismes de taberna le habían llevado hasta alguien que había visto a Ramsay con otra persona, y estos le habían llevado a otro sitio, donde sus planes habían sido escuchados por casualidad, y así sucesivamente, hasta que finalmente el rastro lo había conducido a este lugar.
La enorme casa estilo Tudor, con la inscripción de la fecha de su construcción sobre su puerta: 1620, estaba localizada a casi un kilómetro y medio de Stony Cross Park. Por la información que Hangeng había recogido, la granja había pertenecido una vez a una noble familia de Hampshire, pero había sido vendida por necesidad a un comerciante de Londres. Servía como lugar de retiro para los disipados hijos del comerciante y de sus compañeros de juegos.
No le supuso una sorpresa que a Kyuhyun le atrajera ese tipo de compañía.
La puerta se abrió y un mayordomo de rostro endurecido apareció. Sus labios se retorcieron desdeñosamente al ver a Hangeng.
—Los de tu clase no son bienvenidos por aquí.
—Menuda suerte, ya que no pienso quedarme mucho tiempo. He venido en busca de Lord Cho Ramsay.
—Aquí no hay ningún Lord Cho Ramsay. —El mayordomo empezó a cerrar la puerta, pero Hangeng interpuso una mano para impedírselo.
—Alto. De ojos castaños. Robusto. Probablemente apestando a alcohol...
—No he visto a nadie con esa descripción.
—Entonces permítame hablar con su amo.
—No está en casa.
—Mire —dijo Hangeng irritado—. Estoy aquí en nombre de la familia de Lord Cho Ramsay. Quieren que lo lleve de vuelta. Sólo Dios sabe por qué. Entréguemelo y lo dejaré en paz.
—Si lo quieren —dijo el mayordomo fríamente— que envíen a un sirviente apropiado. No a un apestoso gitano.
Hangeng se frotó las esquinas de sus ojos con su mano libre y suspiró.
—Podemos hacer esto de la manera fácil o de la manera difícil. Francamente, preferiría no realizar un ejercicio físico innecesario. Todo lo que le pido es que me de cinco minutos para encontrar al bastardo y llevármelo de aquí.
—¡Lárguese de aquí!
Después de otro intento de cerrar la puerta, el mayordomo tomó una campanilla plateada de la mesa del vestíbulo. Unos segundos después aparecieron dos lacayos corpulentos.
—Sacad de aquí a esta sabandija —ordenó el mayordomo. Hangeng se quitó la chaqueta y la echó sobre uno de los bancos que adornaban el vestíbulo de entrada.
El primer lacayo lo atacó. Con unos pocos movimientos experimentados, Hangeng le golpeó con la derecha en la mandíbula, lo derribó, y lo dejó gimiendo en el suelo.
El segundo lacayo se acercó a Hangeng con mucha más cautela que el primero.
—¿Cuál es tu brazo dominante? —preguntó Hangeng. El lacayo pareció sobresaltado.
—¿Por qué quieres saberlo?
—Preferiría romperte el que no utilizas con frecuencia.
Los ojos del lacayo se salieron de sus órbitas, y se retiró lanzando una mirada suplicante al mayordomo.
El mayordomo miró fijamente a Hangeng.
—Tiene cinco minutos. Encuentre a su amo y lárguese.
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Mío a medianoche *HanChul*
FanfictionLibro 1 Resubiendo Cuando una inesperada herencia eleva a su familia a la categoría de la aristocracia, Heechul descubre que atender a sus hermanos menores y a su rebelde hermano era fácil, comparado a conducirse por las complejidades de la Alta So...