Toda mi corta vida tuve que lidiar con los "rumores de pasillo". Se desencadenaron un sinfín a medida que los días pasaban y se confirmaba lo que estaba a la vista. Para mi era fácil ignorarlos, mi idea era hacerlo para siempre si era necesario. No se me daba bien la interacción social después de una corta vida evitando a la personas, y me fue bastante raro finalmente tener amigos. Noo sabía que hacer para que te aceptaran en los grupos y tener con quien comer en la noches o con quien escaparte de clases al día siguiente. Al parecer a los niños les resulta gracioso que seas la nueva y buscan la forma de aprovecharse de ellos. Esta de más decir lo crueles que pueden llegar a convertirse solo por cumplir el retorcido concepto que tiene de "divertido".
Yo era su blanco favorito.
Los rumores pasaban de incómodos a desagradables, o incluso algunos vomitivos en los que también entraba el general. Escuché miles de historias absurdas. Que si mis padres fueron volcras, que me morí dentro de la Sombra y ahora era un espíritu asesino, que si me tocaban podían momificarse, que con mirarme a los ojos quedabas maldito.
Y no lograba quitármelos de encima aunque demostraba que nada era cierto. A Phoebe todo eso le parecía muy interesante, tanto sospechó que se acercó a mí en un primer momento para comprobar que era una persona de carne y hueso o que su mano no podía traspasar mi cuerpo.
Ellos se aseguraban de hablar más fuerte cada que entraba en las habitaciones para tener la certeza de que los estaba escuchando pero ninguno daba el paso al frente para decírmelo en la cara.
Buscaban la forma de culparme por lo que sea que sucediera, dando a entender que solo traía problemas y desgracias culpandome de cualquier pequeñez.
Por lo que luego del falso ataque no me fue extraño ver como ahora todos tenían los ojos en mi, hasta me atrevo a decir que me vigilaban. Yo era la mala suerte encarnada y es como si marcado en mi cara pudieran ver un símbolo de muerte. Sabía lo que pasaba por sus mentes, y me hubiera encantado decir que no me afectaba.
Me quedé con Irving en un improvisado centro de atención médica que contaba con tres rocas enormes como asientos, vendas volando de acá para allá y rostros desanimados que sabían disimular muy bien las caras largas si el general pasaba cerca.
Se suponía que estaba haciendole compañía a Irving y yo le sujetaría la mano mientras le decía que todo estaba bien, que saldría de esta. Pero, siendo la mejor amiga del año, me perdí toda la parte interesante. No se como ni cuando me quedé dormida de pie, lo siguiente que vi fue a Irving chasqueando los dedos frente a mi cara obligándome a volver en mi y que el chico se estaba cubriendo el pecho descubierto con ropa que evidentemente no era suya.
—¿Sobrevivirás? —pregunté arrastrando las dos últimas letras.
—Es posible que viera a todos los Santos mientas me cosían la herida, estoy expuesto a sufrir una infección y,—señaló a la prenda extralarga.— alguien me ha tirado esto de la nada.
Me encogí de hombros.
—¿Quieres que te ayude a poner...?—mis manos se paralizaron en el aire y mi atención cayó en un lugar de su costado que se hallaba perfectamente vendado.— ¿Te han puesto puntos? ¿Estas bien?
—Sí, tranquila. Es solo una precaución.
—O fue más profunda de lo que pensé.—miré mis manos. —Pudiste haber perdido un riñón.
—No está de ese lado, Lissa.
—¡Pudiste haber perdido cualquier otro órgano interno! —repetí.
Su meta de vida era llegar a los 30, se la pasaba diciendo que si alcanzaba a vivir un solo año menos sería culpa mía o de Phoebe que lo terminaríamos matando.
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Dulce Penumbra |Sombra y Hueso
FanficSe aprenden desde pequeños que no se debe morder la mano que te da de comer. Considerados simples mascotas del rey o no los Grisha deben su lealtad al mayor soberano, quien les promete estatus y resguardo a cambio de sus servicios. Lissa no es difer...