¡ O4 !

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El día de la fiesta llegó en un abrir y cerrar de ojos.

Jimin llevaba una camisa a cuadros, jeans ajustados y unas zapatillas vans;era ropa cómoda después de todo. Además solo sería una simple fiesta en la casa de un chico que ni conocía.

— Jimin, ¿paso a recogerte a las 12:00?. — el castaño negó con una de sus manos.

— Mamá, a esa hora recién comienza la verdadera fiesta. — admitió. Hoseok le había dicho que jamás se fuera antes de las 12:00 y lo convenció. Ahora solo faltaba convencer a su madre. — Volveré con algún amigo. — su madre lo miró confundida, el único amigo que conocía de Jimin era el pelirrojo.

— ¿Te refieres a Hoseok?. — preguntó su madre con una dulce voz. Jimin tocó su nuca, mientras sonreía con nerviosismo.

— No, exactamente. Pero puedes dormir tranquila, no es necesario que me esperes despierta como la vez anterior.

— De acuerdo, solo porque sé lo responsable que eres. — le recordó la señora Kim antes de abrazarlo, el castaño la correspondió antes de plantar un beso en su mejilla.

— Hasta luego y gracias.

Al momento de salir de su casa y cerrar la puerta, sacó el papel donde estaba escrito la dirección de Mark Tuan. Rió por lo bajo al recordar como Jimin y él huían de la bibliotecaria.

Por otro lado, no conocía mucho a Mark, apenas intercambiaron unas palabras cuando se lo presentó Hoseok, pero gracias a los rumores que corrían en la preparatoria descubrió que era un completo mujeriego.

Aún así, ésta era su segunda fiesta, la primera fue en la secundaria pero eso es realmente diferente y ahora no sabía cómo sería exactamente.

Al encontrarse a unas cuadras ya lograba escuchar la música a un volumen lo suficientemente alto. Siguió caminando hasta llegar a la casa, realmente era grande, pero los chicos y chicas apenas entraban, por eso conversaban afuera de la casa con botellas en sus manos de quién sabe qué. Jimin ni siquiera deseaba ver qué tomaban esos chicos que al parecer tenían entre dieciséis y diecisiete.

Jimin tuvo que pedir permiso para entrar a la casa;los chicos y chicas al verlo se sorprendieron, comenzaron a murmurar y hasta le silbaron.

— ¡Cerebrito, no sabía que vendría!. ¡Qué honor!. — uno de su grado se paró frente a la puerta, bloqueándole la entrada. Reconocía ese rostro.

— ¿No deberías estar estudiando, Joshua?. — le espetó con molestia.

—¿Tu mamá te dejó venir?. ¡Qué lindo el niño de mami!.

Jimin bufó y lo empujó para adentrarse en la casa, olía extremadamente alcohol y uno que otro cigarrillo. Conocía ese olor gracias a su tío DongHae, quien le ofreció su vaso de cerveza a su corta edad de ocho años.

Pero Jimin solo se limitó a olerla, por la penetrante mirada amenazadora de su madre y no quería recibir un castigo.

Había llegado un poco tarde, pues algunos chicos ya estaban completamente ebrios y las chicas, sin comentarios.Ni siquiera deseaba verlas.

— ¿Park?. — Una rubia cabellera llamó su atención.— ¡Jimin!.

El castañito fijó su mirada en aquella persona que lo llamaba, estaba oscuro pero gracias a las pocas luces pudo diferenciar de quienes se trataba. Los amigos de Jimin, bueno al menos son personas que conozco.

— Jimin, no sabíamos que vendrías. — Diferenció a uno de ellos por su altura, pues las luces no dejaban verlos con claridad. Pero la voz era reconocible, era Seokjin. — Me alegra mucho verte.

Trato Hecho | kookminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora