Ekaterimburgo, centro-oeste de Rusia.
2 de abril del 2021.
Me visto rápidamente para terminar de empacar algunas cosas que me faltan. Miro mi reflejo en el espejo y me veo bien luego de la misión que hice. Mi cicatriz del brazo izquierdo arde un poco pero todo soportable.
Tomo mi maleta no sin antes preparar un regalo especial, me coloco los lentes para bajar a recepción y dar por terminada mi estadía en este lugar. Salgo del hotel, veo una camioneta blindada que me espera para llevarme al aeropuerto. Me subo tranquila cuando avanza siento que la bomba ya exploto dejando el fuego atrás.
El trayecto es con normalidad ya que nadie habla, el silencio es algo común entre choferes y personas del ejército. Ya cuando llegamos bajo sin emitir palabra para que antes de subir al avión un sujeto me frena.
—Identificación—suspiro y sacó mis documentos para mostrárselos—Señorita Bythesea puede subir—se hace a un lado mientras subo tranquila.
Veo a mis dos únicas amigas esperarme, me saco la peluca para lanzarla por ahí.
—¿La pusiste?—me pregunta Sofia Bronova, mi mejor amiga desde que tengo diez años. Ella es de melena oscura que es sobre sus hombros, unos ojos castaños y físicamente perfecta.
—Ojalá que si ya que tenía que acabar—comenta Eiza Lomelí y la miro a ella mientras me siento. Ella es de delegada con un trasero gigante y alta. Muy hermosa ya que es brasileña. Amigas desde los 17 años.
—Por supuesto que lo hice—me saco los lentes—Necesitaba terminar mi estadía en el hotel y guardaba algunas cosas.
—Se siente raro volver luego de meses—suspira Sofía.
—Veré a mi novio—sonríe Eiza—Yo solo quiero besarlo y jamás separarme de él.
—Tanto amor me daña el cerebro—les digo, ambas ríen.
Todas nos acomodamos para dormir un poco más, el avión despega, el vuelo durará muchas horas así que cierro mis ojos, no logro conciliar el sueño ya que me es incómodo dormir en algo que no sea mi cama.
Miro por la ventana y volar se siente tan bien es como si estuvieras siendo libre entre tantas nubes, sin importar nada o quien te mire tu solo te despliegas.
Llega un momento donde caigo rendida en el asiento, cuando despierto me duele el cuello con la espalda ante el mal dormir. Las chicas siguen durmiendo aún faltan dos horas para llegar a Seattle.
Mientras te contaré un poco de mi. Cuando tenia seis años empecé con el entrenamiento para entrar al comando y lo logré cuando tuve diecisiete. Vengo de una familia donde también estuvieron en la FGMI, ahora estamos con mis tres hermanos en esa central trabajando duro por ser los mejores.
A mis veintitrés años hablo 29 idiomas, sé hackear, soy una francotiradora, combate cuerpo a cuerpo, armamento, destrucción de armas y camuflaje. Tengo un puesto de teniente coronel y me he ganado todo ha base de esfuerzo y sudor. Nada me ha dado nada en la vida y eso me sirvió para ser la mujer fuerte que soy ahora.
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Peligrosa Adicción
RandomLibro I Trilogía: Destino infernal: Tanit debe terminar una misión y llegó la hora de volver a su puesto como teniente Coronel en la FGMI , desde los 6 años de edad fue educada y preparada por una organización nacida de una rama importante para el m...