Segunda Cicatriz

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—K-Kendo-chan, yo-.

Estando en la clase de gimnasia de la escuela primaria, los primeros amores eran genuinos para los chicos de esta edad. No había malicia en ellos, solo la deslumbrante imaginación de un futuro perfecto al lado de esa persona. Para nuestros protagonistas está idea no era ajena, Izuku no dejaba de observar a Itsuka y ella solo se dignaba a observar los saltos y maniobras que Katsuki realizaba gracias a su Quirk.

Era la primera vez que Midoriya sentía aquel sentimiento, por eso el nudo en el estómago se sentía como una estampida de elefantes corriendo por sus vidas en un piso de hielo. Le hacía querer vomitar, querer llorar toda la noche y ser cubierto por el impasible frío otoñal.

—¿Kendo-chan?

—Oh, lo siento mucho, Midoriya-kun. —Ocultó su rostro enrojecido—. ¿De qué querías hablar?

A pesar de dirigirse a él, su atención seguía inamovible de aquel rubio que hacía la vida imposible de Izuku.

—Nada. —Forzó una sonrisa—. De-demos lo mejor en nu-nuestro partido.

Decidió no darle más vueltas, si Kendo era feliz con Kacchan, él igual lo sería. Tener ocho años no era excusa para ser egoísta, ya que Izuku tenía en mente velar por las sonrisas de todos, en especial la de su amiga de cabellera naranja. Tal y como All Might lo hace.

—¡Por supuesto! —Devolvió el gesto—. Vamos a ganar, tú solo quédate quieto y observa. —Dijo con total seguridad en sus palabras, ya que perder no era una opción para ella.

—El equipo de Kendo ingrese al campo para jugar la final con el equipo de Bakugo. —Una mujer de base tres anunció el último enfrentamiento.

—¡Es nuestro turno! —Animó Kendo a su equipo.

—¡Suerte Manos Grandes! —La frase inyectada con puro veneno de Bakugo provocó el rubor en las mejillas de Kendo—. ¡La necesitarás, tienes a un inútil Quirkless en tu equipo!

El mensaje llegó a todos, provocando que estos miraran a Izuku, quien mantenía la mirada baja, pretendiendo que no escuchó las palabras ofensivas de su amigo de la infancia.

—N-no importa, ganaremos. —Kendo dijo con duda, lo cual nadie le creyó, solo Izuku que ponía las manos al fuego por ella.

El partido de Quemados había empezado debido al silbatazo que la mujer dio ni bien los equipos ingresaron a la zona de juego. Kendo, siendo la más atlética, fue la primera en agarrar un balón y lanzarlo hacia al equipo rival, eliminando a uno de ellos.

Los que no jugaban aplaudían y animaban, el resultado era incierto. Aunque nadie dudaba que una persona haría el ridículo en menos de lo esperado, exactamente, las miradas, por momentos, estaban puestas en Izuku, quien esquivaba como podía los balones que iban contra su rostro. Si seguía así, por lo menos sería una carga menos para Kendo, podían ganar si no hacía una tontería.

—¡Deja de moverte, nerd de mierda!

—Bakugo. —Llamó un amigo de él—. Concéntrate en el-. —Pero calló al recibir el impacto en su pecho.

—¡Uno menos! —Itsuka sonrió, pensando que impresionó a Katsuki de esa forma. Aunque solo logró lo contrario.

—¡Cállate, maldita! —Tiró la pelota con demasiada fuerza, tanto así que Kendo, usando su Quirk, logró detenerla a un pequeño costo.

—¡Kendo-chan, tu dedo! —Una chica del mismo equipo advirtió. Todos miraban preocupados, hasta la desinteresada profesora, Itsuka tenía ganas de llorar, pero se resistió al ver la mirada sádica de Bakugo, que para su mente enamorada, era una de preocupación.

Entre manos y cicatrices (Izuku X Kendo)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora