Capitulo 2

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ENTIERRO.

Lo único malo de irme a dormir y verte en mis sueños, es que cuando despierto lo hago sin ti.-susurro en mi oído como si estuviera diciéndome uno de sus más grandes secretos justo antes de darme un beso en la mejilla.

— Al parecer esta noche alguien está un poco romántico y sensible —comente un con ligero tono burlón en respuesta y me aleje levantando un poco la cara para poder mirarlo a los ojos justo a tiempo para ver cómo negaba lentamente con la cabeza y la agachaba tratando de evitar mis ojos y ocultar una sonrisa que al instante hizo que mis mejillas se sonrojaran un poco

Tu me pones así, y sabes que odio serlo — confeso aún con la mirada pegada al suelo, como si en verdad le avergonzara.

Me acerque a él poniéndome de puntas para poder susurrarle al oído. — Tranquilo, será nuestro secreto. — Y justo cuando iba a alejarme de nuevo, sentí sus manos en mis mejillas sujetándome para que nuestras miradas pudieran cruzarse libremente la una con la otra, como si lo hiciera para no perderse ningún detalle de mi cara.

Y muy pronto será nuestra realidad

Si lo sé y estoy aterrada — le confese por primera vez desde que me había pedido matrimonio.

No tienes por qué estarlo. — me aseguro acariciando mis mejillas e inclinándose un poco hacia mí para juntar su frente a la mia —  Nunca más tendrás por qué estarlo, en cuanto seas mía jamás estarás sola. Yo siempre estaré a tu lado para protegerte ¿me oyes? — me prometió mirándome a los ojos para después darme un beso corto en los labios — Siempre.

— Vamos Annie despierta — un ligero susurro me trajo de vuelta mientras sentía el leve roze de una mano sobre mi mejilla — deja de llorar, se que te duele pero tienes que calmarte — me animó mi hermana justo antes de que alguien llamara a la puerta.

— Vamos querida levántate, tenemos que ir al entierro — habló la reina entrando en la habitación y parándose frente a mí extendiendome su mano.

— Si majestad — respondí sin más poniéndome de pie a un lado de mi hermana tratando de controlarme.

Al parecer me había quedado dormida de tanto llorar de nuevo.

— ¿Entendieron lo que tienen que hacer? — nos cuestiono la reina nuevamente para asegurarse, a lo que asentimos al mismo tiempo sin pensar — Recuerden, no responderle a los periodistas, ni a nuestras amistades, al resto de la familia les vamos a decir que ya nos conocíamos. Y que el matrimonio se mantuvo en secreto por que así lo quiso Adrien.

— Si majestad— respondimos las dos al unísono

— Bueno, vamos — nos guío fuera de la habitación, pasando puerta tras puerta topandonos con varios guardias en el proceso, quienes hacían algunas reverencias al verla.

Caminamos hasta llegar una gigantesca puerta que abrieron un par de guardias que estaban apostados a los lados y al cruzarlas acabamos en un enorme recibidor, con un bello candelabro de cristal que colgaba del techo. No nos detuvimos hasta encaminarnos a una de las salas principales donde había varias personas, todas vestidas de negro. Algunas. La mayoría, hablaban entre si, y unas cuantas más lloraban. Cómo si en verdad hubieran conocido al hombre que alguna vez me juro amor eterno.

— Ella es Annelise Cipriano de Cavalier — anuncio la reina en cuanto entramos, llamando la atención las pocas personas que estaban ahí. Quienes se suponía eran los familiares y amigos más cercanos de mi esposo. Algunos me miraron con desaprobación y unos cuantos más sorprendidos, como si estuvieran esperando que alguien entrará y les dijera que lo que acababa de decir la reina era una broma de mal gusto — ven querida tengo que presentarte a alguien — la reina ignoro las miradas escrutadoras y nos guío a mí y a mí hermana a través de los invitados hasta estar frente a un atractivo hombre castaño de finos rasgos — él es mi hijo, Nikolai uno de los hermanastros de Adrien.

𝕄𝕠𝕟𝕒𝕣𝕔𝕙Donde viven las historias. Descúbrelo ahora