Capítulo XII: Jack

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Me encontraba a orillas del lago, el sol estaba saliendo y sus rayos se reflejaban en el agua cristalina. Me senté en el borde, observando el fondo. 

Alice se estaba tardando en salir, lo cual me preocupaba. Sé que puede sola, no me necesita pero ya estaba demorando mucho. Escuche un rugido al norte, gire mi cabeza cuando escuche otros ruidos, provenientes de las profundidades.

Me levanté y di unos pasos hacia atrás. De la oscuridad de las aguas, salió Alice; escupida por el lago. Cayó de manos y tosía con fuerza, sin dudarlo me dirigí a ayudarla.

— ¿Estás bien?— le toque el hombro. Ella respiraba aceleradamente con la boca abierta, vacilo y se volvió a mí con el ceño fruncido.

— ¿Qué si estoy bien?— jadeó—. Oh sí, no te imaginas que bien estoy— respondió con enfado. Se levantó y yo le imite. Camino hacia los corceles, se dio vuelta y me miro otra vez con el ceño fruncido—. Casi lo olvido— siseó— aquí está tu estúpida perla— la arrojo a mis pies. Yo la tomé, la apreté con fuerza.

— ¿Qué pasó?— pregunte, acercándome. Ella dio un suspiro, mientras se ponía su armadura.

—Casi— río—, soy bocadillo de un monstruo— agrego con una mueca. Yo vacile.

—Espera... ¿Cómo que, casi eres bocadillo de un monstruo?

—Oíste bien— sonrío. Pensé que se enfadaría, pero sonaba serena.

—Pero... ¿cómo? Se suponía que eso no era parte del plan— me rasque la oreja, solía picarme con regularidad.

—Bueno... parece que tus amiguitos peces, me tienen en mal estima— se cruzó de brazos. Yo la mire confundido—. ¿Puedo contártelo, luego? Estoy cansado y lo único que deseo es un baño y dormir mil años— expresó con los ojos apagados.

—Sí, claro. Pero, no hay tiempo para que duermas mil años— bromee.

—Que sean tres— aclaró burlona, yo reí. Montamos y nos dirigimos a nuestro destino.

Al llegar, Jimmy estaba sentado en las escaleras con los brazos apoyados. En cuanto nos vio, se irguió y vino corriendo hacia nosotros.

—¡Ya era hora!— manifestó—. Tardaron siglos.

—Vaya que sí— aclaró Alice.

—¿Por qué tardaron tanto?— dijo en tono de reproche.

—Larga historia, te la contamos luego— le respondí y él hizo un mohín.

Nos adentramos por los pasillos del castillo, Alice cerraba sus ojos de vez en cuando. No estaba acostumbrada a estar despierta tanto tiempo y eso era lógico. Jimmy iba caminado entre ambos, nos miraba.

—Hay algo raro en ustedes dos— entrecerró los ojos, pasando su mirada en cada uno.

— ¿Sí?— musito Alice con un aire agotador.

—Sí— aclaró él. Se detuvo justo antes de llegar a la habitación de Alice. Ella abrió la puerta, antes de que se metiera Jimmy le dijo: 

— La próxima vez iré con ustedes, así me aseguro de que Jack no te mire como un zopenco y se concentre en la misión—Ali estallo en una carcajada agotadora. 

Yo le di un golpe con mi codo a Jimmy y  se tambaleo.

—Estamos de acuerdo en algo— ella le guiño un ojo y me miro con una sonrisa.

—Eso no...— cerró la puerta antes de que pudiera terminar. Mire a Jimmy, él me sonrío—. Eres un tonto— le espete y me eche a andar.

Alice y el collar de Suller © ✔️ ( #1 )Donde viven las historias. Descúbrelo ahora