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10 de noviembre
–¡Tsukki! –gritó el chico por línea– así de patético suenas.
–... –el otro no sabía que decir.
–Oh vamos, no me digas que te he ofendido –dijo burlándose, el otro no respondió– ¿Yamaguchi?
–P-perdón Tsukki –se le notaba la voz entrecortada.
–Como sea, qué me querías contar?
–No era nada Tsukki –dijo forzándose a él mismo a sonar alegre.
–Ya veo.
–...
–Bueno entonces, iré a estudiar, adiós.
–A-adiós Tsukki.
¿Qué le pasaba al de pecas hoy? Estaba un tanto... Triste.
Narra Tsukishima:
Sugawara-san dijo que hablara mucho con él, pero... ¿Si no me decía que le pasaba cómo le voy a ayudar? Además, no tengo porqué adivinarlo.
Pf, a quién miento, TENGO QUE ADIVINARLO. Yamaguchi jamás contaría sus problemas, no los cuenta hasta que de verdad le molestan y acaba gritando.
Recientemente no le han ido mal los entrenamientos, ha comido bien (le compré patatas fritas) obtuvo buenas notas de los exámenes... ¿Entonces porqué está triste?
Simplemente iré a su casa, total, no hay nadie con él.
•
–Ya abro... –dijo Yamaguchi sin ganas abriendo la puerta de su casa.
–Con que ganas recibes a tu novio –dijo él sonriendo de lado.
–Tsukki... ¡Tsukki! –dijo abalanzándose hacia él para abrazarlo del cuello mientras lloraba.
–Tenemos que hablar Yamaguchi –dijo él mientras correspondía su abrazo.
–Hm –musitó él aferrándose más a su pareja e hundiendo su cabeza en el cuello de ésta.
•
–Así que... –dijo Tsukishima mientras lo miraba sentados uno enfrente del otro– no piensas decírmelo.
–Mmm...
–¿Qué te impide contármelo? –preguntó con una expresión ya más relajada.
–No quiero parecer exigente... –respondió con la cabeza agachada.
–Oye, si quieres algo lo quieres, sin rodeos, sólo dímelo.
-Ehhh...
–Mientras piensas cómo decirlo, iré al baño, ¿de acuerdo?
