VI (editado)

82 18 25
                                    

                                         CAPÍTULO 6

Por todos lados nos presionan las dificultades, pero no nos aplastan. Estamos perplejos pero no caemos en la desesperación. Somos perseguidos pero nunca abandonados por Dios. Somos derribados, pero no destruidos.

2 Corintios 4:8-9 NTV

— ¿Qué? —digo sin poder creerlo.

—Matías me escribió preguntando por ti —repite.

— ¿Y qué le dijiste?

—Que te ves mal, pero ya estás en casa —dice restándole importancia, pero no se da cuenta del grave error que cometió.

—Me va a matar —susurro asustada.

—Mia ¿Qué ocurre?

La miro en silencio sin saber qué decir, siempre le oculté todo para protegerla, pero tal vez ocultándole la verdad la pongo en más peligro.

—yo...

— ¡No me mientas! Estoy cansada de que lo hagan, tengo quince años, cumpliré dieciséis, pasan muchas cosas en esta familia, pero evitan decírmelo, ¿Acaso piensas que me creeré que te han robado y golpeado?

Cuando termina de decirlo se me corta el aire, sus ojos me escanean completamente, los nervios entran en mi sistema y comienzo a sentir cosquilleos en mis dedos.

—Es verdad Samira, tú sabes cómo...

—Esta zona es segura hermana, y justo después de escuchar los gritos en el comedor me entero de que te fuiste, al volver estás golpeada.

—No toda la zona es segura —trago con dificultad.

—Sé que te golpea.

Observo sus ojos café, que irradian enojo, molestia, preocupación.

— ¿Qué? —susurro dándome cuenta de que los muros que construí se están derrumbando.

—Tenía mis sospechas, es cierto que cuando bebe alcohol se transforma en otra persona, golpea a mamá, pero también a ti.

Nos quedamos en silencio.

—Es como si te odiara, hasta llegue a pensar que te trata como un error en su vida.

Esas palabras son un puñal en mi corazón, porque tiene razón, me ha dejado en claro muchísimas veces que soy un error, y que se ha dado cuenta de eso muy tarde.

—Y eso no es todo, cuando discuten mamá me aleja, prohibiéndome saber que sucede, pero años atrás no lo hizo, y vi cuando te golpeó.

—Sami... —intento pararla.

—Creí que era porque te habías portado mal, pero me dió mucho miedo la fuerza que usó contigo, así que decidí portarme bien para que eso no me sucediera a mí.

Mis lágrimas comienzan a caer y las seco, soy su hermana mayor, debo protegerla.

—También creí que te habías hecho rebelde, poner llave a tu puerta todas las noches era raro hasta que me acostumbré, pero desde que nos mudamos aquí miras a papá con verdadero terror, él es violento contigo, y no se preocupan por ti.

—Escucha Sami, no debes meterte en esto ¿Está bien? Si quiere golpearme que lo haga, lo he soportado por años y lo seguiré haciendo, pero a ti no te puede pasar nada, y si sigues metiéndote y teniendo curiosidad acabarás como yo, no importa cuánto te ame, te golpeará.

— ¿Por qué dejas que te haga esto? —dice molesta — ¡Es violencia! No puedes tenerle miedo por esto, debes luchar.

—No es solo esto Sami... —digo con pesar —No debes provocarlo, no lo hagas, todos estos años intenté protegerte, no lo arruines ahora.

DIGNA (proceso de edición)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora