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Tsukishima Sendai, hijo mayor, 9 años. Tsukishima Hoshi, hija menor, 5 años
–Tsukishima –habló con asco un niño de su clase mientras lo empujaba– Sendai, no me dan asco tus padres, me das asco tú.
–¿¡Yo qué he hecho!? –preguntó ya cansado del asunto.
–Fácil, –dijo con un tono de burla– tus padres son profesores de esta escuela, por eso tienes siempre buenas notas, no haces nada, sólo dejas que lo hagan todo ellos.
–¡Eso es mentira! –dijo él con un quejido por la caída– ¡Mis buenas notas son por mi propio esfuerzo!
–Dile eso a otro –se agachó a su altura–. Pagarás por lo que haces.
Su hermana, Hoshi, ya harta de que lo mismo se repitiera cada día, decidió aparecer; serena como siempre, como Kei. Cuando su hermano estaba recibiendo otra de las palizas de su vida; sacó su pelota de voley de su mochila y se preparó para atacar.
Su hermano, cuando la vio, gritó:
–¡Haz un buen saque!
–¡Sí! –dijo. Mientras el otro chico seguía procesando cómo una niña de cinco años podría saber jugar a volleyball, ella ya había levantado la pelota y había realizado un saque perfecto; la pelota cayó directamente en la cara del acosador haciéndolo caer hacia atrás, haciéndole sangrar la nariz. En eso, el mayor de los Tsukishima se levantó, recogió el balón y fue corriendo hacia su hermana para regresar a su casa lo más pronto posible y salir de ese parque antes de que el niño se levantara del golpe.
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–¡Ya estamos en casa! –anunció Sendai cerrando la puerta.
–Qué te ha pasado –preguntó directo su padre, Kei.
–Hoshi me dio con la pelota sin querer –dijo con una risa mientras se rascaba la nuca.
–Hm –dijo, y luego fue hacia ellos para revolverles los cabellos–. Bienvenidos.
–¡Hoshi-chan, Senda-kun, hola! –dijo su otro padre, Tadashi, saliendo de su oficina– ¿Heridas de nuevo? –preguntó preocupado.
–Perdón –intervino esta vez su hermana–, fui yo.
–Por algo no te dejo jugar con la pelota, todavía no tienes buen control de ella –le dijo mientras la cargaba en brazos; él no sabía la destreza del balón que tenía su hija, eso era un secreto entre hermanos–. Algún día te enseñaré a hacer los saques flotantes que ves en mis partidos de hace años, ¿verdad Kei? –le preguntó mientras abrazaba a su hija y pegaban sus mejillas.
–Sólo cuando tenga nueve años, no quiero accidentes.
–¡Genial! –dijo entusiasmado y elevó a su hija hacia el techo.
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–Buenas noches –dijo suave Tadashi despidiéndose de sus hijos.
–Buenas noches –dijo Sendai para luego cerrar los ojos.
–Hm –musitó Hoshi para luego caer profundamente dormida.
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–Tsukki... –dijo Yamaguchi en sueños– ¡Tsukki! –gritó ya levantado por completo.
–Es domingo, no se trabaja hoy –le dijo sereno.
–No es eso... –Tsukishima al notar la voz quebradiza de su pareja se dio vuelta de la cama rapidísimo.
–¿Qué pasó? –le preguntó preocupado pero con voz suave.
–E-es Sendai... –dijo mientras miraba sus manos.
–Él está durmiendo, tranquilo –le abrazó al acabar esas palabras, él estaba temblando.
–Todo tiene sentido... –susurró aferrándose al abrazo.
–¿Qué? –le preguntó con el mismo tono de voz de antes.
–A él... También le hacen bullying.
–...
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–¡Pienso que eres genial! –gritó entusiasmado Sendai a Hikō Kageyama en la entrada del gimnasio de volley masculino.
–¿Q-qué? –preguntó enervante pero feliz, ya que había escuchado lo que le había dicho.
–¡Sí, eres genial! –volvió a repetir acercándose más a él.
Para Tadashi fue Kei, para Sendai fue Hikō.
Ya sus padres lo sabían, estaría todo bien; el problema del acoso, de la soledad, de las inseguridades; gracias a Hikō, todo eso desaparecería.
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Es cortito pero me gustó JGSHJFSS
Mientras escribía me dieron ganas de escribir una historia sobre ellos xD pero no sé si lo haré ya q tengo como 5 historias más editando en esta cuenta, y otras dos en otra JDJGSGS
