Capitulo 17.

3.4K 142 77
                                    

Narra Alice:

Todo mi mundo había vuelto a girar, en un abrir y cerrar de ojos, es como si todo lo bueno que me pasa se fuese a la mierda en su punto más importante.

Habían herido, a Dylltonh frente a mí, me sometían ante el miedo de perder a mis hijos, todo lo que creía ya era blanco, poco a poco se convierte en negro.

Al llegar al aeropuerto, me adentro en una habitación lujosa de aquel jet sabía que quien nos tenía, era de dinero pero no sabía que es lo que quería de nosotras.

Alexader había dejado demasiados enemigos, pero de qué serviría una venganza, con el muerto.

Podían tomar todo el el dinero que ellos quisiesen, solo que no las timaran a ninguno de mis hijos.

Deennh no parecía asustada, desde aquel hombre alto y bastante fornido, la tomo en brazos, era algo extraño a decir verdad.

Pero unas horas después de haber despegado, ella se había quedado dormida, mientras yo trataba de controlar mi desespero por mi otro bebé quien a un está protegido dentro de mi.

El saber, que nisiquiera tenía idea de  dónde nos dirigimos, ni lo que nos harían, nisiquiera que es lo que querían.

Ya que ninguno de los cientos de hombres, que irrumpieron mi boda, lo había dicho.

Lo único que sabía, es que tenía que hacer lo que ellos quisieran, no habría, no pelearia, debía controlarme por mis dos bebés.

Me hundí en mis pensamientos, y sin saber en qué momento, caí en los brazos de Morfeo, en un sueño tan ligero y suave.

Parecía que por un momento el miedo, se había desvanecido....

••••••

No sabía cuánto tiempo había transcurrido, tal vez unas cuantas horas.

Puede sentir como el avión aterrizaba.

Y al paso de unos minutos, un grupo de hombres vinieron por nosotras.

Todos estaban encapuchados y con modificadores para no poder reconocer su voz.

Antes de salir me colocaron un careta para así obstruir mi vista, y pude sentir como subíamos a una camionetas.

Guardaba total silencio, trataba de mantener mi calma, ya que mi hija a un dormía sobre mi pecho.

El tiempo era algo inaudito, perdía la noción, podían pasar horas y no lo lograba sentirlo, la agonía solo llegaba a mi alma.

De un momento a otro, nos habíamos detenido.

- Lleven las a la habitación del fondo.- se escucho una vez, que no graba distinguir

Un hombre me tomo por el brazo y me guío unos cuantos pasos.

De un momento a otra escuché la puerta abirse al caminar unos pasos quitaron con brusquedad la capucha que cubría mi rostro, y sin más salieron, dejándome encerrada a su paso...

Recosté a mi princesa sobre la cama, no quería despegar me de ella ni un solo segundo.

- Todo saldrá bien, mi amor.- hablé mientras acariciaba su cabello.

Iba a continuar, pero el sonido de la puerta abriendoce me interrumpió.

Una señora como de unos 50 entró.

- El señor, me mandó a entregarle esta ropa, mañana por la mañana la llevará a comparar a sus medidas mi niña.- hablo de una manera tan tierna, como si me conociera de años.

•Atada a su sombra.•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora