Decimotercera Cicatriz

4.2K 600 261
                                    


Definitivamente, algún ente fuera de las leyes newtoneanas tenía algo contra Izuku.

Itsuka podía jurar que todo pasó en un abrir y cerrar de ojos.

De estar caminando con tranquilidad en el bosque para la prueba de valor, a que Izuku se enfrentase en duelo a muerte con el villano Muscular, con el fin de salvar a ese niño llamado Kota. Y al final, él reuniera un grupo para salvar al idiota de Katsuki de las manos de los villanos.

Sumando el hecho de que All Might, el ídolo y la persona que Izuku admiraba más que a nadie, venció a aquel monstruo a duras penas, quedando en un estado moribundo. Las lenguas estaban sueltas, trayendo consigo el fuerte rumor del retiro del héroe número uno.

—Hola. —Ella saludó.

Ver su expresión de sufrimiento le partía el alma. Izuku tenía miedo del por venir, del futuro que le causaba más desgracias que alegrías. Necesitaba ayuda con urgencia, sino, volvería a cometer otra locura como ir a la boca del lobo para rescatar a un idiota.

—Quiero estar solo por ahora. —Se hundía cada vez más en la profundidad de la almohada.

—No estoy dispuesto a dejarte. —Se acercó hacia la camilla.

Cuando se armó de valor para entrar, por fin, a la habitación donde Izuku estaba hospitalizado, tuvo que pasar por algunas dificultades como evitar a los doctores o a la misma madre de Izuku, Inko, que se encontraban a las afueras del cuarto. Si antes se quedaba en la puerta, tratando de averiguar si él estaba bien, sin tener algún impedimento que la detuviera, a excepción de su consciencia; ahora, con todo en contra, ingresó, con el corazón en la mano, al cuarto, para la sorpresa del peliverde.

—Lárgate. —Dijo Izuku.

Ni siquiera se saludaron o algo por el estilo. Tampoco Kendo preguntó sobre su sentir, ya que, era obvio.

Lo único que quedaba por hacer era ayudarlo, ser el paño de lágrimas de su mejor amigo.

—Haré lo que sea por ti, menos dejarte. —Dijo con las manos en el pecho—. Por lo menos, esta noche no.

—Vete. —Izuku ordenó.

—No puedo. —Agachó la mirada, mientras, se mordía el labio—. Izuku, yo... Yo, siempre te he dejado solo en los momentos que más necesitabas ayuda.

—No quiero recordar. —Seguía con la cabeza pegada a la almohada, sin dar la cara.

—No estás solo, ya no. —Se sentó en la camilla—. Por favor, permíteme ayudarte esta vez.

—No quiero. —Si voz sonaba cada vez más apagada con el pasar de las palabras.

—No me iré. —Repitió—. Sé que en el pasado te encerrabas para no mostrarte débil. Guardabas tus problemas para ti, no querías que se preocuparan, pero ahora ya no-.

—¡Ese es el maldito problema! —Gritó de repente—. No quiero recordar nada en este momento. —Bajó la intensidad de a poco.

Deku quería mantener el silencio del lugar, quería sentirse más miserable de lo que se sentía. El día de hoy descubrió el cruel destino al que se enfrentaría, pese a querer dar la talla para satisfacer las espectativas del que le confió el poder, su mente se llenó de miles de inseguridades. El paso de la batuta tan repentino hizo que sintiera terror, mucho más del que sintió cuando vio a All For One, tanto así que cada vez que pensaba en ello, tuviera muchas ganas de vomitar.

—¿En verdad quieres quedarte esta noche sin compañía? —Una parte de él, quería estarlo. Pero, por más que sonase egoísta, quería compartir ese peso insoportable y esos sentimientos tortuosos con alguien.

Entre manos y cicatrices (Izuku X Kendo)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora