Capítulo 11. El último beso

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—Papá, ¿Te llega el nombre, Damián?— Me preguntó Jaime, esperando mi reacción. Lo ví y le dije:

—Descuida, comprendí que era alguien creando por mi imaginación, por una desesperación de crear un personaje importante para mí novela.

Mi hijo se encontraba feliz con mi recuperación, entendí que a veces el cerebro puede hacerte jugarretas misteriosas, tanto, que puedes ver lo irreal, como real. La casa de al lado era solo un criadero de palomas, era un lugar abandonado desde hace años, así que era imposible que alguien viviera ahí, solo yo entré en ese lugar, los vecinos le tenían pavor a esa casa pues hablaban de fantasmas y esas cosas.

Ya han pasado dos meses desde que salí del psiquiátrico. No vi más a Damián. La casa donde viví esas experiencias iba a hacer demolida ya que daba mal aspecto al vecindario. Además, era una casa muy antigua, tenía muchas historias.

Pero un día de esos de verano, comencé a ver unas fotografías en mi celular y conseguí una única foto de Damián, se la tomé en un descuido en el sofá de su casa, o de esa casa embrujada, el veía la cámara como si me viera a mí a través del lente. Aquello me impactó demasiado, se supone que alguien irreal, o un fantasma, no sale así en las fotografías. Me exalté y corrí a buscar a Jaime para que viera esa foto, necesitaba saber si solamente yo lo veía pero para mí sorpresa, Jaime no estaba en casa.
Salí al jardín y eché un vistazo a la casa abandonada, seguía sola y tenebrosa. Entonces, subí a mi carro y salí con rumbo a la biblioteca de la ciudad. Estoy seguro que en ella conseguiré información de la familia que un día vivió en esa casa. Necesitaba saber más.

Llegué a la biblioteca y le pedí información a la bibliotecaria, ella me buscó algunos periódicos de la época. Un cronista del pueblo que ya murió, escribió un artículo referente a esa familia y quedé frío con lo que leí.

“La familia Jaramillo, vivía en el norte del país, muy religiosos en todos los sentidos. Tuvieron un único hijo que con el pasar del tiempo, descubren que éste sentía atracción por los de su mismo sexo. Desde entonces, comienzan a obligarlo a vivir lejos de ellos enviándolo a una enorme casa en el pueblo de Barlovento, según ellos, la soledad le sacaría ese demonio que habitaba en el chico. Damián, se llamaba el jovencito, vivió sólo, sin salir a ningún lado ya que todo estaba cerrado con la finalidad de que no saliera. Algunos vecinos jóvenes se colaban por los linderos de la casona y molestaban a Damián gritándole monstruo, ya que se corrió por el pueblo que ahí vivía una criatura infernal que gritaba en las noches. Su padre venía cada mes a dejarle comida y junto a algún compañero de su iglesia, aprovechaban la oportunidad para maltratar físicamente al joven. Le decían que delante de Dios era una aberración de la naturaleza, así como lo era para su padre. Vivió culpándose todo el tiempo de su condición. Con el tiempo, un hombre del pueblo, perdido en una noche tormentosa, logró entrar a la casona para guarecerse de la lluvia. Y descubrió ahí indicios de vida. Dicen que el cazador y el jovencito se hicieron amigos al pasar el tiempo, y llegaron a enamorarse profundamente. También, dicen que el día en que planearon huir del lugar, el padre de Damián, llegó y asesinó a ese cazador volviendo a encerrar a Damián en esa soledad. Ya para 1950 cuando Damián tenía 20 años, se quitó la vida ahorcándose con una cuerda que colgaba entre el segundo piso y la escalera. Desde entonces, la casa quedó sola y cayó en desolación. Posiblemente el pobre joven aún se vea asomarse por la ventana esperando que el amor verdadero, lo libere de aquel encierro
Por: Kenser López”

Cuando leí aquello me quedé helado. Obviamente que no le conté a nadie y menos lo que ocurrió a continuación.

Una noche después de haber leído la historia, entré a la casa de Damián, y comencé a pasear por sus rincones, esos rincones que me traían tan bellos recuerdos. Fui al patio de atrás, veía ese bosque que siempre me pareció tenebroso. Y entonces lo ví…

—Pensé que el psiquiátrico lo habían cerrado contigo dentro.

Me sobre salté un poco, pero al verlo, era tan real que corrí a abrazarlo.

—Cuanto te he extrañado.

—Lo sé. Y lamento mi ausencia, es solo que ahora todo es tan distinto… La soledad a veces duele y esta vez quiero descansar.

—Lo imagino. ¿Qué hago por ti?

—Quiero que me lleves al Mirador— Me dijo.

Salí con él y subimos a mi carro con ese rumbo. Mientras íbamos, lo observaba detenidamente, tenía una sonrisa hermosa y alegre en sus perfectos labios. Él veía por la ventana con entusiasmo; el cielo estaba iluminado de estrellas. Yo sentía una paz y una nostalgia al mismo tiempo. Tomó mi mano y seguía viendo a su alrededor, como si todo eso fuera único al tacto y a la vista. Llegamos al Mirador, el lugar estaba solo. Bajamos del carro. Le tomé la mano, no quería soltarlo, no quería que se fuera de mi lado.

—Me obsesioné contigo hasta el punto de amarte.

—Ahora soy feliz y libre, y todo gracias a ti, Alex. No puedo sino darte las gracias.

—Te amo, Damián. Y no quiero que te vayas, me sentiré solo.

—Si no lo haces, seguiré infeliz en un lugar que me recordará el dolor y el miedo.

Aún lo tenía de la mano, de verdad no quería que se fuera, tenía miedo a perderlo. Entonces, escuché una voz detrás de mí decir:

—Déjalo ir, papá.

Era Jaime y Octavio. Ni siquiera oí llegar el carro de ellos, me encontraba concentrado en Damián.

—Ahora sí lo vemos Alex, no estabas loco, pero es momento de despedirte de él —Dijo Octavio.
Me alegré cuando dijo que lo veían.

—Gracias por hacerme el hombre más feliz— Le dije.

—Gracias por sacarme de ese horrible lugar— Luego concluyó— Gracias por existir.

Se acercó a mí y nos besamos, el último beso. Dejó en mis manos un libro, era su diario personal, donde había escrito todo lo que sufrió desde que sus padres se enteraron de su condición. Entonces, me soltó la mano, y poco a poco se adentró en la arboleda desapareciendo de la vista de todos. Jamás podré olvidar esta experiencia.

Hay cosas en el mundo que son incomprensibles, pero que te generan amor, y libertad.

Fin

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Así termina esta linda historia 😥
Espero les guste y la compartan con sus amigos. Gracias por leerme y nos vemos en otra aventura!!

Kenser López

Esquizofrénico.(Completa. Gay)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora