Undécima Cicatriz

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Caminaba sin parar por el largo pasillo. No era la primera vez, y estaba segura que no sería la última, que sus pensamientos albergaban miedo y dudas, ansiedad de entrar a ese cuarto y encarar al chico que le robaba el aliento de mil y un formas.

—¿Eres su amiga? —Recovery Girl salió de la habitación, apoyándose en su típico bastón—. Puedes entrar, pero no hagas mucho ruido, él sigue durmiendo.

—Yo n-no-. —No fue capaz de terminar

Dos meses tratando de no tener algún contacto con él, aunque, Izuku siempre se esforzaba por terminar en la enfermería, causando la preocupación de Itsuka. ¿Cuántas veces se quedó a las afueras, escuchando por la puerta, para saber si estaba bien? Incontables veces. Con excepción, cuando ocurrió el ataque de los villanos a la USJ, su promesa de no intervenir en el camino heroico del pecoso fue rota; pasó casi una semana visitándolo, a pesar de la incomodidad plasmada en el ambiente.

Tragó saliva, mientras se detenía al frente de la entrada. Recordó la pelea que Izuku tuvo con ese chico Todoroki, donde lo forzó a usar su lado de fuego, las consecuencias fueron claras: quemaduras de segundo grado y estar a un paso de la hipotermia. ¿Cómo era posible aquello? Itsuka maldijo a la suerte de Izuku.

—Los papeles se intercambiaron. —Itsuka se decidió a entrar, pero escuchó a la persona que más detestaba, aparte de Haruki—. Ya no es Deku quien persigue.

—Se llama Izuku, que te quede claro.

—Cara redonda lo llama así y él no tiene problema. —El cambió de expresión de Itsuka fue notable—. ¿Celosa?

—¿Qué te importa?

—Tenemos historia, zanahoria, es notable que me importa. —Ironía que se acercaba al sarcasmo.

—Olvidé lo desagrable que era mi vida, gracias por recordármelo. —Rodó los ojos—. Además, tú solo te preocupas por ti, no eres capaz de mirar a los demás y brindar ayuda si eso no te hace sentir realizado.

—Pensé que yo te gustaba.

—Tiempo pasado, Bakugo. —Suspiró cansada—. Supéralo.

—Y pensar que, años anteriores, le rompiste su estúpido corazón por una cita conmigo.

De nuevo, el mismo argumento, pero con diferentes palabras. Ella sabía que es un asco de persona, que se merece lo peor, sin embargo, ¿con qué derecho Bakugo lo decía?

—Son errores que no volveré a cometer.

—No te creo.

—No me importa lo que creas. —Kendo cruzó los brazos.

—Debería, ya que ambos fuimos colegas a la hora de mostrarle al nerd de mierda su lugar.

—¿Puedes cerrar la boca? Gracias. —Antes de irse, se quedó para asegurarse que el rubio no entrase al cuarto—. Y jodete.

Bakugo solo rió, a la vez que Kendo miraba atenta sus acciones, ya que, que él no esté gritando como mujer en trabajo de parto, le parecía raro.

—Me enfrento en la final con el inútil. —Miró el reloj, ya casi era hora del combate—. Voy a destrozarlo, después de eso... Serás mía. Te marcaré. —Sonrió, mostrando sus dientes, cosa que fue repulsiva para la fémina.

—Quieres que yo sea tuya para hundir más a Izuku. —Rodó los ojos—. Te digo algo.

—¿Qué?

—Él va a ganar y cuando lo haga, tu estúpido ego quedará bajo los suelos al ver desde abajo como Izuku se alza con la victoria. —Se acercó al chico, activando su Quirk—. Tratarás de hacer algo, levantarte, seguir peleando, pero, no podrás, ya no, porque Izuku ya no es el mismo. —Lo agarró del polo, cerca del cuello—. Ahí te darás cuenta que él nunca necesitó alcanzarte, ya que, siempre estuvo adelante, esperando a que tú puedas igualarlo.

Entre manos y cicatrices (Izuku X Kendo)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora