10. Estrellas y cigarros

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-Venga, ya casi estamos campeona. -Eden y Lu me ayudan a salir del ascensor, en frío mi cuerpo se comienza a resentir por tanta pelea. 

-Iré a llamar a Odd. -Klaus corre por el pasillo. 

-Siéntate aquí. 

-Estáis de broma? Va a manchar el tapiz! -se queja Ace largándose a su cuarto. 

-Ignóralo, ok? -pide Lu dándome un vaso de agua.

-Traedla a mi habitación. -pide Odd asomándose por el pasillo para comprobar la situación 

-Chicos, de verdad que estoy bien, no hace falta que... -al ponerme de pie siento una punzada de dolor que atraviesa todo mi cuerpo. -Solo necesito dormir. 

-No mientas, vamos. -ahora es Klaus quien me carga sobre su espalda para llevarme junto el peliverde. 

Una vez en su habitación me siento sobre una especie de camilla de cuero negro. 

-Podéis iros, acabaré pronto. -indica sacando un botiquín. 

Una vez estamos solos comienza a hablar mientras prepara sus cosas. -Quítate los guantes. -pide sacando un algodón y una botella de alcohol. 

Al hacerlo veo algunos cortes profundos y moratones. -Lu te dijo que los cuchillos cortaban. 

-No sé cuando me corté. 

-No pasa nada, te haré unas pruebas para comprobar que no te has infectado y curaré tus heridas, luego podrás descansar. -sonríe amablemente. -Por cierto, conseguisteis información? 

-No sé si sabíais la existencia de los errantes.

-Los qué? 

-Son zombies, pero solo se mueven por la noche y por la oscuridad, la luz les quema la piel.

-Cuánto sabes de ellos? 

-Bastante. 

-Cuéntame todo lo que sepas, por favor. -mientras se encarga de mis heridas yo le cuento todo sobre esos bichos. 

Cuando por fin estoy bañada, curada y lista para cerrar los ojos mi sueño desaparece por completo. Camino por toda la habitación intentando que las ganas de dormir aparezcan, cosa que no funciona. 

-Necesito respirar. -me pongo los zapatos y cojo una chaqueta. Guardo mis manos en los bolsillos y entro al ascensor, le doy al botón de la última planta para ir a la azotea. 

En cuanto abro la puerta me sorprende la pequeña brisa de aire fresco que corre, pero más me sorprende la presencia de Klaus, sentado en el borde de espaldas a mí, con uno de sus brazos sobre su rodilla y el otro en el suelo para no caerse Su otra pierna cuelgas del borde del edificio. 

Me acerco a él en silencio hasta ponerme a su lado de pie. -Quizás debería preguntarte qué haces aquí. -sonríe sin mirarme. 

-Lo mismo digo. 

-Descansar, hoy fue un día largo, y tú deberías estar durmiendo. -me siento, mis piernas cuelgan del borde del edificio y mis manos me ayudan a no caerme hacia atrás. 

-No tengo sueño. -al mirarle me doy cuenta del cigarrillo en su mano, está encendido y recién empezado. -Desde cuándo fumas? -pregunto. 

-No me acuerdo, tú lo has probado? 

-Lo dejé hace meses, después de que mi último compañero muriese, él siempre decía que era malo para mis pulmones y no sé que mierdas más. -admito que tenía una gran adicción al tabaco, pero conseguí dejarlo. 

-Entonces no te lo ofrezco, no queremos que vuelvas a caer. -le da una calada a su cigarrillo para después dejar salir el humo gris de entre sus labios. 

-No caigo tan fácil. -miro la luna, desde aquí se ve muy grande al igual que las estrellas, no hay ni una sola nube. 

-Cómo va esa pierna? -pregunta al ver las vendas de mi rodilla. 

-Bien, solo estaba un poco hinchada, nada más. -me aparto el pelo de la cara. Nos quedamos en silencio un buen rato, tan solo se le escucha a él echar el humo del cigarro. 

-Dentro de poco recibiremos nuestra próxima misión, estarás lista? 

-Siempre lo estoy, Klaus. -me tumbo en el cemento del suelo de la azotea viendo el cielo estrellado. 

-Bueno es saberlo, Sky. -sonríe tumbándose a mi lado. 

A la mañana siguiente me despierto totalmente desorientada, mis piernas están enredadas en la fina sábana blanca de la cama. 

Ignoro el dolor y me levanto de la cama estirando mis brazos y mi cuello, al entrar al baño me miro al espejo, tan solo hay unos pequeños moratones, nada de lo que preocuparse. 

Me lavo los dientes y vuelvo al cuarto. Al mirar por la ventana me doy cuenta de lo tarde que es, en unas horas comenzará a atardecer. 

Decido quitarme la camiseta y el pantalón del pijama para ponerme algo de ropa. Hay demasiado silencio. Al acabar de peinarme salgo en busca de alguien. Nadie. 

Veo una nota en la nevera. 

"Hemos salido, no molestes, tardaremos en volver. Klaus se queda contigo. "

Por la frialdad de esa carta puedo deducir que es Ace quien la escribió. 

Me preparo un café y voy con mi taza roja hasta las ventanas del salón para apreciar el paisaje urbano de Neo. Si me hubieran dicho hace unos meses que aún había algo de vida con todos los órganos enteros no me lo hubiera creído. 

Enseguida viene a mi mente la charla nocturna con Klaus, nunca creería que un chico con esas pintas, en el buen sentido, tendría un pasatiempo como ese. Pero cada uno con su mierda. 

-Ya estás despierta. -me giro con la taza en la mano. -Qué tal has dormido? -pregunta entrando en la cocina. 

-Bien, un poco dolorida pero creo que puedo sobrevivir. -sonrío apartándome el pelo de la cara.

-Eso es bueno. 

-Dónde están los demás? -me siento en el sofá del salón con las piernas cruzadas, le doy un sorbo al café. 

-Eden y Lu fueron a buscar piezas nuevas para el taller, Odd fue a entregar los informes de la misión y Ace fue al congreso a informar sobre la colocación del radar. Teóricamente deberías estar con él. 

-Y por qué estoy aquí? 

-Sus palabras exactas fueron "Que duerma, necesita descansar para la próxima misión, además, sueñas si crees que la llevaré conmigo al congreso, es la novata y lo seguirá siendo por mucho tiempo. ", después de decir eso se fue. -no sé si sentirme agradecida porqué me haya dejado descansar o sentirme mal porque seguiré siendo "la novata" por mucho tiempo.

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