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Dedicado a quienes me leen, comentan y votan. Hoy no tuve tiempo de etiquetarles, pero sepan que siempre los llevo en mi corazón. Gracias por seguir aquí a pesar de que tardo años en actualizar xd.
Les quiero, disfruten el capítulo.
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Pietro no había podido dormir; había estado dando vueltas una y otra vez, sintiéndose miserable y asustado.

Cada vez que sus ojos se cerraban, la imagen de Yelena en esa camilla, con ropa escasa y desangrándose, volvía a reproducirse en su mente. No podía soportarlo, le dolía el pecho de tan sólo recordar esa imagen.
Además, sentía como si al cerrar los ojos algo pudiera pasar. Alguien podría venir y darle malas notícias, él sólo quería estar pendiente de todo.

Wanda había presentido que su hermano no dormiría esa noche, así que vistiendo un pijama gris y una coleta despeinada se encaminó en busca de su gemelo, para acompañarlo y regañarlo por no dormir.

—Sé que estás ahí afuera, entra ya —Pietro habló desde la sala al oír los pasos de Wanda detenerse frente a su puerta.

La puerta se abrió de forma lenta revelando a la sokoviana. Ella sonrió y entró cargando un recipiente de cristal que contenía galletas, de esas que a Pietro tanto le gustaban.

—Supuse que estarías despierto —cerró la puerta con cuidado y lo observó sentarse. —Te traje galletitas —arrugó su nariz tiernamente.

Pietro sonrió cálidamente y en segundos se posó frente a su hermana, besó su frente y robó una galleta llevándola a su boca para degustarla.

—Se dice gracias —regañó Wanda al verlo tomar un par de galletas más.

—Gra... ci.. as —él habló con dificultad masticando las galletas.

Wanda negó al ver esto y justo cuando iba a regañarlo por hablar con la boca llena, Pietro le arrebató todas las galletas y corrió hasta el sofá.

La chica lo siguió y se sentó. Tomando la manta que siempre reposaba sobre el respaldo del sofa se cubrió y cubrió parte de las piernas de su hermano, quien no paraba de comer las galletas.

—Oye, guardame algunas —ella le quitó el recipiente y también tomó unas cuantas.

Suspirando, Pietro pasó un brazo detrás de los hombros de Wanda y ella se acurrucó junto a él.

—¿Recuerdas cuando estabamos en el orfanato y no podía dormir? —ella lo miró de reojo.

—Claro que lo recuerdo. Solíamos escabullirnos al ático y yo me robaba las galletas de la cocina —rio recordando.

Ella se unió a las risas suaves. Recordó las veces que habían pillado a Pietro robando las galletas y le habían puesto como castigo trapear las habitaciones y barrer el patio él solo, ya que obviamente jamás la mencionaba para evitarle a ella los castigos.

—Pues hoy hice eso. Me robé las galletas de Tony —Wanda mordió un trocito.

—Eres la mejor hermana que pude desear —besó su mejilla.

—Obviamente lo soy, no hay nadie mejor que yo. Excepto tú, por supuesto.

Pietro sonrió y guardó silencio. En otra ocasión talvez habría bromeado y fanfarroneado, pero hoy no tenía ánimos. Wanda notó eso y no quiso forzar nada, así que también permaneció en silencio escuchando el crepitar de la chimenea que estaba en la esquina del salón de estar.

—Antes de la misión... —comenzó Wanda. Él la miró. —antes de la misión te pregunté si algo pasaba entre tú y Yelena y me dijiste que me lo dirías luego... ¿lo harás?

HOLD ON •𝑀𝑎𝑥𝑖𝑙𝑜𝑣𝑎•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora