Capítulo 1. Una mañana soleada

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Era un día soleado y agradable en el mundo de piratas, todo estaba tranquilo, alexby se encontraba en su casa, pensando en qué hacer.

—¡Hey, rubius! — gritó Alex al ver pasar al chico de ojos verdes por los alrededores de su casa

—¡Alex! ¿Qué te pasa?— dijo rubius al ver que Alex se acercaba hacia él.

—Estaba pensando en ir a la mina, ¿podrías venir conmigo? Es que últimamente he escuchado rumores de que hay más monstruos de lo normal, me matarían enseguida y me sería imposible conseguir algo— dijo Alex.

—Mm, yo me dirigía hacia la casa de vegetta, que me había pedido que lo ayudase con los cultivos, y que también quería completar misiones— dijo rubius entusiasmado.

—Si ya... a ayudar con los cultivos...— dijo Alex burlón.

—¡Alex!— gritó rubius enfadado.

—Vale, vale, no diré más cosas, no te enfades— dijo Alex nervioso—dios tío llevo unas semanas sin hacer nada, te lo juro estoy aburridísimo.

—¡Ya se lo que necesitas!— dijo rubius, que parecía que estuviera esperando a que le dijera justo eso.

—¿Qué estás pensando rubius?— dijo alex algo asustado.

—¡Tú, Alex, solo necesitas a alguien que pueda estar contigo, algo así como tu media naranja!— dijo rubius alegre, mirando hacía una roca que había justo al lado del lago que había al lado de la casa de Alex.

—¿Espera, qué?— dijo alex entre risas.

De repente algo se movió, curiosamente era dónde anteriormente miraba rubius, se pudo ver algo que parecía un pez gigante, pero algo no cuadraba, este pez tenía pelo.

Alex se quedó confundido, pensando que podría haber visto, pero rubius ya sabía qué podría haber sido, y se lo explicó todo a Alex, que lo miraba asombrado.

—Mira Alex, estas semanas he oído el rumor de que los dioses han añadido al mundo a seres mitológicos, tales cómo sirenas o duendes— dijo rubius.

—Entonces... ¿lo que hemos escuchado podría haber sido una sirena?— dijo Alex con algo de miedo.

—Posiblemente si, o también podrían haber sido nuestros ojos pasándonos una mala jugada— dijo rubius algo preocupado.

—Bueno, da igual, solo hay que andarse con cuidado de que no nos maten— dijo Alex, ya más tranquilo.

—Alex, yo me tengo que ir ya, que si no vegetta se va a enfadar conmigo y me va a soltar otra de sus charlas de por qué hay que ser puntual— dijo rubius riéndose.

—Si, mejor que te vayas ya, que se va a hacer tarde— dijo alex.

—Bueno alex, ándate con cuidado y si tienes algún problema ya sabes donde encontrarme— dijo rubius, ya marchándose hacia la casa de vegetta.

El Beso (Aroxby)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora