¡ 19 !

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Los desayunos eran silenciosos.

Los almuerzos y cenas aún más.

La casa de los Jeon ya no era la misma. Ya no existía esa confianza entre todos los miembros de la familia y tal vez, nunca regrese.

— Jungkook. — comenzó su padre con aquella voz gruesa que intimidaba a cualquiera, excepto al nombrado que yacía tomando su café preparado por él mismo, ya que, su madre solo preparaba el desayuno para su marido y ella. — Te vimos en la cafetería el día de ayer. — Jungkook asintió desviando la mirada de los ojos cafés de su padre. — ¿Quién era ese muchacho?.

— Ahora no quiero hablar de eso. — contestó a punto de levantarse de la mesa, pero su padre volvió a hablar.

— Es tu amigo, ¿no es así?. — Jungkook mordió su labio inferior, queriendo gritarle a su padre y a los cuatro vientos que no era así, él estaba enamorado de Jimin, pero quién sabe qué haría su padre cuando se enterara de ello.

Le aterraba.

— Sí. — fue lo único que salió de su boca antes de subir las escaleras hacia su habitación para vestirse y salir rumbo a su preparatoria.

Había llegado a su salón, dejó su mochila en su asiento para dirigirse hacia Jimin, quien se encontraba leyendo uno de sus libros. Y sin más, lo abrazó susurrándole al oído: — Jimin... te quiero. — el castaño sintió un escalofrío en todo su cuerpo al sentir la respiración del pelinegro en su cuello.

— ¡Oigan, busquen un hotel!. — gritó Seokjin entrando al salón acompañado de Yoongi, quien traía el cabello color azul marino.

— ¿Qué les sucedió?. — preguntó a medida que sus amigos se acercaban a él.

— Cerrando ciclos. — respondió Seokjin con una sonrisa. El rubio a su lado no había hablado ni una sola vez desde que entró.

— Yoongi, ¿pasa algo, amigo?. — Jungkook le dio un ligero apretón en el hombro para que volviera en sí, ya que, éste miraba fijamente el suelo.

— Taehyung está furioso conmigo, Jungkook. Él no quiere ni verme. — soltó el peliazul con sus ojos cristalinos. Seokjin al verlo, lo abrazó y Jungkook se unió sin pensarlo.

— Te apoyaremos. — Seokjin lo consoló, a pesar de sus múltiples peleas con él, nunca dejaría de quererlo como a un hermano menor.

Y como si lo hubiesen llamado con telepatía, Taehyung entró al salón acompañado por Lisa y Chanyeol. Jimin se acercó al pequeño grupo sintiendo las miradas de Jungkook y sus amigos sobre él.

— Hola, Mochi. — lo saludó el pelirosa, aunque no pudo evitar sorprenderse al ver el repentino cambio de look de Yoongi. Por lo que luego de mirarlo un par de segundos devolvió su mirada al castaño. — ¿Sabes por qué... ?. — Jimin supo a quién se refería, sus mejillas sonrojadas mostraban todo.

— No sé porqué Yoongi tiene ese cambio de look. — comenzó a caminar hacia su asiento seguido por Taehyung y sus amigos. — Pero si deseas, puedo averiguarlo por ti.

— N-No es necesario... no quiero saber nada de él. — afirmó dejando la mochila, que antes llevaba sobre su hombro, en su asiento.

* * *

Era receso, Jimin le había avisado Taehyung y en especial, a Jungkook, que quería su momento a solas. Por supuesto, entendieron perfectamente. Y ahí se encontraba, caminando por los solitarios pasillos rumbo a su casillero para guardar aquellos libros que había disfrutado leer.

— ¡Jimin!. — el castaño giró en dirección a aquella voz que tanto le agradaba. — ¡Espérame, Jimin!.

Se quedó en su lugar, mientras veía como Suho corría hasta él con su mochila y sin mencionar, que estaba sudado. ¿Cómo lo notó?, pues lo había abrazado por unos segundos y sintió los brazos del mayor un poco mojados.

— Lo lamento. — se disculpó alejándose de él. — El entrenador me ordenó que hiciera unos ejercicios antes de que tocara el timbre, y al parecer, me he perdido varias clases.

— Ya veo.

— Te gustaría, ¿ir por un helado?. — preguntó. — Yo invito.

— Gracias Suho, per- — era tarde para responder, Suho lo estaba llevando a la cafetería agarrándolo de la mano. — No me lo puedes negar, sé que esto no es una heladería famosa, pero sus helados no son tan malos. — dijo dirigiéndose a la barra de helados, donde una señora de cuarenta años le sonrió al par de chicos.

— ¿Qué desean, niños?. — Jimin frunció el ceño levemente, él no era un niño. En cambio, Suho observaba todos los sabores para elegir uno para Jimin.

— ¿Cuál deseas, Mochi?. — cuestionó el mayor, pero cuando volteó para mirarlo vio a Jungkook a su lado. — ¿Jungkook?.

— El mismo. — respondió fríamente. — ¿Qué haces con mi novio?.

— Solo quería invitarle un helado. No es para tanto, Jungkook.

— No me digas así, para tí soy Jeon Jungkook. — le dijo antes de entrelazar sus dedos con los del castaño, provocando que este último se ruborizara por completo. — ... Yo también puedo invitarte un helado, Jiminie. No necesitas pedírselo a él. — le susurró cuando caminaban hacia la mesa donde se encontraban Yoongi, Seokjin y Namjoon.

— Estás celoso, ¿verdad?. — el pelinegro frenó en seco, Jimin rió por lo bajo al ver su divertida expresión de confusión.

— ¿Celoso?... Claro que no. — contestó y el castaño asintió mientras reía, pues sabía que Jungkook mentía.

Por otro lado del comedor, Suho observaba a aquel pelinegro con envidia y hasta enojo, no debió tratarlo de esa manera. Después de todo, él no le hizo absolutamente nada. No había razón para que actuara de ese modo.

— ¿Suho?. ¿Pasa algo?. — preguntó su amigo, Sehun, entregándole una botella de agua. Éste lo agarró para abrirlo y beber un gran sorbo.

— No, Sehun. — y sin más salió del comedor.

* * *

Hoseok estaba comiendo al lado de Yugyeom en un solitario pasillo, el pelirrojo le ofreció su bolsa de papitas; pero Yugyeom negó con una sonrisa.

— Hoseok. — lo llamó, el nombrado metió una de las papitas a su boca y lo miró. — ¿Te sigue gustando Jimin?.

El pelirrojo dejó sus papitas a un lado, bajando su cabeza mientras lo hacía. Suspiró.

— Yugyeom... — carraspeó. — ¿A qué viene esa pregunta?. Él nunca va a dejar de gustarme, Yugyeom. — afirmó mientras se levantaba del suelo.

— ¿Por qué te gusta?. — lo imitó quedando frente a él. — No lo entiendo, Hoseok.

El pelirrojo sonrió de lado.

— Jimin tiene todo lo que alguien podría imaginarse y más. Él es perfecto para mí, Yugyeom.

Yugyeom asintió, sintiendo un extremado dolor en su pecho. Uno que quisiera poder controlar, pero era imposible. El dolor iba aumentando.

— O-Oh. Entonces... — cerró ambos ojos, pues sus lágrimas estaban a punto de salir. — ... sería bueno que te confesaras a él.

— ¿Qué?. ¿Por qué dices eso?.

— H-Hoseok. — le sonrió mientras hacía un esfuerzo por abrir sus ojos, el pelirrojo notaba que se mostraban cristalinos por alguna razón. — Tienes que hacerlo, él te aceptará.

— ¿Eso crees?. — preguntó emocionado, Yugyeom colocó ambas manos en cada uno de los hombros del menor.

— Lo sé, hobi. — y lo abrazó por última vez antes de que tocara el timbre, Hoseok le mostró la sonrisa más linda que Yugyeom haya visto en su vida. — Nadie podría rechazarte, eres la persona más maravillosa del mundo.

— ¡Gracias, Yugyeom!. Me diste el valor para declararme a Jimin, te lo agradezco. — dijo Hoseok con total sinceridad, hasta ahora le había agarrado mucho cariño al mayor. Y si Jimin no estuviera en su vida, hubiera elegido a Yugyeom sin duda.

Hoseok regresó a clases con una gran sonrisa que nadie podría borrarle. En cambio, Yugyeom sólo se sentó en el suelo nuevamente para esconder su rostro entre sus piernas y soltar todo el sufrimiento que sentía en ese momento. 

Trato Hecho | kookminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora