12. Drogas y castigos

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-Hey, novata... Despierta. -Ace me zarandea de un lado a otro suavemente. Enseguida me doy cuenta de que estoy tumbada en el sofá con su chaqueta sobre mí. -Ya hemos llegado, espabila. 

-Ya voy... -le doy la chaqueta y me estiro escuchando los huesos de mi espalda crujir.  

-Toma esto, te ayudará a despertar. -me da un vaso con lo mismo que tomó él. Tan solo con olerlo ya me espabilo de golpe. Me obliga a beber un trago bastante largo de ese líquido amargo. -Listo, vamos. Tenemos que comprobar que todo está en su sitio. 

Sale del vagón y yo detrás de él. 

Hay muchas personas transportando sacos y cajas muy pesadas de un lado a otro. 

Me aparto para no estorbar, consigo seguir le el paso a Ace. -Puedes sentarte por allí y comer algo, no tardaremos mucho. También puedes explorar la zona, pero no te alejes mucho. -indica anotando cosas en unos papeles. 

-Vale. -me dirijo a una especie de caseta, en el porche hay una mesa larga con varias sillas, sobre esta hay todo tipo de frutas y bebidas, a parte de bollería que huele de maravilla. 

Cojo una manzana y me apoyo en la barandilla del porche mientras como tranquilamente. El paisaje de bosque es tranquilo, los árboles son muy altos, y la maleza descuidado le da un toque salvaje. 

De reojo veo lo que parece una cara de un niño pequeño, afino la mirada hasta verle detrás de un arbusto. Miro hacia atrás en busca de Ace, él está ocupado guiando a los demás. 

Salto la barandilla asegurándome que nadie me mire para poder adentrarme al bosque. Consigo pasar el arbusto donde vi al niño, ahora es imposible que los demás me vean, llevo mi manzana en la mano, tan solo le di un par de mordiscos.

-Hola? Dónde te has metido? -pregunto caminando entre la maleza para encontrarle. 

Cuando estoy a punto de darme por vencida escucho un silbido a mi espalda, al girarme le veo mirándome fijamente, sale corriendo y yo detrás de él. 

Antes de que llegue siquiera a acercarme tropiezo con la raíz de un árbol lo que me hace rodar por el suelo llenándome de plantas, palos y hojas secas. Perdí mi manzana. 

Me levanto para limpiar mi ropa y mi pelo, al levantar la mirada me quedo paralizada. 

Estoy delante de una gran explanada de campo, hay varias chozas de madera desperdigadas entre tantas tierras de cultivo. 

-Pero qué es esto? -me escondo detrás de un árbol para poder espiar sin ser vista. Me fijo en la persona más cercana a mi posición. Está labrando el campo, todo parece normal hasta que miro uno de sus tobillos, está encadenado a un poste de acero clavado en el suelo. 

-Sky, qué coño haces aquí? -Ace me agarra del brazo. 

-Por qué están encadenados? -pregunto directa. 

-Por romper las leyes, ahora vamos. 

-Y qué cosa hicieron para estar encadenados bajo el sol sin poder... 

-No quieras averiguarlo. -me arrastra por el bosque con fuerza. 

-Qué clase de castigo es ese? Es inhumano!

-El mismo que recibirás tú si no te callas! -me mira enfadado, por un momento me parece ver un atisbo de tristeza, seguro es mi imaginación. -Ahora, por favor, larguémonos de aquí. -dejo que me arrastre hasta regresar donde la cabaña. 

Por suerte para mí, todos ya están en sus respectivos vagones. 

-Ahora te pido que no hagas ruido y estés quieta. -me tira al sofá y cierra la puerta del vagón. 

Me limito a cruzarme de brazos y mirar por la ventana sin levantarme de mi sitio. 

...

Otra noche más sin poder dormir. Me tapo la cara con las manos intentando aguantar la frustración. Por qué los tenían así? Encadenados y obligados a trabajar tierras bajo el sol. Apostaría lo que sea a que ni siquiera han comido en horas, puede que incluso días. 

-Es inhumano... Estaban demasiado delgados, tan siquiera tenían un sombrero, por dios. -me levanto para vestirme y salir al salón, subo al ascensor para poder ir a la azotea. 

Al abrir la puerta me encuentro con un Klaus tumbado en el suelo con una pierna sobre la otra mientras fuma. Al lado de su cabeza puedo ver la caja de cigarrillos a la mitad. 

Sin decir nada me tumbo a su lado cruzándome de brazos mientras veo las estrellas. -Un mal día? -pregunta para darle otra calada y soltar el humo haciendo aros que se disipan con el viento. 

-Horrible... 

-Quieres contarme lo? 

-Ace me obligó a acompañarle a la zona de Omegas, me metí al bosque y vi algo que no debía ver, o por lo menos así de claro me lo dejó ese cabeza de... Ag!  

-Comprendo, te aconsejo que pases de él. A veces puede llegar a ser muy estresante. Y te lo digo como su mejor amigo. -le miro. 

-Cómo podéis soportarle? No lo entiendo. 

-Ace tuvo un pasado difícil, tiene que soportar mucha presión día tras día. También influye su personalidad, pero eso es otro tema. -me mira. 

-Estás drogado, verdad? 

-No te digo que no por que estaría mintiendo, pero digamos que sí, un poquito. -ríe. 

-Sabes qué? Que le den a Ace y a sus tonterías, voy a dar una vuelta. -me levanto y camino hacia la puerta de la azotea. -Ten cuidado de no caerte del edificio. 

-A sus órdenes comandante! 

No puedo evitar reírme. Sé perfecta ¡mente a donde ir. 

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