⌗ㅤ𝗗𝗢𝗚 𝝙𝗡𝗗 𝗖𝝙𝗧ㅤ७ㅤmαrkhyuckㅤっ

𓄵ㅤ✦ㅤ𝗧𝗪𝝣𝗡𝗧𝗬 𝗬𝝣𝝙𝗥𝗦ㅤ. . .

La cola de Donghyuck se movía felizmente mientras elegía la ropa que iba a ponerse.

Mark, su querido canino, lo había invitado a una pseudo-cita. Por la noche.

No sabía que quería decir con eso pero estaba muy feliz.

En esos dos años, ambos chicos se habían conocido.

Donghyuck descubrió que eran vecinos de toda la vida y que, en realidad, él ya conocía a su hermana mayor, una linda gatita de pelaje blanco.

También descubrió la pasión de Mark por la música, y lo mucho que le gustaban las caricias, llegando a dormirse sin quererlo.

Además, le encantaba el color verde y, cada vez que iban a un parque, los ojos del mayor brillaban con ilusión y no podía resistirse a tirarse encima de la hierba.

Y que Mark adoraba el contacto físico. Se acercaba mucho a él siempre que podía y, a pesar de parecer sumiso, su olor de alfa todavía aturdía sus sentidos.

Por último, descubrió algo peligroso e importante... Estaba enamorado de Mark.

Quiero decir, eso ya lo sabía pero antes era solo una sensación física.

Ahora no podía pensar en otra cosa que en "su" alfa acariciando continuamente sus orejas y haciéndole cumplidos sobre lo tierno que es.

No quería decírselo al canino, pero el pequeño gatito tenía dudas de que pudiera controlarse a sí mismo.

Sus instintos lo estaban dominando a más no poder.

Sobretodo cuando notó el olor cerca de su casa. Estaba en la ventana, estaba seguro, sentado en el balcón.

Abrió la ventana y ahí lo encontró.

— ¿Preparado para nuestra pseudo-cita?

— ¿Por qué es una pseudo-cita?

— Porque... —Mark se quedó pensando un poco. —Bueno, estoy preocupado por ti, Hyuckie. Nunca has mostrado sentimientos hacia nadie. Tengo miedo de que alguien te utilice o que no estés preparado para el momento. Así que, te voy a a enseñar.

— ¿E-Enseñar? ¿A qué?

— Por ejemplo...

Mark sonrió, extendió su mano y con toda la delicadeza del mundo tomó la nuca del menor y lo arrastró hacia él, juntando sus labios.

Cerraron sus ojos y se dejaron llevar por ese intenso sabor a amor en sus labios y las cosquillas que recorrían su columna vertebral.

Mark empujó de forma sutil el cuerpo del gatito dentro de la habitación, reposándolo en la cama y continuando con ese beso que no habían roto en ningún momento.

Con la fugacidad de las estrellas se deshicieron de la ropa.

A la luz de la luna, Mark se entregó en cuerpo y alma a Donghyuck.

Y Donghyuck se entregó en cuerpo y alma a Mark.