III: "Plan"

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-Veamos, ¿será necesario agregar los cambios de shampoos de forma "incidental" que se le hicieron por mermelada de fresa?-Sugirió el de ojos verdes mientras veía la lista que habían hecho con una sonrisa maliciosa.

-¡Si! !Y también no olvides el cambio de pasta dental por algo más... Saludable.

-Por supuesto, como podría olvidar algo que le ayudará a tener una sonrisa... Como decirlo... Más apta para el.

-¡Ah! Y nada de sexo por parte de alguno, es uno de los castigos más crueles que debemos darle para que realmente le duela lo que le estamos haciendo así que está prohibido en su totalidad.

-No se porque, pero siento que lo dices por mi más que por ti-Dijo el rubio algo molesto mientras el menor lo miraba de forma sincera.

-¿Qué quieres que haga, Setagawa? Te acostaste con mi esposo todo un año, obviamente no puedo dejar de pensar que en cualquier momento por eso mismo los dos podrían terminar juntos haciéndolo.

-De acuerdo, ya lo capte, está más que claro, no habrá sexo o cualquiera de sus variantes, no soy alguien urgido en ese aspecto de todos modos.

Kensuke sonrió ante tal declaración y miro como el ojiverde estaba rojo como un tomate al abordar esos temas.

Hacia tanto que no se sentía rejuvenecido, como si hubiera vuelto a la vida, ya que no había sido consciente que en su matrimonio terminó por abandonar su personalidad por complacer a su esposo.

Grave error que lo llevó a ser muy infeliz por años.

Ahora realmente volvía a experimentar esa sensación plena en su ser.

Y, para ser sinceros, le estaba agradando más de lo esperado.

-Pensemos que más podemos hacer, creo que...-Empezó emocionado el pequeño de ojos grises con la mente llena de ideas.

Pero, de repente, el timbre sonó haciendo que ambos pararan su conversación y se miraran fijamente con desconcierto.

Sin embargo, el primero en salir del trance fue el rubio quien se levantó rápidamente con una sonrisa.

-¡Yo abro! Solo dime algo, ¿no es Asaya, o si? Porque si nos descubre a ambos juntos será el final.

-Para nada, mantente tranquilo Setagawa, te lo aseguro, el volverá hasta pasado mañana y, aunque fuera el, dudo que tocará la puerta de su propia casa teniendo la llave a la mano.

Masahiro rio al darse cuenta de que lo dicho por el era algo estupido por lo que se encogió de hombros.

Kensuke también rio para luego empezar a plasmar sus ideas en aquella libreta, mientras que por parte del más alto este camino hasta la entrada, giró la perilla y abrió la puerta encontrándose con alguien que se verdad jamás hubiera imagino.

Era, sin exagerar, la persona más atractiva que hubiera visto.

Si, Hasekura Asaya era un príncipe andante con un gran aura de magnetismo que hacia que cualquiera se sintiera atraído en cualquier sentido.

Pero ese ser, el cual pertenecía al género masculino, era la viva imagen de Eros, dios del amor sexual.

Poseía un alborotado, pero atrayente, cabello azabache, ojos grises intensos, mirada increíblemente magnética, complexión muy masculina y una sonrisa amplia acompañada de un lunar en la barbilla que lo hizo derretirse en ese momento.

Definitivamente, su cuerpo se estremeció tan solo de verlo, y lo hizo aún más al oír la voz tan sedosa y grave del recién llegado.

-Vaya, ¿eres nuevo en el vecindario?

The other man (HMH)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora