Los hermanos DiSalvo llegaron a mi vida como llegan las cosas que van a durar para siempre: sin manuales, ni advertencias.
Sus sonrisas astutas, sus ojos sin mellas ni defectos, el carácter de tres polos y los abdominales definidos como una delicios...
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"A mí no me pongas bye, porque pienso que significa: bésame y encuérate, y yo sí que me lanzo"
Y Dios dijo:
Háganse las mujeres tontas.
Entonces...
¡Pum!
Nací yo.
Ya que, queridísimos amigos, si algo he aprendido de mis errores es que yo nunca aprendo...
Si el primer encuentro había sido incómodo, este está siendo algo así como incómodo 2.0, o mejor aún, incómodo x2, tan vergonzoso, a pesar de lo planificado, que lo único que desearía y me haría inmensamente feliz sería que la tierra se abriese y me tragase...
Me tragase para nunca más devolverme.
Porque vergüenzas como esta, tan sucias, inmorales y pecaminosas no serían capaces de salirme del cuerpo, de la piel, de los huesos y mucho menos del alma así de fácil.
No.No.No.
Ni aunque fuese todos los domingos a misa, me conviertiera en monja, refregara cada tegumento externo de mi carne con la esponja empleada por el mismísimo Papa, me zampara de lleno en las hondas profundidades de un pozo de dulce agua bendita o rezara alternativamente doscientas veces el Padre Nuestro y el Ave María de rodillas contra el suelo.
Sino que por el contrario, todas,—y cuando digo todas me refiero a TODAS,—aquellas marcas, caricias y succiones, quedarían ahí, estampadas por doquier, tan dentro y profundo de mi flácido esqueleto que podría sentirlas ciñíendose alrededor de mi ser, desde la raíz principal del pelo hasta los juanetes y callos ocultos entre los dedos, como si aquello no fuese más que un recordatorio fijo de cuando la atracción sensual fue mucha y no nos contuvimos, de cuando la resistencia yació nula y terminamos como animales hambrientos saltando uno encima del otro, más de una vez.
Porque lo vivido, mezclándose a partes iguales con la innegable atracción que sentía, siento y, —posiblemente siempre,—sentiré por Jaden, y en resumidas cuantas por los DiSalvo, no iba, ni va a poder luego de esto suprimerse así como así.
No podría levantarme un día y hacerle desaparecer de la misma forma en la que borras de la memoria interna de tu celular una foto en la que no apareces para nada favorecedora y ganas espacio.
¡Claro que no!
Ya que por desgracia las cosas no son así de fáciles, y entre los términos y condiciones que aceptas al vivir vienen explícitos varios riesgos...
