•Atada a su sombra.•

Capitulo 19.

Narra Alice:

Había llamado bastardo a su propio bebé, a un sabiendo que si era suyo, como puedo amar tanto a alguien, que no tiene corazón.

Siendo tan cruel, algo que me rencoforta es que si llego a morir, el amarás y cuidara a mis hijos.

Mis pensamientos se fueron, al acabar de ducharme algo en mi no estaba tranquilo, sentía una sencion no tan agradable.

Ignore mis pensamientos y mis emociones, camine al vestidor y me coloque el vestido para aquella reunión.

Era una mezcla sexy, pero elegante, me peine y maquille ligeramente.

Salí con dirección a la habitación de Deennh, la arrparia para que pudiese dormir.

- Mamiii a none vas tan linda- pregunto al meterse en la cama.

- Mamá irá a una cena con papá y un amigo- hablé lindamente.

- ¿Mañana al despertar te veré mami?.-

- Así es mi amor, estaré para llevarte a tus clases de ballet, ahora descansa cielo.- le dije mientas besaba su frentes y cubría su pequeño cuerpo.

A los pocos segundos, sus pequeños y hermosos ojos se cerraron, haciandola entrar en un sueño cálido y cómodo.

Salí cuidadosamente de su habitación, y camine con rumbo a los escalones.

Ya que todos me estaban, algo en mi se llenaba de emoción el saber que vería nuevamente a Christopher.

Al llegar pude ver cómo Alexader hablaba con Christopher, mientras que Danielle hablaba por teléfono.

Al notar mi precencia sentí ambas miradas sobre mi, a los pocos segundos Christopher, se hacerca a un costado de las escaleras.

Esperaba a que yo acabara de bajarlas, y cuando lo hice, volví a escuchar su voz gruesa que tanto me hacía fantaciar.

- Te ves realmente preciosa.- hablo tiernamente.

Sentí como mis mejillas ardían, de los rojas que probablemente estaban.

- Puedo decir, que eres realmente apuesto.- hablé dedicándole una sonrisa.

Pude sentir como la mirada de Alexader nos asesinaba, se sentía pesada y fría.

El carraspeó de su garganta, nos interrumpió bruscamente.

- Es hora de irnos- hablo fríamente.

A lo lejos pude ver cómo tomaba a Danielle por la cintura y comenzaban a andar.

Al igual que lo hice con Christopher, subiendo a las elegantes y lujosas camionetas, que nos llevaría a aquella cena.

Todo el trayecto conversaba con Christopher, mientras el hambiente se sentía tensó al castado de Alexander.