I (editado)

169 22 8
                                    

                              CAPÍTULO 1

Justificados, pues, por la fe, tenemos paz para con Dios por medio de nuestro Señor Jesucristo.

Romanos 5:1

— ¡Cállate mujer! solo haz silencio.

Los gritos de mi padre se escuchan en cada rincón de nuestro hogar, furioso por décima vez en el día, es lo único que escucho al entrar y salir de nuestra casa.

— ¡Prometiste no volver a beber! y ahora te presentas totalmente alcoholizado, ¿Quieres que tus hijas te vean así? —contraataca mamá

— ¡YA NO ME IMPORTA! ¡¡apártate de mi camino!! —escucho como mi madre llora, supongo que la empujo, como casi todas las noches.

La puerta de la habitación de mis padres es cerrada con violencia, y luego los pasos de mi madre aproximándose hacia mí se escuchan.

Rápidamente me hago la dormida y trato de respirar lento, no quiero que me vea despierta.

— ¿Hija? —no escucha respuesta — ¿Hija? —Vuelve a intentar, pero no contesto.

Suelta un suspiro y cierra la puerta luego de marcharse.

Una vez que no está respiro profundo y miro el techo de mi habitación con tristeza, mi familia día a día se desmorona, mi vida no tiene sentido, cada vez que intento hacer las cosas bien algo se presenta para tirarme al suelo, a este punto ya no se cuanto mas continuar.


—Hola bella —me giro y finjo una sonrisa a Natalia, acaba de llegar.

—Hola Nati —respondo

Se coloca a mi costado para ingresar juntas a la secundaria.

— ¿Todo bien? —es notorio su buen ánimo, y dudo en responderle con honestidad, pero decido que no, no quiero llenarle de mis problemas.

—Si todo bien —digo con más ánimo, ella se lo cree y sonríe.

Una vez que saludan los directivos ingresamos a nuestros cursos y tomo mi lugar al fondo del salón, me coloco los auriculares y miro por la ventana mientras esperamos al profesor de Historia.

—Ey, hola —apenas escucho ese saludo así que giro mi mirada hacia el costado, encontrándome con unos bonitos ojos verdes.

—Eh...hola —digo embobada, al salir de mi trance siento calor en mis mejillas, rayos, no puede estar pasándome esto a mí.

—Eres Mia ¿No? —Me quedo tildada sin responder, pero luego recuerdo que me llamo Mia ¡Que tonta!

DIGNA (proceso de edición)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora