Un nudo formado en mi garganta me impide decir o hacer algo. La boca se me seca de repente y mis manos se esconden en mi espalda, jugando con los dedos nerviosas. Mi mirada se encuentra inevitablemente con la de aquel chico que me "analiza" con el ceño fruncido. Su figura impone, ya que es el triple que yo. Su pie empieza a dar toques en la madera, esperando una respuesta. Abro la boca para decir algo, pero la cierro al instante. "Verás, un adinerado cabrón de compró en el orfanato, por eso estoy aquí. ¡Ah! Soy Abbie, encantada". Descarto la opción tirándola a un rincón oscuro de mi mente.
El chico mantiene su mirada fija en mis movimientos. Espero que no note el temblor de mis pieras y el jugueteo intenso de mis manos. Mi respiración es irregular y creo que en cualquier momento puedo caer y comerme de morros la mesilla con los dibujos (algunos tirados en el suelo por mi culpa). Sus ojos me recorren de pies a cabeza. Cuando termina su "inspección" me espero una mirada despectiva, un grito o alguna muestra de ira, ya que llevamos como dos minutos quietos y yo sin decir nada.
-Estás temblando- Susurra. Lo dice de una forma ausente, como si se lo estuviera contando a él mismo y no a mí. Muerde la parte interior de su mejilla y cierra la puerta de la sala a sus espaldas. Da un paso hacia mí y yo me alejo otros dos instintivamente. El frunce todavía más el ceño.
-¿Te trajo John?
Su pregunta me desconcierta, pero consigo contestar con un leve asentimiento de cabeza. Él suelta un suspiro y se sienta en una de las butacas. Con los codos apoyados en sus rodillas, se tapa la cara con las manos y lo oigo maldecir en voz baja. No soy capaz de moverme, así que me mantengo de pie en la otra punta del sofá. Vuelvo a mirarlo y ahora tiene la cabeza apoyada en la palma de su mano. Me observa atentamente.
-No te pareces a las típicas chicas que trae a casa- Murmura.
Trago saliva intentando disminuir las ganas de potar. ¿Típicas chicas que trae a casa? Creía que estaba perdida, pero ahora lo estoy aún más.
El chico, del cual todavía no sé nada (no me puedo quejar porque él de mi tampoco), coge un móvil de su bolsillo trasero y comienza a teclear. Me doy el gusto de echarle una buena ojeada. Su estatura, como bien dije antes, es imponente. Lleva una camiseta blanca normal, algo transparente que deja ver varios tatuajes. Me fijo en sus manos. Son enormes, con largos dedos y también con algunos tatuajes en su muñeca. Vaya, son realmente atractivas.
¿Pero qué estoy diciendo?
Tiene el pelo castaño recogido en un moño deshecho. Algunos rizos son visibles y me entran ganas de tocarlos. (Sí, soy imbécil). Sigue con el ceño fruncido. Sus labios son rosados, aparentemente suaves, y en forma de corazón. Finalmente me fijo en sus ojos, que a pesar de que estén mirando hacia abajo, puedo ver que son verdes y azules, una mezcla hipnotizante. Es un tío demasiado atractivo.
-¿Tengo algo en la cara?- Dice sin despegar la mirada de la pantalla. Crece en su rostro una sonrisa de lado lo que me dá la visión de un dulce hoyuelo.
El color sube rápidamente a mis mejillas y decido sentarme en el sofá. Mis vista está fija en mis manos apoyadas en mi regazo. Llevo un estúpido vestido blanco que realmente odio. Pero como bien sabéis, a tales momentos no soy dueña ni de mi propio cuerpo. Hay algo que me está poniendo más nerviosa que de costumbre y poco después me doy cuenta de que esa mirada siniestra está posada en mi.
-¿Tengo algo en la cara?- Digo sin pensarlo mientras levanto la vista y veo como el chico alza las cejas divertido. Disimula una sonrisa y aunque yo lo esté mirando fijamente, no aparta la vista.
Cómo débil que soy, vuelvo a fijar mi atención en mis manos. Seré estúpida. Noto como el calor recorre mis mejillas de nuevo.
-Sí- contesta- Estás roja.
Bufo y me tapo la cara con las manos. Oigo cómo se ríe y vuelve a teclear algo en el móvil.
-John vendrá ahora- Dice finalmente guardando el aparato de nuevo en su bolsillo.
Me tenso rápidamente al oír su nombre. No quiero que vuelva.
-¿Estás bien?- Me pregunta. Al parecer, los temblores y el miedo no son tan fáciles de ocultar como pensaba.
Nuestras miradas se encuentran y creo atisbar preocupación en su rostro.
-¿Qúe te...?
La puerta se abre de golpe interrumpiéndolo y entra John con una radiante sonrisa.
-¡Hombre! ¡¡Se supone que iba a ser una sorpresa!!
Me pongo de pie sin pensarlo y me posiciono detrás del posabrazos del sofá. El chico frunce el ceño y nos mira a ambos.
-¿Una sorpresa? ¿De qué hablas?
No sé cual de los dos está más perdido en esta conversación, pero el aire empieza a faltarme y mis pulmones me gritan y se quejan de mis débiles actos.
-¿No sabes nada aún?- Dice John pasándole el brazo por los hombros.
Ambos son altos, pero el chico supera varios centímetros a John. Ahora que lo pienso, tienen un aire parecido...
Espera un momento... ¿Qué?
-Llevo aquí diez minutos, pero no me ha dicho nada.
-Oh, es que es muy tímida. Aunque cuando quiere tiene una boca muy traviesa. ¿A que sí, muñeca?
Tengo unas ganas enormes de escupirle en la cara y cortarle los huevos, pero me mantengo quieta y observo la reacción del chico.
-Papá... ¿Qué dices?- Dice cerrando los puños.
"Papá". Lo acaba de llamar "papá". Esto no puede estar ocurriendo.
-Está muchachita tan linda es para ti, Harry- Le dice John con una radiante sonrisa.
De pronto, todo se detiene. Los tres nos quedamos quietos y sin saber qué decir. Me acabo de enterar que soy un regalo de John para su hijo, Harry. En lo más profundo de mi ser me alegro por no pertenecer a John. Quiero sentirme aliviada ya que Harry, a pesar de esa cara de chico duro, parece buena persona. Sin embargo, ninguno de los dos me acaba de convencer y mantengo mi idea de repulsión al sexo masculino, por muchos chicos con manos sexys, ojos hipnotizantes, cuerpo de escándalo y cara dulce, se me pongan por el camino. Quiero ser, por una vez en mi vida, una persona fuerte.
-Me has...- Comienza a decir "mi nuevo dueño", con su voz más grave de lo normal- Me has comprado una mujer... En una de esas ferias de...
No termina la frase. Cierra los ojos y suspira fuertemente. Se aleja de su padre y se sienta en la mitad del sofá. Ahora estamos mucho más cerca, pero a nadie parece importarle. Harry se gira y me mira. Instantáneamente me pongo tensa.
-Por eso te comportabas así...- Gruñe para si mismo y me mira con rabia, lástima y algo más. Algo que oscurece su mirada, pero que no sé cómo podría ser nombrado.
Todo a mi alrededor pasa lento, demasiado lento. En mi interior ocurre lo contrario. Los rápidos latidos de mi corazón se escuchan en toda la estancia (o esa sensación me produce a mi). Quiero e intento callarlos, pero me es imposible.
-Podrías irte al piso de arriba. Tercera puerta a la derecha.- Murmura Harry. Tardo un par de segundos en darme cuenta que se dirige a mí.
Cómo si de un milagro se tratara, mis piernas obecen a mi cerebro y comienzo a andar hacia la puerta. Paso por delante de Harry, que tiene la mirada fija en el suelo y cuando el aroma de John inunda mis fosas nasales, un escalofrío recorre mi cuerpo.
Dos pasos y estaré fuera de esa agobiante sala, pero un gruñido y una mano sujetando mi brazo con fuerza, me impide salir de allí.
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A lo mejor más tarde cambie algunas cosas que no me convencen de este capítulo y quizá suba ya el cuarto :)
Espero que les haya gustado jj
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Runaway (Harry Styles)
CasualeFalta poco para posarse en la red, dejarme llevar y arriesgarlo todo. -Huyamos juntos, Abbie- Susurra. Y ahí es cuándo todo se vuelve borroso y me dejo caer en sus fuertes brazos que, al fin y al cabo, sé que me protegerán.